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Las terapias de tercera generación se orientan hacia la concepción de que cuerpo y mente son un conjunto que se debe tener en consideración por igual y no de forma separada. Las terapias EMDR y el Brain Spotting son dos de las técnicas que más auge están teniendo y, aunque parten de la misma base, su praxis muestra diferencia.

Ambas terapias buscan la reconciliación del cuerpo con la mente, a fin de sanar los síntomas sensoriales que puede expresar el cuerpo ante estímulos del día a día que recuerden un trauma, conflicto o problema del pasado. El objetivo es claro pero, ¿cómo llegan a él? Anteriormente hemos explicado que ambas técnicas permiten al paciente llegar al recuerdo del trauma en un estado consciente mediante la estimulación bilateral.

Esta técnica, que simula el estado cerebral de la fase REM – fase en la que el cerebro ordena y archiva los recuerdos y experiencias – permite reproducir el estado de “archivado” de los recuerdos y llegar a ellos. En especial, llegar a los recuerdos traumáticos que no han sido procesados y han quedado atrancados, a la deriva. La estimulación bilateral se puede realizar de varias maneras – visión, tacto o audición – y en ambos casos, EMDR y Brain Spotting, el foco de atención se pone en la estimulación auditiva.

Llegados a este punto, ya encontramos diferencias. El EMDR practica la estimulación auditiva mediante sets sonoros que se van alternando durante la sesión. El Brain Spotting, en cambio, mantiene el sonido de forma latente durante toda la sesión. Esta estimulación se practica mediante el uso de unas grabaciones que el terapeuta facilita al paciente a través de unos auriculares, que mantendrá puestos hasta previo aviso.

El hecho de que una técnica use más contenidamente la estimulación auditiva que otra tiene sus porqués. El EMDR, al basarse en sets no continuos, se recomienda a pacientes que están en una fase inicial de tratamiento y, por ende, más débiles. En cambio, el Brain Spotting, en tanto que es constante, es mas efectivo, directo y profundo, por lo que se orienta a pacientes que ya tienen un trabajo de fortalecimiento interior previo y que poseen las herramientas necesarias – que ha brindado el terapeuta – para una vez entrar en estado de estimulación bilateral, ser capaz de controlar los síntomas, reacciones e impulsos que se puedan suceder durante la sesión, siempre con la ayuda del terapeuta.

En el punto de mira

Más allá de la estimulación auditiva, la diferencia por antonomasia entre el EMDR y el Brain Spotting es que ésta segunda terapia va más allá. El Brain Spotting complementa la estimulación auditiva con la teoría del brain spot.

Distintos estudios demuestran que el trauma queda anclado en un área cerebral que conecta directamente con el punto de mira que enfocamos durante la experiencia que resultará traumática. Esto es el brain spot, una puerta de entrada visual y ocular al recuerdo que ha quedado estancado.

Encontrar el brain spot es un ejercicio generalmente del terapeuta, aunque se puedo hallar de dos modos:

– De forma espontánea. Cuando hablamos de alguna experiencia siempre tendimos a echar la vista hacia algún punto concreto sin ser conscientes. Eso es porque buscamos el brain spot que se asocia al recuerdo. En una sesión terapéutica ocurre lo mismo y cuando el paciente verbaliza su trauma o experiencia vivida, el profesional debe ser hábil para detectar ese punto de mira, el brain spot que le servirá de clave de acceso al trauma.

– De forma forzada. Otra técnica puede ser guiar al paciente a encontrar en el entorno de la sala el brain spot en cuestión. Se motiva al paciente a hablar del trauma, por doloroso que sea, mientras el terapeuta va guiando su mirada con una vara. Mientras expresa el trauma y va centrando su mirada en distintos puntos, el paciente siente corporalmente distintas sensaciones. Cuando se ubica en una sensación desagradable, ya se ha encontrado el brain spot que se tendrá en cuenta para el resto de sesiones.

Preparación necesaria: herramientas terapéuticas

Llegar al estado de la estimulación bilateral y del trabajo con el brain spot ya encontrado requiere su tiempo. No es un «aquí y ahora». Antes de alcanzar este punto y empezar a trabajar la conexión mente-cuerpo, el paciente debe «entrenarse» con las estrategias que le ofrecerá el terapeuta a fin de que pueda serenarse en caso de padecer un descontrol de las sensaciones durante la práctica de la estimulación y el brain spotting. Y esto implica un buen trabajo.

Una de las principales estrategias es la del lugar seguro o anclaje. Esta estrategia consiste en asociar una palabra clave y un espacio como rincón seguro. Esta asociación es un vínculo cerebral que se desarrolla como respuesta a un estímulo-respuesta. Se trata, pues, de que entre el paciente y terapeuta se decida una palabra y un lugar y, mediante ejercicios cognitivos, el paciente integre que ésa palabra concreta y ése lugar concreto son de máxima seguridad. Para activar esta estrategia el paciente deberá poner en práctica su integración en casa. De este modo, una vez en terapia y practicando la estimulación bilateral – y el brain spot – el terapeuta podrá «rescatar» al paciente, en caso de estar entrando en una situación de sufrimiento grave, y llevarlo hacia ese lugar seguro pactado.