En estos últimos meses nos han llegado a consulta numerosos casos de niños casi “abducidos” por el poder de un videojuego: Fortnite. Desde Martina, la niña que nos ha enamorado a todos, con una somatización de la ansiedad por tantas horas de “vuelo” con el Fortnite hasta Adrià, el jovencito con terribles explosiones de rabia cada vez que se le impide seguir jugando.
El poder de Fortnite: por qué tu hijo está «enganchado» (y tú no sabes qué hacer al respecto

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Realmente, el confinamiento y la pandemia tampoco es que lo haya puesto fácil. Niños hiperenganchados e hiperestimulados durante horas y durante meses que, además, se pasaron un curso haciendo clases online, ha llevado hasta la situación.
No son pacientes fáciles porque no es sencillo decirle a un niño que debería jugar menos, que te crea, te haga caso y lo interiorice lo suficiente como para sacrificar su rato de ocio, su nivel 62 cuando su amigo tiene un nivel 75 o dejar de tener un sentimiento de pertenencia a un grupo que, de otra manera, quizás no tiene.
Pero vamos por partes.
Pero, ¿qué es el Fortnite?
En realidad, el videojuego se llama Fortnite: Battle Royale, que es la forma de multijugador online. En principio, todo parece muy sencillo: los jugadores tienen que construir fuertes usando los materiales que encuentran alrededor suyo. Hasta ahí bien, ¿ no? La cuestión es que, cuando no les encuentran, pueden saquear a otros jugadores o a suministros, aprovecharse de la caída aleatoria de los mismos o buscar los cofres que se encuentran por todo el mapa.
Al mismo tiempo, cada jugador puede lootear, es decir, registrar lugares para buscar armas para la lucha ¿esto ya suena diferente, verdad? Por tanto, si resulta que coincides con un jugador, tienes que dispararle y, si es posible, eliminarle para que te aparezca en la parte derecha como eliminado, todo ello en mitad de una tormenta que cerca la distancia cada vez y, ya que estamos, pues va y genera ansiedad.
Cada partida dura unos 15 minutos pero, sería demasiado fácil, el juego no se acaba sino que vuelve a empezar otra partida.

Fornite, ¿causa adicción o no?
Efectivamente, es un videojuego que puede causar adicción por diversas causas:
- Si el jugador cumple los objetivos de cada partida, se le refuerza positivamente con recompensas. Además, existen desafíos semanales que sirven para vestir al avatar de cada uno de los jugadores, porque también da puntos y, se tiene que llegar a 100 al final de cada temporada.
- Hay recompensas inmediatas que, muchas veces, son aparentes. En todo caso, son aquellas que llevan a que el personaje tenga una apariencia determinada, es decir, como si tuviéramos un coche de lujo o ropa de marca. Estas recompensas se obtienen al eliminar a los otros jugadores pero ello, en si mismo, ya es una recompensa.
- El niño juega con sus iguales, habitualmente, compañeros del colegio, con los cuales asimismo comparte videos que “enseñan a jugar”, es el tema de conversación en los recreos… Con esto se introduce al niño a la “pertenencia a un grupo” que, en sí, no tendría nada de malo, a excepción de cuando el que no juega o no tiene ordenador es el “raro”, se le diferencia y se aísla. Y, allí, ya hablamos de otras cosas…
- El sentido de la “maestría”. Bien, supongamos que ya estamos dentro del grupo. Ahora se trata de ver a qué “nivel” conseguimos llegar. Para ello, se establece una competitividad entre los jugadores – muchos de ellos, niños de edades para los cuales este juego no está recomendado – Y diréis, “bueno, la competitividad no tiene nada de malo” , efectivamente, esto es cierto hasta que para llegar a tener un nivel superior al otro, o para llegar a ser el “maestro “ o, lo que es lo mismo, “el líder”, se sigue jugando y jugando, más horas de las que deberían hacerlo, adoptan posturas o palabras de otros jugadores que, de otra manera, nunca usarían o, todavía peor, si los límites establecidos por padres producen explosiones de rabia y, más allá, somatizaciones de la ansiedad.
- Es un juego gratuito, en principio, pero si se quiere tener un juego más completo, divertido y adaptado a los deseos, existe la versión Premium. En ocasiones, si los padres están en contra, los niños se guardan dinero recibido en sus celebraciones de cumpleaños o de Navidad para comprar la “tarjeta” que les da el pase a una experiencia a la que dedicarán todavía más horas con una clara interferencia en su vida familiar, social y una disminución de su rendimiento académico.
¿Puede tener consecuencias en mi hijo pasar muchas horas en Fortnite?
Ante todo, si tu hijo es menor de 13 años, NO debería jugar al Fortnite porque los juegos de plataforma multijugador online no están recomendados para menores de 13 años. No obstante, la práctica clínica nos dice que, actualmente, hay niños hasta menores de 9 años que están jugando al Fortnite.
En cualquier caso, debe estar atento ante la posibilidad de aparición de los siguientes problemas:
- Trastornos de conducta. En estos juegos de plataforma multijugador online, cuando los niños piensan que están aumentando su maestría o, por el contrario, se sienten aislados y menospreciados por otros jugadores, segregan más adrenalina. La expresión externa de la rabia aumenta y pueden llegar a decir cosas que normalmente no dirían. Sin embargo, los padres debéis saber que las reglas de conducta que consideréis convenientes para vuestros hijos, siguen vigentes, por mucho que esté jugando ya que, de lo contrario, se corre el riesgo de confundir el mundo virtual con el real y, por tanto, generalizar este comportamiento a otros contextos.
- Ansiedad. En general, todos los videojuegos producen ansiedad, tampoco se trata de que el Fortnite se lleve todas las “culpas”. En el caso de los niños que están jugando a dicho videojuego, el hecho de no conseguir los objetivos del juego o de ser interrumpido durante la partida producen reacciones de rabia, insomnio y, además, se inicia la aparición de sintomatología depresiva, en algunos casos. En cualquier caso, y de nuevo, ello tiene consecuencias en la vida personal, familiar y social del niño e incide en su rendimiento académico.
- Somatizaciones. Si la ansiedad se eleva por encima de cierto umbral, empiezan a aparecer las somatizaciones psicológicas, generalmente, en forma de dolores abdominales o cefaleas. Por otra parte, estas somatizaciones – que son absolutamente reales; el niño ni miente ni “inventa” – cumple con un rol efectivo; si el niño está “enfermo”, entonces, no puede ir al cole y, por tanto, se queda en casa y, entonces, tiene más tiempo para jugar.
- Autoestima. Repercute en su propio autoconcepto ya que, en lo que dura una o dos partidas, pasa de ser “casi un maestro o líder” y reírse de los que pierden, a estar en la posición contraria.
- Insomnio. Esta es una de las consecuencias más importantes en este caso que se trata de cumplir objetivos ya que si el hecho de conseguirlo lleva asociado un incentivo ya sea en un nivel superior, en el reconocimiento de los otros compañeros… y el incentivo desaparece si no se cumple el objetivo en un cierto tiempo, ¿qué es lo que desea el niño? Jugar para cubrir su incentivo, es decir, su deseo de ser el “maestro” o de tener el reconocimiento de los demás jugadores.
¿Cuánto tiempo de juego online es excesivo?
Según la Asociación Americana de Pediatría, antes de los 18 meses debe haber una ausencia total de cualquier tipo de pantalla – a no ser, en estos tiempos de pandemia, para hacer videollamadas con familiares a mucha distancia – y entre lo 2-5 años, el límite estaría en, como máximo, una hora al día, acompañado de los padres y alternándolo con otras actividades de calidad y al aire libre y teniendo en cuenta siempre que “cuanto menos tiempo, mejor”.
A partir de los 6 -16 años, lo más adecuado sería tener un equilibrio pero resulta complicado llegar al mismo ¿qué hacemos? Lo más correcto sería hacer dos bloques de dos horas, como máximo, los fines de semana o días sin actividad escolar y nada el resto de la semana.
Pero también es importante que cada uno de los padres valore adecuadamente su caso y ponga los límites que crea oportuno; así los padres de un menor que ya presenta sintomatología asociada deberían, como máximo, hacer dos bloques de una hora durante el fin de semana y en días festivos – mañana y tarde -regular adecuadamente las horas de sueño y tener en cuenta si ha cumplimentado todas sus tareas académicas y caseras, antes de acceder a cada uno de los bloques que, en ningún caso, se deberían alargar.

¿Qué señales de alarma debe tener en cuenta?
Aparte del tiempo que le dedique al Fortnite, las señales de alarma ante un posible consumo abusivo del videojuego son:
- El niño presenta ansiedad por jugar.
- Ha intentado repetidamente jugar menos tiempo pero no lo ha conseguido.
- Intenta engañaros para jugar más. Por ejemplo, cierra la puerta de su habitación porque dice que va a estudiar.
- Se presentan cambios en el comportamiento y/o en el carácter.
- Aparecen problemas de relación interpersonal y, especialmente, conflictos.
- Su tiempo libre sólo esta ocupado por el Fortnite y no quiere hacer actividades con la familia o actividades necesarias.
Pautas para padres
- El niño debe jugar en un espacio común de la casa como, por ejemplo, el salón, a la vista de todos pero nunca sólo, en su habitación. Así, nos aseguramos de saber con quién hablan , de qué y en qué forma.
- Se puede establecer la habitación del niño como la “área del sueño” lo cual implica que, tanto él como el resto de los miembros de la casa ( sois su mejor ejemplo) tendríais que dejar todo tipo de dispositivos, incluyendo móviles y tablets o ipads, fuera de la habitación. Algunos padres, prefieren guardarse ellos en su habitación estos dispositivos hasta el día siguiente pero, entonces, se pierde el valor del ejemplo o modelado positivo. De esta manera, también les mostramos que uno no debe encerrarse en la habitación, delante de una pantalla, cuando está experimentando emociones negativas porque así no sólo no disminuye su malestar sino que aumenta.
- Lo mismo sirve para las comidas y cenas, de manera que la mesa debe ser un lugar de encuentro y de conversación pero no llevar la comida al niño a la habitación porque esta jugando o que cene a otra hora para que acabé la partida… Lo importante es establecer horarios, rutinas, hábitos y, sobre todo, límites.
- Como ya he dicho, se deben establecer límites en el tiempo de uso. Es importante que el niño entienda que son los padres quienes establecen las normas por lo que respecta a los horarios , días de uso, tiempo e, incluso, en casos ya más serios, a la existencia de una hora determinada para apagar el wifi.
- Nunca se debe usar el Fortnite como una motivación para que estudie o haga las tareas escolares; el niño debe entender que debe hacerlo porque es su trabajo o su “parte del trato”.
- Aunque el fin de semana tenga más tiempo libre, esto tampoco justifica que se pase todo delante del Fortnite. Es más, padres e hijos deben compartir ratos de juego juntos y un espacio de interacción donde conversar, hacer planes o actividades todos juntos para fomentar la unidad familiar que, en ocasiones, se resquebraja en estos casos.
- Debe tener un tiempo semanal para practicar algún deporte.
- Si el niño ya tiene antecedentes de ansiedad, miedos, fobias, tics… debería evitar jugar al Fortnite.
- Establece límites y asegúrate de que tu hijo los tiene claros.
- Si notáis cualquiera de las señales de alarma mencionadas o que vuestro hijo empieza a tener un comportamiento diferente al normal, buscad ayuda de un psicólogo infantil quien le ayudará a él pero, también, a vosotros.

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