expat lifeCada día son más las jóvenes que se ven obligados a tomar la decisión de salir de casa para enfrentarse a una nueva vida a kilómetros de sus hogares. No es una decisión fácil pero pesa más la oportunidad de lo que está por llegar que lo que se pierde en el camino.

Salir fuera en búsqueda de oportunidades laborales es una de las alternativas a la falta de empleo más normalizada por la población joven de nuestro país en los años. En ocasiones la determinación llega de forma natural y acompañada de la ilusión de emprender un nuevo viaje, una nueva aventura.

Sin embargo, para algunos, marcharse de casa supone casi una obligación y una lucha interior contra los sentimientos de culpabilidad y los miedos que se generan. En Siquia lo vivimos muy de cerca dado que muchos de los pacientes atendidos por nuestro equipo de psicólogos online residen lejos del hogar.

Por qué nos sentimos culpables a pesar de que tomamos nuestras propias decisiones

La edad adulta no llega exenta de responsabilidades. A las decisiones propias de la vida, se suma el cuidado que requieren unos familiares mayores. A veces son los padres, a veces los abuelos, otras es simplemente el hecho de no ver crecer a hermanos o sobrinos. De alguna manera, es normal la frustración.

El bienestar que genera el poder hacer nuestra vida y ser independiente choca con el sentimiento de abandono con el que no contábamos.

El problema pasa por la forma en que interpretamos los hechos. Nadie deja de lado o abandona a su familia. Es un proceso, que aunque a veces se vea forzado o adelantado por las circunstancias, es completamente natural.

Reorganiza el vínculo con tu familia en la distancia

No se busca alejarse de los padres cuando se toma la decisión de irse a vivir a otra ciudad u otro país, ni mucho menos. Es cierto que comienza una etapa diferente y que ahora deberás reorganizar los vínculos que tenías con tu familia. Toca ser proactivo. 

Crea nuevas rutinas que favorezcan el contacto y que el cariño se sienta cerca.

Llama regularmente a tu familia. Whatsapp está bien pero escuchar su voz o una videoconferencia están mucho mejor.

Involúcrate en su día a día. Conoce sus preocupaciones, las soluciones, que está pasando.

Programa visitas siempre que puedas. Es el sino del expatriado, gastar tus vacaciones visitando a tu familia en lugar de hacer viajes largos a nuevos países. Da cierta rabia pero priorizar lo que realmente es importante te hará sentir mejor a la larga. Habla con tu familia y expón tus opciones. De hecho, igual podáis coordinar escapadas para veros en otros puntos del planeta en lugar de en casa. Así tú podrás viajar y ellos verte, que al final es lo que quieren.

Envía regalos las fechas señaladas. Ahora con las tiendas online no hay excusas, y son detalles que no se olvidan.

No ocultes tus miedos. Hacer pensar a la familia que todo está bien tampoco es sano. Cuando se acumulen tus temores, mentiras o hechos que te suceden, te sentirás más lejos que nunca de tu familia. Y lo peor es que ellos no han elegido esa relación. Prefieren saber de ti, cuidarte, apoyarte. Evitarás que surja sentimientos de impotencia o que ellos se sientan mal si algún día se enteran de lo ocurrido.

Confía en el entorno de la familia. No pierdas el contacto con las personas más cercanas a tus familiares. De esta manera tendrás una segunda opinión de las emociones de tus padres y hermanos.

Crea un plan de emergencia. Explica a tus padres qué vas a hacer si te necesitan. Cuánto tardarás en llegar, cómo te pueden contactar, tus horarios, dónde trabajas… así estarán más tranquilos porque saben que estarás siempre que te necesiten.

No eres más egoísta por no cuidar de tus padres ancianos

Independizarnos y salir de casa no nos hace egoístas ni responsables de nada, salvo de una cosa: buscar nuestras propias metas. Debemos de ser conscientes de que la vida está formada por diferentes etapas y una de ellas es la que marca nuestra salida de casa.

No estamos dejando solos a nuestros padres, porque esa no es nuestra meta. En la medida de nuestras posibilidades seguiremos volviendo a casa, velando por ellos desde la distancia o ayudando económicamente cuando nos sea posible. Mientras tanto tocará hacer nuestra vida y crecer personalmente.

Asimismo, hay ciertas estrategias que nos pueden ayudar en el proceso de cambio, haciéndolo más llevadero:

  • Ser claros. Hablemos con la familia y expliquemos de forma honesta y sincera el porqué de nuestra partida. No se trata de pedir permiso, sino de aclarar los motivos.
  • Organizar con tiempo detalles como los papeleos bancarios, facturas, posibles temas de salud o cuidados si nuestros padres son mayores o están enfermos.
  • Prepara sus móviles y ordenador. Nos vamos del país, así que de ahora en adelante la única forma de comunicarnos será mediante la tecnología. Dejar a nuestros padres al día con Skype será muy necesario
  • Escucharlos, oír sus consejos y hacerlos partícipes de nuestra nueva aventura.
  • Seguir viviendo el día a día en la distancia como lo hacíamos en casa. Hablar a diario con ellos, contarles nuestros problemas y las cosas buenas que nos suceden. No perder la comunicación.

¿Resides fuera y te gustaría contar con apoyo emocional? En Siquia te ofrecemos una sesión gratuita. Déjanos tus datos y te contactamos para proponerte una primera sesión de terapia online.