Este tipo de peticiones en ofertas de trabajo es cada vez más frecuente. De un tiempo a esta parte parece que el trabajo en equipo se ha convertido en una herramienta indispensable para desarrollar cualquier trabajo e, incluso, para poder acceder a él.
«Se busca trabajador cualificado para desarrollar proyecto de ámbito nacional. Imprescindible que esté habituado al trabajo en equipo».
No son pocas las entrevistas de trabajo en las que se emplean dinámicas grupales para evaluar las capacidades de trabajo en equipo de cada uno de los candidatos y, en base a ellas, tomar una decisión sobre la contratación.
Pero el trabajo en equipo no está presente sólo en el ámbito laboral, por supuesto. El trabajo en equipo es una constante a lo largo del desarrollo de una persona, en prácticamente todos los ámbitos de su vida: en el colegio, en el deporte, en la universidad, cuando se prepara un regalo en grupo para un amigo, cuando se trabaja en pareja para mejorar la educación de los hijos, etc.
El ser humano es un ser social, necesita de la interacción con otros iguales para construir y avanzar. El trabajo en equipo hace que cada individuo dentro del grupo se alimente de las ideas de los demás, fomentando la creatividad y llegando a lograr proyectos mucho más completos y eficaces.
Pero no siempre es fácil trabajar en equipo, sobretodo cuando el equipo no ha sido escogido, sino que ha sido impuesto por necesidades concretas, ya sea un proyecto de trabajo en el que hay que colaborar con otros departamentos, o un trabajo universitario en el que, por sorteo, se han adjudicado los grupos.
Para trabajar de forma cómoda y productiva en grupo, lo más importante es tener claro el objetivo que se persigue. Una vez establecido éste, habrá que poner en marcha una serie de recursos personales para poder aportar el máximo al proyecto sacándole, a su vez, el máximo partido.
Sé asertivo
La definición de los objetivos es la clave para un buen trabajo en equipo. Es importante que, en todo momento, te sientas cómodo con lo que se propone en el grupo y puedas expresar tus opiniones abiertamente.
Por lo general, en casi todos los grupos hay diversos roles muy marcados. entre ellos, el más destacado suele ser el rol del «líder», que no es necesariamente asignado de una forma justa, sino que, muy a menudo, es asignado de forma natural a aquél que parece llevar siempre la voz cantante.
No esperes a que haya pasado algo de tiempo, sé asertivo desde el primer momento. Expresa tus dudas, tus reticencias y tus opiniones de forma abierta y sincera.
No te preocupes si el resto del grupo parece no compartir tu opinión, ya la discutiréis, pero es importante que todos sepáis qué piensa cada uno y cómo decidiría encarar la situación. A partir de la sinceridad de cada uno podréis empezar a construir el proyecto de una manera realmente colaborativa.
Deja las diferencias personales de lado
Estáis trabajando para construir un proyecto en común, y debéis ser asertivos y opinar todos sobre las cosas que se van llevando a cabo. Pero no puedes dejar que las rencillas personales se interpongan en la comunicación entre el grupo.
Si tienes alguna diferencia personal con algún miembro del equipo, estaría bien que, antes de iniciar el proyecto, pudiérais solucionarla o hablarla claramente.
No se trata de que todos los integrantes del equipo sean amigos, por supuesto, se trata de intentar asumir que todos y cada uno de ellos puede aportar algo valioso para el resultado final.
No te comprometas a lo que no puedes
Es fácil caer en la tentación de asumir responsabilidades que están fuera de nuestro alcance cuando estamos trabajando en equipo. La presión de grupo tiene mucho que ver en este comportamiento.
La presión grupal puede hacer que te sientas obligado a hacer cosas que no quieres, no puedes o no sabes hacer. Intenta que esto no pase, ten claro en todo momento qué es lo que puedes aportar realmente al grupo y a cuánto te puedes comprometer.
Si hay alguna cosa a la que ya te has comprometido y que te das cuenta de que no puedes realizar, háblalo con tus compañeros y encontrad una solución que vaya en favor del grupo.
Valora los esfuerzos de tus compañeros
Conviértete en motivador del equipo. Anima a tus compañeros con sus avances, por pequeños que te parezcan, o por sencillos que sean.
Debes partir de la base de que todos los integrantes del grupo estáis trabajando codo con codo para llegar a una meta común, por lo tanto, intenta valorar los esfuerzos de todos y cada uno de tus compañeros, animándolos así a que continúen.
Valora también tus propios esfuerzos; en un grupo, el que más hace no es necesariamente el que más aporta, hay veces que con una pequeña acción o idea se puede cambiar por completo la dinámica del grupo y hacerlo más eficiente.
Ten confianza en los esfuerzos de todos.
Pide ayuda
No eres un súper humano. No puedes con todo. Ten esto muy claro siempre que estés trabajando en equipo. Es fácil, en ocasiones, sentirse hiper-responsable e intentar asumir y controlar todo lo que sucede en el grupo.
Aprende a delegar tareas, a pedir ayuda con aquello que no puedes hacer o que no sabes hacer. Ten muy en cuenta las posibilidades que te ofrece trabajar en grupo para aprovechar al máximo los conocimientos de cada uno de tus compañeros. Intenta exprimirlos, en el mejor sentido de la palabra, y aprender de ellos.
Pedir ayuda no te hace vulnerable, es un reflejo de la necesidad y las ganas de aprender. En Siquia te podemos ayudar con terapia presencial y psicología online.
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