¡Es imposible vivir con mis hijos adolescentes!

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Cierto es que muchos padres nos hacen llegar consultas a Siquia o vienen a la consulta presencial en un estado de casi desesperación ante la batalla que, día sí y día también, viven en casa con sus hijos adolescentes. Es fácil que estos padres digan cómo se han perdido el respeto los unos a los otros y no saben qué hacer, el estado de tensión continua en el que conviven, se quejan de la falta de comunicación de sus hijos, que no cuenta nada,  mienten  y tampoco participan en las tareas de casa o en las actividades en familia, cómo están ausentes y amenazan con irse de casa. Y en estos casos ¿qué se puede hacer? Os facilito algunas pistas que, quizás, pueden ser de utilidad.

Pistas para disminuir la situación de crisis

Los padres deben tener en cuenta que no les gusta algunas conductas de su hijo adolescente pero que a él – al hijo- le siguen adorando. Es muy importante que seamos conscientes de que no es lo mismo decir “eres un irresponsable” – estamos atacando al hijo- que decir “llegaste a las cuatro de la madrugada sin avisar, eso es irresponsable”, ya que le estamos haciendo ver que su conducta fue irresponsable por diversos motivos.

adolescentes manual de instruccionesEs importante comenzar a buscar soluciones para el problema. Si solo le damos vueltas al mismo, crearemos un bucle que solo generará, cada vez, mayor tensión.

No exageréis ni uséis palabras que tiendan a dramatizar la situación que ya está bastante complicada. En estas situaciones estarían prohibidas las palabras siempre, nunca, jamás, todo, nada, debes, deberías…

La mejor manera de evitar el conflicto es usando expresiones positivas, hablando desde el “me gustaría, creo, pienso, opino, me parece “en lugar de poner la óptica negativa en tu hijo adolescente, con reproches y quejas “es que eres… por tu culpa… si no fueras…” y expresiones semejantes que deben ser evitadas, para llegar a una comunicación asertiva.

Si empezáis una discusión, por ejemplo, por la hora de llegada o por el dinero de bolsillo y esta sube de tono hasta que puede acabar saliiéndose del cauce lógico, lo mejor es realizar un aplazamiento.” ¿Qué te parece si lo dejamos para cuándo vuelvas? Todos lo veremos con más claridad”. Ahora, imaginad que vuestro hijo insiste en continuar con la discusión: “sí, pero nosotros sí necesitamos un tiempo para pensar, así que lo vamos a dejar aquí”. Volvemos a lo que dijimos en artículos anteriores. Seguís siendo los padres, eso no significa que debáis imponer, también tenéis una opinión que debe ser respetada ya que si vuestro hijo quiere respeto, debe aprender a respetar.

¿Se puede volver a “conectar”?

¡Por supuesto! Se puede y se debe reconectar, especialmente a nivel afectivo. Para poder conseguirlo es necesario seguir estas pautas:

  • Los padres deben ser capaces de poder ver todos los aspectos positivos de sus adolescentes y que estos pesan más que los negativos. Cierto es que estar en una discusión constante genera un ambiente de resentimiento y de conflictividad que en nada ayuda a tener esta visión.
  • A pesar de que los hijos adolescentes puedan tener conductas disruptivas de cualquier tipo, incluyendo agresividad, desafío, oposición e, incluso, una mezcla de ellas, los padres deben ser capaces de volver a sentir por sus hijos, amor, ternura y esperanza de que todo mejorará con el esfuerzo conjunto más la ayuda profesional necesaria.
  • Si los propios padres no están llenos de las emociones comentadas por sus hijos, será difícil que mantengan la actitud activa y positiva necesaria durante el tratamiento de tu hijo.

Formas de comunicarse con un adolescente

Una buena comunicación con “tu adolescente”, pasa por diversos parámetros:

Hay que ser empáticos. ¡Cuidado! La palabra “empatía” se usa con bastante ligereza pero no todos los que se definen como “empáticos”, lo son y, tampoco, los que no se definen, no lo son. ¿Os he liado? Veamos, la empatía es un constructo formado por cuatro partes que son:

  • Adopción de perspectiva. Hace referencia a la capacidad intelectual o imaginativa de ponerse uno mismo en el lugar de otro.
  • Comprensión emocional. Se refiere a la capacidad de reconocer y comprender los estados emocionales, las intenciones y las impresiones de los otros.
  • Estrés empático. Capacidad de compartir las emociones negativas de otra persona.
  • Alegría empática. Capacidad de compartir las emociones positivas de otra persona.
  • También se debe ser asertivo, es decir, debe existir la capacidad de expresarse libremente, de una forma clara y sencilla, en el momento justo, con respeto tanto a vosotros como a vuestro hijo, siendo directos- pero no bruscos-, honestos. La asertividad es saber mantener vuestro equilibrio emocional porque así se lo podéis enseñar a vuestro hijo, hablando pero sabiendo escuchar, con un buen uso tanto del lenguaje verbal como no verbal, para ir hacia una comunicación lo más positiva posible.
  • Sin juzgarle. Debéis explicarle a vuestro hijo lo que os disgusta de su conducta, sin emitir juicios de valor acerca de vuestro hijo o de su sentimientos, aunque si podéis decir lo que os gustaría que hiciera en su lugar. Por ejemplo, habéis “pillado” a vuestra hija con un grupo de amigos – que ya le dijisteis que no os gustaban – y fumando “porros”. Estaría bien que le dijerais “entendemos que estás en la edad de probar,  pero ya te dijimos que para nosotros este grupo no es recomendable y, a medio plazo, la marihuana te puede producir más daños que beneficios”. Sin embargo, sería inadecuado decirle “te vas a convertir en una ‘porreta’ como tus amigos”. En este último caso, estáis etiquetando a vuestra hija solo por el hecho de haber probado una sustancia , pero no le dais razones por las cuales no debería seguir sino que estais juzgando lo que siente. Eso provocará que siga repitiendo el mismo comportamiento.

Pautas de negociación con un adolescente

Las negociaciones con los adolescentes suelen ser duras: ¿me dejas la moto? ¿puedo llegar de madrugada? ¿puedo irme de fin de semana con mi novia a la playa? ¡no quiero estudiar más! ¿por qué tengo que ir al psicólogo?, ¡quiero hacerme un tatuaje en la espalda!.

Como padres debéis aprender a guiaros para no perderos vosotros mismos, ni vuestra propia salud emocional ni, por supuesto, vuestra autoridad como padres, cuando el conflicto se inicia.

Desde aquí, alguna ayuda, por si os puede ser útil:

  • Lugar y momento idóneos. Si vas a iniciar una conversación con tu hijo acerca de su conducta agresiva, quizás el coche y mientras estás conduciendo, no es el lugar ni el momento ideal, ¿verdad? Escoged un momento a solas – en casa aunque, en casos de agresividad, también es apropiado un lugar neutro como una cafetería, por ejemplo- Si habéis decidido hablar en casa, buscad un momento de tranquilidad – apagad o poned en silencio los móviles y haced saber a alguien que os pudiera necesitar que vais a estar ocupados. No pongáis música de fondo ni la televisión. Solo si no tenéis luz natural, escoged una luz tenue.
  • Inicia el tema con una frase, deja un silencio y espera la reacción. Volvemos al mismo ejemplo, queremos hablar de la conducta agresiva de nuestro hijo que ha comportado expulsiones reiteradas del colegio, problemas con la policía y con la comunidad. No vamos a decirle todo esto de una sola vez, podemos empezar con “mamá y yo queremos hablar contigo acerca de tu conducta”. De hecho, con esta frase, haces un resumen rápido de lo que va a ser vuestra conversación. Antes de seguir, dejad un silencio, se trata de dar tiempo a vuestro hijo para que sepa cómo afrontar la conversación, para que vea vuestra actitud no es de “ataque” y se muestre algo más predispuesto a escucharos.
  • Escuchadle. Permitid que se explique sin atacarle ni interrumpirle, mirándole a los ojos, asintiendo con la cabeza o tocándole, si es necesario.
  • Nos hemos puesto en su lugar. En cuanto vuestro hijo acabe su explicación, el primer mensaje que le tiene que llegar es que le habéis escuchado. Podéis empezar haciendo un breve resumen de lo que os ha dicho pero sin juzgarle. «Sí, te he entendido bien…”, “ según lo que dices, lo que ocurre es que…”. Es importante que todos sepáis dar nombre a los sentimientos y emociones que habéis tenido durante este inicio de la conversación. De la misma manera, muy importante para seguir con la conversación, marcarle todos los puntos que habéis valorado como positivo, “estoy de acuerdo con…”, “nos ha gustado que dijeras…”.
  • Explicarnos. Podéis hacer saber a vuestro hijo lo que deseáis de él y lo que pensáis acerca de su conducta. Estaría bien hablar desde el “me gustaría,…creo…pienso…me siento…” porque así centráis la óptica en vosotros y no existe posibilidad de que el hijo se sienta atacado.
  • Llegar a acuerdos. Los acuerdos pueden ser totales o parciales. Pensad que si estamos teniendo una conversación con un adolescente con un problema, llegar a un acuerdo parcial significa reconocer que es posible que el adolescente también, tenga parte de razón. Si vosotros, como padres, sois capaces de reconocer que también cometéis errores, os evitareis interminables discusiones con vuestro hijo que, además, no tienen nada que ver con el tema por el cual empezasteis la conversación. Los dos habréis salido ganando ya que habréis aprendido a encontrar soluciones para los problemas que afectan a vuestro hijo, de forma conjunta. Si no conseguís el acuerdo, acabará ganando el adolescente que es quien se os impondrá y llegaréis a una situación de falta total de recursos y herramientas para enfrentaros a vuestro “adolescente”.

¿Necesitas ayuda? Déjanos tus datos y te contactaremos para ofrecerte una primera cita gratis con un psicólogo de Siquia.

Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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