Después de pasar meses encerrados en casa, viendo a través de la ventana un mundo cambiante en el que no parecía haber hueco para nosotros, puede parecer una locura pensar que hay gente incapaz de salir a la calle. Pero es una de las consecuencias de la agorafobia, que, al contrario de lo que piensa la mayor parte de la población, no es exactamente el miedo a los espacios abiertos.
¿Es posible superar la agorafobia?

Se trata más bien de un trastorno de ansiedad cuyos síntomas se desatan ante una posible amenaza que, aparentemente, no deja escapatoria. Como puede parecer una explicación compleja, quizás sea más sencillo entenderlo mediante un ejemplo: imagínate que vas al supermercado y, al verte rodeado de gente, empiezas a sentirte mareado; aunque logras encontrarte mejor, a partir de ahora comienzas a sentir ansiedad ante la sola idea de ir al supermercado, porque temes que vuelva a ocurrir. Eso es agorafobia.
Quienes sufren de agorafobia pueden ver cómo su vida da un giro de 180º por culpa del miedo. Algunos son incapaces de coger el transporte público, de subirse al coche por miedo a un atasco e incluso de salir de casa, por miedo a que la ansiedad les pille desprevenidos fuera de su hogar, donde creen que nadie podría ayudarles.
Imagina que has tenido una experiencia desagradable en público que ha terminado con un ataque de ansiedad o incluso con un ataque de pánico. Puede que tu cerebro asocie la ansiedad con el lugar donde ha tenido lugar, o con el entorno que te rodeaba (por ejemplo, si estabas rodeado de gente, quizás tu mente asocie la ansiedad a las multitudes), algo que se conoce como atribución errónea y que consiste en establecer una relación causa-efecto entre dos sucesos que, en realidad, no están relacionados. Al llevar a cabo esta asociación, tu cerebro identifica dicho entorno como un peligro y, ante la posibilidad de volver, activa el mecanismo del miedo.
Por ejemplo, en la situación actual no es extraño que algunas personas puedan identificar el hecho de salir a la calle con el riesgo de contagiarse de Covid-19. Su cerebro identificará salir a la calle como la causa del contagio, por lo que, ante el miedo a la enfermedad, empezarán a sentir miedo cuando llegue la hora de salir.
Aunque existen evidencias de cierta predisposición genética a la agorafobia, no siempre puede explicarse mediante factores biológicos. El estrés, cuando aparece durante un tiempo prolongado a consecuencia de una situación traumática, puede servir de caldo de cultivo para la agorafobia. Entrenar la resiliencia, esa capacidad para hacer frente a los cambios tan necesaria en un momento como este, puede prevenir la aparición de este trastorno.
¿Quieres saber si tienes agorafobia? Estos son los síntomas
Como hemos explicado, la agorafobia se caracteriza por un miedo intenso provocado por situaciones o lugares estresantes. El miedo es, sin duda, el síntoma principal de la agorafobia y el causante de que muchas personas vean trastocada su vida por la incapacidad de hacer frente a determinadas situaciones.
Además, la agorafobia es un trastorno de ansiedad, por lo que ante la posible amenaza tu cuerpo se preparará para huir aumentando tus palpitaciones, acelerando tu respiración o incluso sudando en exceso. La angustia, las nauseas, los mareos y los temblores también son algunos de los síntomas más frecuentes de la agorafobia.

Si ante el miedo, respondes evitando los lugares que antes frecuentabas, cambiando tus hábitos o incluso encerrándote en casa, entonces lo más probable es que padezcas agorafobia. También es frecuente sentir que no tienes el control de las situaciones, sentirte inseguro o necesitar de los demás para poder hacer frente a tu día a día, desarrollando dependencia con aquellos que te rodean.
Si estás lidiando con la agorafobia, la mejor forma de hacerle frente es poniéndote en las manos de un psicólogo que pueda evaluar tu situación y darte las herramientas necesarias para superar el miedo. Si no te sientes cómodo acudiendo a consulta para realizar terapia psicológica, en Siquia ofrecemos nuestros servicios de manera 100% online. Puedes probar una primera sesión gratis pulsando en el botón de «pedir cita» y rellenando tus datos para que nuestro equipo pueda ponerse en contacto contigo.

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Pedir cita¿Cómo superar la agorafobia?
Aunque la terapia psicológica es la solución más efectiva contra la agorafobia, existen algunas prácticas que puedes poner en marcha tú mismo para superar la agorafobia.
- Entiende el origen y el funcionamiento del miedo y la ansiedad
Es importante reconocer cuál fue el origen de tu agorafobia y comprender de qué forma te afectan el miedo y la ansiedad.
Es común, entre las personas que sufren agorafobia, que sea la propia perspectiva de sufrir un ataque de ansiedad lo que acabe provocando la ansiedad. La agorafobia te sumerge en un círculo vicioso. El miedo a que se vuelva a repetir aquella sensación desagradable es, en muchas ocasiones, lo que lo acaba provocando.
Por eso es importante identificar los signos de la ansiedad para aprender a hacerles frente. Por ejemplo, si eres consciente de que la ansiedad te hace perder el control de tu respiración hasta quedarte sin aire, puedes practicar técnicas de relajación para controlar tu respiración mientras estés sereno, lo que te permitirá ponerlas en marcha cuando la ansiedad amenaza con atacarte.
- Trata de ser realista
Es normal tener miedos irracionales, pero eso no significa que no se les deba plantar cara. Ante la agorafobia, trata de ser analítico: ¿cuántas veces has sucumbido a la ansiedad en ese lugar? Y, en cambio, ¿en cuántas ocasiones has ido y no ha ocurrido nada malo? Al cuestionarte esto, te darás cuenta de que aquel ataque de ansiedad fue mucho más puntual de lo que parecía y que en otras muchas ocasiones no pasó absolutamente nada malo.
Pero además, pregúntate: ¿Qué es lo peor que podría ocurrirte allí? Sea cual sea la respuesta, trata de buscar una solución. Si temes que te falte el aire, aprende a controlar la respiración; si temes marearte, lleva contigo una bebida azucarada y asegúrate de poder encontrar un lugar para descansar cerca de allí.

- Toma el control de tu propio cuerpo y céntrate en lo que estás haciendo
Recientemente, la OMS ha publicado una guía para aprender a gestionar el estrés. Mediante técnicas sencillas que todo el mundo puede poner en marcha, la guía enseña a plantarle cara al estrés. Una de sus propuestas consiste en sacar el foco de atención de tus sentimientos y ponerlo en aquello que te rodea: observa, escucha, huele, saborea o palpa aquello que tienes alrededor. Céntrate en los colores, en las texturas, en los sonidos, en las formas, los sabores y los olores.
Después, reconecta con tu cuerpo, estírate, respira, siente el suelo bajo tus pies. Y cuando lo hayas conseguido, céntrate en aquello que estabas haciendo antes de que apareciese el estrés y pon toda tu atención en ello, hasta que el estrés desaparezca, o al menos hasta que se haga llevadero.
- Intenta perderle el miedo a los espacios abiertos y las multitudes
Como ya hemos explicado, la causa de la agorafobia es una atribución errónea que hace que ciertos lugares o situaciones comiencen a verse como una amenaza. En tu cabeza, puede que relaciones las multitudes, los espacios abiertos o las grandes superficies con la ansiedad, el miedo y la imposibilidad de escapar.
Pero puedes revertir ese efecto haciendo asociaciones positivas. Por ejemplo, si temes a las multitudes, puedes probar a ver un concierto de tu grupo o cantante favorito en YouTube. Si te da miedo ir al centro de tu ciudad porque siempre está llena de gente, busca imágenes bonitas de sus calles en Internet. Así, podrás ir desterrando poco a poco al miedo de los lugares donde nunca debió estar.

Cómo ayudar a alguien que sufre agorafobia
Si alguien de tu entorno sufre de agorafobia, quizás también esté siendo una experiencia desagradable para ti. Muchas veces las personas con agorafobia tienden a descuidar su vida social y puede que te resulte difícil mantener el contacto con ellos. Otras veces, necesitarán depender de alguien para poder llevar a cabo tareas en apariencia tan sencillas como hacer la compra.
Trata de mantenerte a su lado y preocúpate por su bienestar. Asegúrate de que tiene sus necesidades cubiertas y, sobre todo, trata de facilitar la comunicación entre vosotros: es importante que quienes padecen este trastorno puedan exteriorizar cómo se sienten y cuáles son sus miedos. Además, es fundamental que se sientan acompañados, puesto que es muy común que se sientan solos con frecuencia.
Asegúrate de que pueden volver a hacer vida normal poco a poco: acompáñales a dar paseos, a hacer la compra y haz que las salidas sean más largas cada vez. De esta manera, podrá ver que no hay peligros ahí fuera y, además, se sentirá protegido por tu presencia, hasta que pueda hacerlo sin ayuda.
No dejes que se quede aislado, ínstale a hablar con sus familiares o reúnele con su grupo de amigos. Es importante que sus salidas a la calle le permitan hacer acopio de vivencias positivas.
Y, por supuesto, asegúrate de que recibe ayuda psicológica, puesto que su recuperación será más rápida y fácil con la ayuda de un profesional de la psicología.
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