Esther Calvete, psicóloga.

La investigación “Una aproximación psicosocial a la violencia en adolescentes” realizada por el equipo de la profesora Esther Calvete, de la Universidad de Deusto, ha recibido el primer premio a la Investigación UD-Banco Santander en su séptima edición, reconocido con 7.000 euros. El galardón le será entregado el próximo 15 de febrero en una ceremonia que tendrá lugar en la institución académica con la colaboración de Banco Santander, a través de su División Global Santander Universidades.

Entre otros temas como el cyberbulling o las circunstancias y condiciones en las que se desarrolla la violencia de los adolescentes, el estudio explora la prevalencia de actos de violencia física y verbal hacia los progenitores e identifica algunas de sus características familiares.

Esther Calvete, quien afirma que la violencia filio-parental ha aumentado en los últimos tiempos, destaca que existen dos tipos fundamentales de conducta agresiva ejercida contra los progenitores: la que se asocia a la exposición a la violencia intrafamiliar y a menudo convive con otras formas de violencia en el seno de la familia como la violencia de género; un segundo tipo más habitual, que está creciendo y que tiene lugar en ambientes familiares caracterizados por la permisividad y la falta de límites a la conducta de los hijos.

El estudio ha identificado tres factores principales de riesgo para que se den este tipo de conductas: la exposición de los adolescentes a la violencia y el conflicto familiar, bien como víctima o bien como testigo de la misma; la permisividad, falta de supervisión y de límites por parte de los padres y, por último, “las malas influencias” en un momento determinado de la vida de estos menores (consumo de alcohol, drogas, delitos…).

Estos adolescentes, según el estudio, suelen utilizar la agresividad para lograr sus objetivos (violencia proactiva), es habitual que tengan problemas de consumo de alcohol y/o drogas, padecen un profundo sufrimiento emocional y falta de autoestima, justifican muchas veces su conducta señalando que es lo que han aprendido o que se debe al daño que sus progenitores les causaron y suelen tener sentimientos de grandiosidad y narcisismo.

Las encuestas realizadas indican que las agresiones verbales como insultos o amenazas son más frecuentes que las físicas (65,8%) y principalmente dirigidas a las madres, pero no hay diferencias en agresiones físicas. Además, las chicas puntuaron más alto en agresiones verbales que los chicos, mientras que los chicos puntuaron más alto en agresiones físicas.

El objetivo último de la investigación pasa por emplear los resultados en la búsqueda de estrategias que prevengan las circunstancias que originan y desencadenan la violencia en el seno de las familias.