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japonismo siquia¿En busca de una vida más sana y feliz? ¿Tratando de alcanzar eso que llaman vida plena? ¿Has probado con el japonismo? Sí, sí. Has oído bien. Hay que remontarse a finales del siglo XIX para descubrir el primer uso del término japonismo. Se usó para hacer referencia a la afición de Occidente por el arte, la cultura y el diseño japonés, un interés que no ha parado de crecer en los últimos años y ha abarcado desde la música hasta el cine, pasando por la gastronomía y el arte.

Ahora la filosofía y las tradiciones japonesas son las que se han convertido en un atractivo. Su complejidad y los años de aislamiento del pueblo japonés las han convertido en únicas y especiales. Esto es fruto de la política aislacionista que siguió Japón durante más de dos siglos en los que no estuvo expuesto a influencias externas.

Qué es el japonismo

Se trata de un concepto basado en tres pilares: “kokoro«, el cuidado del corazón y la mente; «karada«, que hace referencia a nuestro cuerpo y cómo nos relacionamos con el entorno; y «shukanka» orientado a aplicar todos los principios anteriores al día a día y hacer de ellos una rutina muy conveniente.

Básicamente el japonismo trata de cuidar la mente con el objetivo de alcanzar una vida plena. Lo hace buscando la armonía entre lo estético o superficial y el fondo. ¿Cómo? Dedicando tiempo a reflexionar sobre el propósito que nos hace levantarnos cada mañana y nos mueve a tomar decisiones, lo que se conoce como “ikigai”.

¿Para qué? Para alimentar el “kokoro”, algo que podemos definir como la conciencia, una combinación de la mente, el alma y el corazón físico. Se trata de un proceso fundamental para lograr una vida plena y equilibrada y es tan simple como dar con aquello que nos hace felices y hacer de ello un estilo de vida.

Entre los numerosos trucos y hábitos para llevar una vida más feliz encontramos conceptos como los «shinrin-yoku» o baños de bosque. Es un término que fue acuñado por el ministro de Agricultura japonés en la década de 1980 para describir la práctica de reponerse sumergiéndote en la naturaleza.

Estudios científicos han avalado los beneficios de acciones como salir a pasear por la naturaleza o preparar un ramo de flores. Pero no basta con llevar a cabo la acción en sí misma, es necesario hacerlo con plena conciencia de cada uno de los elementos que están presentes en ese momento

Acciones como el “komorebi”, que describe los rayos de luz que se cuelan entre el follaje o el «ikebana», el conocido arreglo floral japonés poseen un valor terapéutico tangible.

Como podéis ver la adopción de hábitos beneficiosos para nuestro cuerpo y nuestra mente se convierte en una inversión que merece la pena, como demuestra la filosofía japonesa. Aunque a priori pueda suponer un esfuerzo, siempre podremos ayudarnos de conceptos como el «kaizen», que viene a referirse al proceso mediante el cual uno se hace mejor a base de pequeños gestos.

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