Si conoces a amigos o familiares que han tomado la decisión de salir de su país para empezar una nueva vida, o tú mismo te hayas visto en esa situación, sabrás la cantidad de decisiones (y noches de dormir) que acompañan a este momento. No solo la crisis y la situación laboral de los últimos años ha hecho que esto sea algo frecuente: en 2016, el 13% de los expatriados afirmaba haber vivido en, al menos, 5 países y un tercio de los encuestados lo había hecho en dos con anterioridad.
Expatriados, las fases de adaptación al nuevo país

Trabajar en el extranjero ofrece en muchas ocasiones una oportunidad profesional, mejores retribuciones y, por supuesto, una experiencia vital.
Perfil del expatriado

Hoy en día entendemos por expatriado no solo la persona cuya empresa ha destinado trabajar en el extranjero, sino también aquella que, por alguna circunstancia, decide salir a buscar otras oportunidades, laborales o personales.
Según los estudios Expat Insider 2016 y Global Mobility Trends Survey 2015, la gran mayoría de los expatriados son elegidos por la empresa. Por lo general son hombres, mayores de 35 años y con familia. Tienen un alto nivel de estudios y hablan varios idiomas.
Distinguimos dos perfiles:
- Commuters: trabajan de lunes a viernes en otro país y regresan a casa a pasar el fin de semana con su familia.
- Expatriados: se trasladan de forma permanente a otro país, generalmente con la familia.
Fases y claves de adaptación al mudarnos de país
A pesar de que esta decisión puede ser personal, y de la emoción que nos puede causar esa nueva vida en el extranjero, la expatriación conlleva un proceso de adaptación. Tanto para el trabajador como para la familia, se abre una nueva etapa en una nueva cultura, con distintos hábitos de vida, horarios, forma de relacionarse, economía, etc. Todo ello implica una carga psicológica y emocional muy elevada, generando grandes niveles de estrés y ansiedad.
La adaptación conlleva varias etapas:
El entusiasmo previo
La oportunidad laboral que se te brinda y la experiencia de vivir en un nuevo país producen un chute de emoción. Cuando es la empresa la que decide la expatriación ella se encarga de todo y presta, además, ayuda y asesoramiento al trabajador y su familia en cuanto a viajes, información, trabajo del cónyuge, residencia, escolarización, seguros de salud o la adaptación familiar; lo que te aleja de cualquier preocupación.
La llegada
Tus primeras sensaciones son las mismas que las de un turista, el entusiasmo de estar en un lugar nuevo, descubrir sitios,… Si no fuese por el trabajo sería una vida muy “vacacional”. Pero los problemas acaban apareciendo.
A partir del 4º o 5º mes tu rendimiento laboral disminuye porque la forma de trabajar y de relacionarse culturalmente son diferentes. Tus formas, tu sentido del humor, tu forma de saludar, de dirigirte a los demás no son iguales a las de los que te rodean lo que hace que tu inseguridad aumente y genere estrés. Este estrés se refleja en casa, donde tu familia también está tratando de adaptarse a su nueva vida: colegios, horarios, costumbres, amigos, etc. Todo esto hará que las discusiones aumenten y la ansiedad sea mayor.
A partir de aquí todo se torna negativo. Empiezan las comparaciones con tu país: el clima, la gastronomía, la gente. Echas de menos a tu familia, tus amigos… hasta al vecino.
Esta fase es bastante peligrosa, pues en algunos casos hay quienes no la superan, tiran la toalla y deciden volver a casa.

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Pero tranquilo, si consigues aguantar el mal trago, a finales del primer año “estarás dentro”. Poco a poco habrás dejado de maldecir tu nuevo país, te habrás adaptado a sus costumbres, horarios, alimentación… Incluso aceptarás que los aviones y las esperas forman parte de tu vida.
Habrás aprendido el idioma poco a poco, conocido amigos en el trabajo y quizá hasta te lleves bien con tus vecinos. Todo esto facilita que tengas vida más vida social, salgas a cenar, vayas al cine, de compras. Poco a poco serás uno más; hasta el punto de que un gran porcentaje no quiere volver.
Regreso
Aunque solo 1 de cada 5 españoles planea vivir para siempre en el extranjero y poco más de un cuarto (26%) quiere hacerlo durante al menos durante tres años, según datos del Expat Insider, la vuelta a casa es un proceso complicado. La expatriación media por parte de las empresas suelen duran entre 2 y 3 años; después de ese periodo los trabajadores regresan al país y el puesto de origen.
En esta fase se produce lo que conocemos como “choque cultural inverso” que, para la sorpresa de muchos, puede ser incluso más duro que la marcha. ¿Empezar otra vez de cero? ¿Nueva mudanza? ¿Dónde vivimos? ¿Dónde trabajaré? ¿Se adaptarán bien los niños? En algunas ocasiones ciertos aspectos vividos durante tu repatriación han recibido una alta valoración por tu parte, lo que conlleva que puedas percibir el hecho de volver a casa como un paso atrás en tu nivel o calidad de vida. Además, tus nuevas costumbres no serán acordes a tu lugar de origen y volverás a sentirte fuera de lugar.
¿Estás preparado para algo así? Sabemos lo difícil que es y el desgaste que supone para ti, y los que te rodean. En Siquia acompañamos en este proceso a muchos de nuestros pacientes. Es normal, coméntanos qué te preocupa y te ayudamos a través de terapia online, estés donde estés.
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Halo me cambien a vivir a Asia y yo vivia en México, mi hija de 5 años esta pasandola dificil no logra aadaptarse tiene dias que no quiere ni ir a la escuela, hablo con l a profeora y me dice que ella esta bien que la ve que se rie y juega y se aprende a comunicar en el idioma inglres ya que esta en escuela internacional, pero en casa me comenta otra cosa, me dice que esta sola que nadie quiere jugar con ella, pero la maestra me comenta lo contrario.
que puedo hacer?