Barlow y Durand definen la fobia como «un temor irracional a un objeto o a una situación en concreto que interfiere marcadamente en la capacidad funcional de un individuo» (D. Barlow, V.M. Durand, Psicopatología, 2006), es decir es ese miedo, que la persona reconoce que es excesivo, ese temor a cualquier situación o cosa física que nos impide seguir nuestra vida de una forma normal.
A pesar de que las fobias son una de las patologías más comunes, son pocas las personas (en comparación) que acuden a consulta. Muchas de las personas que tienen fobias no acuden nunca a consulta porque tienen fobias específicas a un elemento que no está presente en su vida diaria, como por ejemplo en el caso de Mónica, una chica con aracnofobia:
Mónica viajó en 2005 a un país latinoamericano en una actividad de voluntariado. Mientras estaba en aquél país se acostumbró a convivir con animales diversos que no se había encontrado nunca en su ciudad natal, en España. Pero hubo un episodio que la marcó: un día, mientras estaba sentada en el suelo, escribiendo en su diario, de repente se le acercó una araña enorme, según la describe ella. En ese momento se asustó mucho y el miedo la dejó paralizada mientras la araña se acercaba cada vez más. Empezó a hiperventilar e inició un ataque de pánico, que duró hasta que una compañera suya se acercó y ahuyentó a la araña.

Desde ese momento, Mónica desarrolló una fobia específica a las arañas grandes. Sólo pensar en una de ellas le provoca un pánico tremendo. Pero no es algo muy preocupante en su vida diaria ya que volvió a su ciudad, donde, por suerte no se encuentra con bichos de ese tipo, por lo que no interfiere en su día a día.
Pero en algunos casos, las fobias tienen como foco de miedo algo tan habitual en la vida de la persona que realmente la inhabilitan para llevar a cabo una vida normal. Imaginemos que uno de los habitantes del poblado donde estaba Mónica tuviera una fobia a las arañas. En su caso sí sería incapacitante ya que se las estaría encontrando cada día y no podría hacer nada sin que el miedo le paralizase.
Estrategias de evitación
Hay algunas personas que tienen fobias muy fuertes y su estrategia para «superarlas» es evitando enfrentarse a esa situación. De hecho es un mecanismo bastante inteligente y que, en mayor o menor medida, todos llevamos a cabo. ¿Quién no evitaría estar en contacto con algo que le da miedo?
Un ejemplo claro de estas conductas es el de las personas con miedo a volar. Estas personas suelen, simplemente, evitar los viajes en avión, sustituyéndolos por viajes en barco, en tren o en coche. Por supuesto se dan mil y un argumentos a ellos mismos para justificar su elección: «sí, es más lento, pero así disfruto más del paisaje».
Así, otro ejemplo podría ser el de Jaime:
Jaime tiene una fobia muy específica, tiene fobia a conducir en la nieve. Esta fobia la desarrolló de joven, cuando vivía en un pueblo de montaña en el que había nieve casi 3 meses al año de forma continua. Al principio no le molestaba conducir en la nieve, pero un día vio en televisión la noticia de un accidente grave ocurrido mientras un chico que entonces tenía más o menos su edad conducía un coche. Los frenos no habían actuado bien debido al hielo en la carretera y se había precipitado por un barranco, con un fatal desenlace.
Esta noticia fue suficiente para que Jaime le cogiera miedo a la conducción en la nieve. Los días que tenía que salir de casa y había nieve, simplemente salía dos o tres horas antes para poder ir caminando. A la mínima oportunidad que tuvo, Jaime abandonó su pueblo y se fue a vivir a una zona donde rara vez nieva. De esta manera ha «superado» su fobia, pero lo único que ha hecho, en realidad, es apartarla de su vida.
Tratamiento de las fobias
Cuando se les pregunta a las personas con alguna fobia por qué no acuden a terapia, sus respuestas suelen ser de alguno de estos dos tipos:
- «No necesito terapia porque puedo hacer una vida normal» – es decir, ponen en práctica una estrategia de evitación
- «No iré a terapia, porque en terapia me harán enfrentarme a lo que me da miedo»
A menudo, las dos excusas se mezclan entre ellas. La idea de que la terapia para superar las fobias es una terapia de choque está muy arraigada por culpa de películas y libros más o menos sensacionalistas que se han basado en estas terapias de choque que, a pesar de ser bastante efectivas, son poco utilizadas por los terapeutas en consulta.
Las terapias de choque, como su nombre indica, consisten en exponer a la persona a su fobia. En el caso de Mónica representa que deberíamos ponerla ante una araña, mientras el psicólogo va ayudándola a cambiar sus pensamientos negativos por otros positivos.
Como decía antes, a pesar de que esta terapia puede ser muy útil para un cierto tipo de fobias y personas, se vuelve muy complicada en algunas fobias (por ejemplo, para una persona con miedo a volar debería hacerse un viaje en avión, eso dispara los costes) y además se debe tener en cuenta que en una sola sesión es difícil que la fobia desaparezca, por lo que con este tipo de terapias nos arriesgamos a que el paciente no vuelva nunca más a consulta (recordemos, es fácil huir de lo que nos da miedo).

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La terapia es esencial para tratar las fobias, ya que un psicólogo puede proporcionar técnicas de exposición controlada y herramientas para reducir la ansiedad, permitiendo a las personas recuperar su calidad de vida al superar sus miedos irracionales de manera efectiva.
Pide tu citaEl tratamiento más habitual para las fobias es bastante sencillo y, aunque siempre implica exponerse de alguna manera a lo que provoca la fobia, esta exposición se hace de manera muy gradual, nunca avanzando si el paciente no se siente seguro, esto es lo que se denomina «exposición estructurada».
Esta exposición, que se realiza paso a paso, debe estar siempre supervisada por un terapeuta especializado en este tipo de técnicas. Hay algunas personas que intentan probar a realizar la exposición ellos solos, y suelen fracasar, ya que intentan dar pasos muy grandes en poco tiempo y se sienten inseguros cuando los dan.
Un ejemplo de exposición estructurada, en el caso de Mónica podría ser:
- Aprendizaje de técnicas de relajación
- Hablar de arañas con el terapeuta mientras se practican las técnicas de relajación aprendidas hasta que la respuesta física de tensión y miedo se rebaje lo suficiente como para pasar al siguiente paso.
- Empezar la exposición paulatina, imaginando arañas de una forma guiada por el terapeuta, mientras se practican las técnicas de relajación.
- Una vez Mónica se ha acostumbrado a la imaginación de arañas, se pasa a la exposición en fotografías, siempre bajo la supervisión del terapeuta y con las técnicas de respiración y relajación.
- Después de las fotografías se pasaría a ver vídeos, de la misma manera, paulatinamente se iría aproximando a la exposición a una araña real, primero en un terrario, encerrada, para luego, si hubiera la posibilidad, hacerlo con una araña en vivo.
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