habilidades del terapeutaLa psicoterapia con niños y adolescentes es una carrera de fondo, un tipo de intervención en el que no sólo cuentan los pacientes, en este caso los pequeños o los jóvenes, sino que se deben tener en cuenta las personas que les rodean. Esto hace que el trabajo con estos pacientes sea muy intenso y que se necesiten unas habilidades que, a menudo, no nos enseñan en la facultad.

Alicia Fernández-Zúñiga, psicóloga y directora del centro clínico Instituto de Lenguaje y Desarrollo (ILD-Psicología) de Madrid, se ha dado cuenta de ello a través de todos sus años de experiencia, y ha querido plasmar todo lo que ha ido aprendiendo en este práctico libro «Habilidades del terapeuta de niños y adolescentes» que se convertirá en una guía de vital importancia para todos aquellos profesionales que trabajen en psicología infantil o juvenil.

La falta de respeto y de humildad en muchos casos y, en el otro extremo, las conductas de consentir y no poner límites a comportamientos socialmente inadecuados, o el pretender incluir al niño en unas decisiones y razonamientos que no son propios de su edad, sólo traen como resultado el que le suelan confundir, más que aportarle avances en su desarrollo.

-A. Fernández-Zúñiga

Habilidades Básicas del psicoterapeuta infantil

Después de un capítulo de consideraciones previas, en este libro para psicólogos nos explican la importancia del desarrollo del niño, así como los aspectos éticos de la intervención y las características de la misma, podemos encontrar uno de los dos grandes capítulos, que son el eje central del libro en el que la autora nos explica cuáles son las habilidades básicas y las específicas que el terapeuta necesita tener presentes para el tratamiento infantil y juvenil.

Entre las habilidades básicas de todo terapeuta de niños y adolescentes podemos encontrar, entre otras, la sinceridad ya que a menudo nos olvidamos de que «los niños son sensibles a captar la falta de coherencia y sinceridad en el adulto», la empatía y la calidez, tan necesarias a la hora de establecer la comunicación intensa que es necesaria para una buena terapia infantil.

Especial mención cabe hacer a la importancia que se le da al autoconocimiento del propio terapeuta, así como a su experiencia vital. Y es que conocerse a uno mismo, saber las propias limitaciones y aceptarlas son la base para una comunicación efectiva.

Para poder mantener una posición sincera, es necesario que el clínico se conozca a sí mismo, sea consciente de sus propios problemas personales, actitudes y creencias y los mantenga fuera de la terapia (…) para que no interfieran en la relación.

-A. Fernández-Zúñiga

Habilidades específicas en evaluación e intervención

Compuesto por una descripción exhaustiva de competencias y habilidades necesarias para asegurar una terapia adecuada a niños y jóvenes, este capítulo de «Habilidades del terapeuta de niños y adolescentes» es el eje central del libro, en el que el lector podrá descubrir todas aquellas cosas que nunca le han explicado pero que con los años se van adquiriendo de forma más o menos consciente.

Empezando con los aspectos éticos de la evaluación y la intervención, este capítulo repasa las competencias de la evaluación, las habilidades para iniciarla y para cerrarla, así como para hacer una adecuada valoración de la interacción padres-hijo.

En este capítulo hay un espacio dedicado a los tests de evaluación y las competencias y conocimientos que se deben tener para poderles sacar el mayor partido en la terapia infantil y juvenil.

Habilidades profesionales y para el trabajo con padres

Como decíamos al principio, trabajar con niños y jóvenes es trabajar con toda la familia. Los padres serán un eje muy importante en nuestra intervención como terapeutas y debemos tener claro que nuestro objetivo es tanto trabajar bien con los hijos como con ellos. Para ello Fernández-Zúñiga dedica un capítulo exclusivamente al trabajo con los padres.

Tan importante es trabajar con ellos para que se impliquen en la terapia de sus hijos como aprender a desarrollar las habilidades y capacidades que nos permitirán comunicarnos adecuadamente con ellos y que se sientan parte activa del proceso.

Sistematizar las habilidades necesarias para trabajar con los menores es el objetivo de esta obra.

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