Hace unos días, Aitor, de 42 años, paciente de terapia online desde hace algunos meses, decía en consulta “antes creía que yo no necesitaba ‘estas cosas’ (refiriéndose a los psicólogos). Me considero una persona ‘normal’”.
Así, en una sola frase, recogía varios mitos acerca de la salud mental: que los trastornos psicológicos no les ocurren a las personas “normales”. Que los psicólogos somos bichos raros a quienes sólo acuden los “locos”.
Cómo podemos combatir el estigma de ir al psicólogo
La mejor y única manera de combatir el estigma es mediante:
- Una adecuada y ajustada información para cada una de las ideas equivocadas.
- A través de la empatía en el contacto personal con los pacientes.
- Describiendo los problemas más que llegando a diagnósticos.
- Teniendo en cuenta la importancia de las expectativas acerca de los diversos componentes de la salud mental.
- Mediante la descripción biográfica y vital de las circunstancias tanto de los pacientes como de las personas de su entorno..
Cuáles son las ideas erróneas sobre salud mental más habituales
Los trastornos mentales no son muy frecuentes
Esta es una idea de las más comunes y extendidas. Sin embargo, es absoluta y rotundamente falsa. De hecho, según la OMS, una de cada cuatro personas presentará un trastorno mental a lo largo de su vida. Las más frecuentes son la ansiedad y la depresión que presentan ya el 15% de la población. Son frecuentes el trastorno bipolar y la esquizofrenia. No existen problemas de salud mental ni en niños ni en adolescentes
No es cierto. De hecho, uno de cada cinco adolescentes tendrán un trastorno psicológico. En la actualidad, el 50% de los adultos que acuden a consulta ya habían presentado los primeros síntomas antes de los 14 años.
La forma de manifestación de una depresión en un niño o en un adolescente es bastante diferente a cómo lo hace en un adulto. Nada tiene que ver con que los padres “se hayan equivocado” o “hayan hecho algo mal”, a lo largo del desarrollo del hijo ya que las experiencias negativas que el niño o adolescente ha vivido o las que ha vivenciado así, son productoras de problemas de salud mental en estas edades.
Las personas que sufren un trastorno mental son peligrosas y violentas
Esta es una de las ideas erróneas más ampliamente extendidas y difundidas puesto que es frecuente hallar en los medios de comunicación titulares que usan términos ofensivos, sesgados y descalificativos para los pacientes con alguna patología psiquiátrica.
Es habitual ver “un enfermo mental mató a…”, “el esquizofrénico que vivía en el piso de arriba acabó con la…” siendo, en la mayoría de las ocasiones, poco o nada fundamentado y no existiendo retractación posterior cuando se demuestra que el motivo de el causante del acto no tiene relación con la enfermedad.
Es muy poco frecuente que un paciente con patología mental cometa actos violentos contra otras personas. Antes los haría contra él mismo en forma de autolesiones o intentos de suicidio e, incluso, suicidios consumados. De hecho, dichos pacientes son diez veces más propensos a recibir ellos mismos agresividad, hostilidad y muestras de violencia por parte de otros miembros de la sociedad que les consideran “posibles agresores” producto del desconocimiento y de la desinformación.
Tener un problema de salud mental indica que eres débil
Los trastornos mentales no tienen ninguna relación con la debilidad del carácter. Se trata de trastornos de salud mental – de la misma manera que si fueran trastornos de la salud física – y, por tanto, necesitan de tratamiento. En este caso el especialista encargado de su gestión es el psicólogo, pudiendo ser a través de terapia presencial o con un psicólogo online (depende de cada caso particular). Solo el psiquiatra puede recetar medicamentos.
Si te fracturas un brazo, ¿te consideras débil? ¡no! Lo mismo ocurre con una depresión o con una esquizofrenia, un duelo o una ruptura de pareja.
Las personas con trastorno mental tienen una menor capacidad intelectual
Los trastornos mentales causan alteraciones emocionales, cognitivas y conductuales. No implica que las capacidades intelectuales estén disminuidas.
A su vez, no existe relación con el coeficiente intelectual puesto que puede ser exactamente igual o, incluso, mayor que el de una persona sin trastorno mental.
Los problemas de salud mental se heredan
Aunque puede existir una cierta predisposición hereditaria en algunos casos, no siempre es así. Además, no son contagiosos y tampoco son crónicos.
Parece que lo que se podría heredar es la predisposición a desarrollar ciertos trastornos mentales. Aunque así fuera, no significa que el paciente vaya a padecer la enfermedad durante toda su vida o que el hecho de padecerla le incapacite para llevar a cabo una vida normal.
Las personas con problemas de salud mental proceden de familias desestructuradas
Es cierto que si el contexto familiar del paciente es disfuncional e, incluso, si se encuentra en una situación de exclusión social se favorece la aparición de trastornos mentales. Pero, según datos de la Confederación de Salud Mental de España, cualquier persona tenemos riesgo de sufrir un problema de salud mental durante nuestra vida.
Sin embargo, alguien debería tomar en consideración la situación sociopsicológica de las personas sin hogar en este país, una realidad silenciada de los cuales, un tercio, padecen algún tipo de trastorno mental. En este caso, deberíamos tener en cuenta la doble discriminación ya que su condición social puede producir que no se le preste la necesaria atención a lo que es un problema de salud mental que acompaña a determinados colectivos: personas sin hogar, inmigrantes, reclusos, drogodependientes, ancianos,…
Alguien que tenga un trastorno mental no se va a recuperar nunca
Depende de la enfermedad que estemos considerando para que esta idea sea más o menos arraigada entre la población. Lo cierto es que ningún trastorno mental es un camino recto sino que tiene momentos de aparente estabilidad. Tras una recaída, aunque pudiera parecer de causa idiopática, suele existir un desencadenante.
Todo ello influye en el estado de ánimo, en las emociones del paciente y de su entorno más cercano. Es precisamente este entorno quien debe ayudar al paciente a no preferir el suelo que levantarse. Existen muchos y cada vez más modernos tratamientos que se caracterizan por su elevada eficacia y, de la mano de los profesionales adecuados, harán que estos problemas sean temporales.
Tras establecer el plan de intervención adecuado y desarrollarlo, podremos encontrar pacientes que se recuperan por completo y son capaces de reintegrase por completo a su entorno y, otros pacientes, que llegarán a sentirse mejor pero que deberán seguir manteniendo un tratamiento a más largo plazo. Incluso, en algunos casos – como la esquizofrenia o el trastorno bipolar – lo deberán mantener a lo largo de su vida incluso aunque se sientan bien. Pero podrán aprender a vivir con él y ser un miembro totalmente integrado de la sociedad.
Si conoces a alguien con un problema de salud mental, no hay nada que tú puedas hacer
Está es una de las mayores creencias erróneas acerca de la salud mental. Claro que quien quiere hacer algo, encuentra el motivo, las ganas y el tiempo. Y quien no quiere sólo encuentra pretextos. Y quienes sustentan esta idea falsa, son del segundo grupo.
Para empezar, hay que recibir un tratamiento adecuado. No puede ser que en pleno s. XXI, todavía se vea en consulta a familiares que intentan convencer a los pacientes que “tú no necesitas terapia de esa”, “te va a cambiar y luego no queremos saber nada” – como si nos dedicáramos a cambiar a las personas –. Todos los tratamientos están basados en la evidencia y siguen unos protocolos.
En pleno s. XXI, sólo el 44% de los adultos con problemas de salud mental diagnosticados y menos del 20% de los niños y adolescentes reciben el tratamiento adecuado. Muchas de las veces, por la oposición frontal del contexto familiar y social. Tanto familia como amigos pueden ser de una ayuda indiscutible para empezar a acabar con estas cifras, generando el gran cambio que necesita su familiar o amigo.
No nos olvidemos del importante trabajo que hacen la gran mayoría de las asociaciones serias y rigurosas que trabajan en beneficio de la salud mental y de todos aquellos que sufren alguno de sus trastornos.
Aún así, ¿no se te ocurre en qué podrías ayudar a ese familiar o amigo? Aquí vienen algunas sugerencias:
- Dile que estarás allí, por si te necesita. No le obligues a hablar si no quiere. No le obligues a salir si no le apetece. Tan sólo que sepa que pueda recurrir a ti.
- Si te pide ayuda, buscad juntos el especialista adecuado. Es su enfermedad y es la primera persona que debe sentirse cómoda con la persona que haya elegido, aún sea a través de una foto en un directorio.
- Cuando sepas lo que le está ocurriendo al paciente, intenta informarte pero ten cuidado con el Dr. Google.
- Puede que estés al borde de perder la paciencia pero tu familiar o amigo sigue siendo la misma persona. Sobre todo respeto y nunca le digas cosas del tipo “estás loco”, “estás de psiquiátrico”, “se te va la olla”…
- Si no aguantas la situación, si te sobrepasa, si empiezas a no entender tus propias emociones, busca ayuda profesional. En Siquia ofrecemos una primera sesión de orientación con un psicólogo.
- Nunca te abandones, ni emocional ni físicamente.
- Practica la empatía.
Las enfermedades mentales no se pueden prevenir
Según la OMS “… la prevención de los trastornos mentales y la promoción de la salud mental son fundamentales para reducir la carga de esas enfermedades y ayudar a las personas a desarrollar todo su potencial…» .
La prevención de los trastornos mentales, emocionales y del comportamiento pasa por conocer los factores de riesgo de cada uno de ellos, promoviendo el bienestar socioemocional tanto de niños como de adolescentes. Conseguiremos:
- Mejoría en el rendimiento académico
- Disminución de tasas de delincuencia
- Reducción de gastos de atención médica
- Mejor la calidad de vida
- Mejoría del contexto familiar
- Prolongación del tiempo de vida
La psicoterapia no sirve para nada. Lo que cura de verdad son los medicamentos
Dejo para el final la idea errónea acerca de la salud mental más extendida.
Debemos reconocer, como psicólogos, que existen muchos pacientes que no se sienten cómodos en terapia. Motivos hay muchos: desde el propio psicólogo – que puede parecer muy “majete” en la foto de un directorio pero después hace trabajar en las sesiones y deja de ser “majete” o porque tiene habilidades terapéuticas entre las que no se incluyen la calidez y la empatía o porque no sabe comunicarse o porque parece que todas sus sesiones sean un mismo traje que le pone a cualquier paciente sin tener en cuenta las diferencias individuales. De acuerdo, por tanto, esté disconfort puede ser debido al propio psicólogo.
Sin embargo, la falta de comodidad en terapia también puede ser debida al paciente; si resistencias, si miedos de remontarse a épocas en las que no lo pasó bien, si no cumplir con los acuerdos o con las tareas para casa que se le solicitan, si discutir con el psicólogo cuestiones meramente técnicas. Es, por ello, que estos pacientes prefieren el tratamiento farmacológico, que deriva en una progresiva medicalización de la mente, incluso en casos no estrictamente necesarios, frente al tratamiento psicoterapeútico.
Los tratamientos psicoterapéuticos actuales, cada vez más modernos e innovadores, muestran tendencia a ser breves y centrados en las soluciones.
Aún así, existe un elevado porcentaje de trastornos mentales que va a requerir tratamiento farmacológico pero no como una única vía de solución sino como coadyuvante del tratamiento psicoterapéutico más apropiado para el caso en concreto.
Como conclusión, hacer desaparecer las ideas erróneas acerca de la salud mental y de las personas con trastorno mental no es una cuestión fácil. Requiere no sólo del esfuerzo coordinado de aquellos que trabajamos en está área sino de toda la sociedad porque hoy son ellos pero ¿quién no nos dice que mañana seremos nosotros?
Las personas con trastorno mental deben ser tratadas con todo el respeto y la atención que se merecen para que puedan desarrollar su vida en el seno de una sociedad que les considere persona tan valiosas como aquellas sin trastorno mental.
Se necesita información veraz para toda la sociedad. ¿No hacen campañas de todo tipo? ¿ Por qué nadie se atreve con una campaña sobre la salud mental? Pero no una que dure la Navidad o un programa de televisión, una que dure el tiempo necesario para cambiar la mentalidad de una sociedad que dice estar en el s.XXI pero piensa como si estuviera en el XIX.