instagram ansiedad depresionEn estadística se considera relación espuria la correlación de dos hechos aparentemente vinculados, pero que en realidad es fruto de casualidad. Desde la academia cada vez emergen más voces que defienden que los teléfonos inteligentes no son causantes de todos los problemas de salud mental que presentan las generaciones más jóvenes. Sobre todo se achaca a la tecnología la, cada vez más frecuente, depresión y también la ansiedad

Dos de los estudiosos que quieren demostrarlo son Andrew Przybylski, psicólogo experimental y director de Investigación en el Oxford Internet Institute y Amy Orben, investigadora de la Universidad de Cambridge. Como eje vertebrador de su cruzada ellos mismos señalan la máxima rigurosidad.

En 2019 los académicos británicos publicaron en la revista Nature un artículo sobre cuál es el vínculo entre el bienestar de los adolescentes y el uso de la tecnología digital. Aunque obtuvieron resultados que demuestran que las repercusiones de la tecnología son negativas, son ínfimamente inferiores a las que tienen el bullying y que el consumo de la marihuana. De hecho, los resultados que aportan Przybylski y Orben sobre el uso de las tecnologías digitales y sus repercusiones negativas son tan poco significativos que los comparan con los datos entre el bienestar adolescente y el consumo de patatas, una correlación claramente disparatada.

 No existe un amplio consenso sobre las repercusiones en la salud mental de los jóvenes nacidos entre 1995 y 2012

Sin embargo, no se puede obviar datos como los que aporta un artículo de Florida Tech en el que se indica que la tasa de suicidios entre los jóvenes que se exponen durante más de tres horas al día a las pantallas crece un 35%. Aunque es cierto que cada vez se buscan más motivos.

¿El individualismo impulsa instintos luditas?

No es la primera vez en la historia cuando se culpa a la máquina de todos los males del mundo. En el siglo XIX el levantamiento ludita atentó contra la maquinaria industrial y a día de hoy se cree que una de las causas profundas de aquello fue el sentimiento de ruptura de la comunidad.

Los paralelismos no acaban ahí, pues la sociedad del siglo XXI se caracteriza por el acentuado individualismo de las personas y en la actualidad los adolescentes y jóvenes de la iGen prefieren quedarse en casa antes que salir de fiesta y exponerse a sustancias psicotrópicas. Lo cual genera una reacción evidente entre sus mayores que se preocupan por el cambio tan drástico del comportamiento.

Los problemas que sí generan los smartphones

Desde otros campos de estudio, como la lingüística, se muestra la preocupación por qué habilidades se sacrifican con la convergencia de la lectura en papel a la digital. Naomi Baron, investigadora de la American University en Washington DC considera que quienes acostumbran a leer en papel suelen captar más detalles y enterarse mejor de lo que leen.

La preocupación está fundamentada, pues en la revista científica Plos One, investigadores canadienses reportaron que la exposición a las pantallas que supera las dos horas diarias en niños de cinco años genera peor conducta y déficit de atención.

La diferencia entre los niños que pasan menos de media hora diaria frente a dispositivos digitales y los que superan las dos horas es llamativa. Las probabilidades de padecer déficit de atención por los segundos se multiplica por 5,9 veces respecto a los primeros.

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