
¿Por qué Psicología?
Me crié en un pueblo del norte palentino. Me formé como mecánico puesto que mi padre tenía una pequeña empresa de autobuses y taxis. Fue con el taxi, cuando tenía 19 años, cuando tuve un accidente en el me fracturé la columna vertebral a la altura del cuello, desde entonces me desplazo en silla de ruedas eléctrica. A los dos años me puse a estudiar en el INBAD (Instituto Nacional de Bachillerato a Distancia), en dos años más me fui a una residencia en Guadalajara, allí cuando cumplí los 25 años, hice el curso de acceso a la universidad y me decidí por la psicología, puesto que tenía que estudiar algo que se pudiera desempeñar sin tener que utilizar las manos. Por la misma razón pensé en hacer filosofía, sin embargo, me decanté por la psicología porque vi sufrir a mi madre desde que tuve uso de razón y siempre me dije que algún día tendría que saber ayudarle, a ella y a quien padezca cualquier otro trastorno.
¿Cómo fueron los principios?
Durante los tres últimos años de mis estudios de psicología clínica en el Centro Asociado de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) en Guadalajara y tuve el privilegio de asistir a un prácticum un tanto atípico, puesto que a finales del siglo pasado no había prácticas de psicología, al menos en la UNED. Este rodaje me permitió abrir una consulta de psicología el mismo año que me licencié, “mi primer cliente tenía pánico a conducir por una autovía”. Hice un par de master, neuropsicología, otros tantos cursos de especialista, y multitud de jornadas, y congresos, que compaginaba con el trabajo en la consulta, alguna que otra conferencia y la docencia en la UNED, en la que continuo impartiendo tutorías de varias asignaturas, hoy es el día que continuo estudiando. Hace unos años decidí hacer el doctorado, me apasiona la investigación, sin embargo, hice el predoctorado, que aún se llamaba suficiencia investigadora, inscribí mi tesis en la facultad de psiquiatría de la UCM (Universidad Complutense de Madrid) con dos directores que hoy siguen trabajando en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. No la terminé por motivos burocráticos con la gerencia del Hospital Universitario de Guadalajara. Hoy por hoy me dedico casi exclusivamente a la consulta y a la formación, tanto personal, como docente.
¿Cómo enfocas la ayuda que prestas a los que llegan a tu consulta?
Mis servicios están orientados a enseñar de forma práctica como resolver aquello que le trae a un cliente a mi consulta para que no tenga que volver a esta ni a ninguna otra consulta por algo similar.
¿Cuáles son tus especialidades y qué opciones de atención ofreces a los pacientes?
Atiendo de forma presencial en la consulta de mi casa y a domicilio. También atiendo por teléfono y online, con el Skype o el hanhout de google. Los casos más habituales que llegan a consulta son de depresión, baja autoestima, ansiedad, obsesiones, traumatismos, enfermedades nerodegenerativas, adicciones, temas de pareja, últimamente me han venido jóvenes con dificultades variadas. Estoy más especializado en adicciones, traumatismos limitantes y depresiones.
¿Y qué tipo de terapia utilizas para ayudarlos?
Terapia cognitivo-conductual y racional-emotiva y como sustrato biológico los avances de la neuropsicología. Todo esto en conjunto hace trabajar los pensamientos con gran facilidad y eficacia.
Estos términos a veces suenan muy ajenos a alguien que va por primera vez al psicólogo. ¿Cómo es esa «primera vez»?
En la primera sesión se recoge la información más relevante y si se ve claro, aunque la evaluación propiamente dicha puede durar una o dos sesiones más, se introducen pequeñas cuñas de tratamiento que nos ayudarán a poner las tareas para casa. Primero es necesario que la comunicación sea al mismo nivel, que nos quede constancia que el cliente a entendido el funcionamiento de la terapia, que sea el mismo quien se ponga las tareas para casa en función de lo trabajado en la sesión, o esté de acuerdo en las que se le ponga. La terapia consta de una evaluación inicial, un análisis funcional que se le presenta al cliente (esto puede llevar de dos a tres sesiones) y si se ve reflejado y está de acuerdo con el tratamiento que se le propone, continuamos hasta que se le da el alta. Yo creo que funciona muy bien la confianza que pueda dar alguien más o menos cercano, aportando su experiencia, esto es el boca a boca, fundamentalmente para la terapia presencial y a domicilio, para la terapia online, no es tan importante.
¿Y cómo son tus experiencias con la terapia online?
Resulta un tanto distante, sin embargo, invita a los clientes a sincerarse con más facilidad.
¿Qué consejos le das a esas personas que nos leen y que están pensando dar el paso de acudir a terapia?
Que se informe, despeje las dudas y si tiene la posibilidad, que escoja el profesional que le inspire confianza.
¿Alguna lectura para reflexionar que nos aconsejes?
No hay una lectura genérica que valga para todo y para todos, si bien yo les recomendaría “Piense y hágase rico, de Napoleón Hill”
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