motivacion adolescentes sqiuiaEsta semana hicimos una terapia de grupo con varios jóvenes desmotivados, sin ilusión por el futuro y que no veían solución, a corto plazo, para su futuro inmediato. En la sesión estaba Lucía, 23 años, recién Graduada en Derecho quien afirmaba “llevo seis meses buscando una oportunidad, pero es que siempre me piden experiencia ¿cómo voy a tener experiencia si no me dan esa oportunidad?”. También estaba Carlos, 24 años, Grado en Economía y acabando un MBA, quien se planteaba seriamente irse a Londres o Edimburgo mientras escuchaba atentamente a Laura, Graduada en Periodismo, quien acababa de regresar para proseguir sus estudios que le decía: “cuando me agobié, decidí irme. Llevaba meses buscando y no encontraba nada. Así que pensé que sería bueno irme un tiempo, hacer un paréntesis y aprender inglés. Lo cierto es que, una vez allí, no me costó nada encontrar trabajo”.

En cualquier caso, en lo que coincidían todos era en que ellos no se iban por propia voluntad sino que les obligaban a irse. En la sesión, estaban presentes, asimismo, adolescentes de 4º de ESO y de ambos cursos de Bachillerato ante el reto de elegir su futuro y que escuchaban, asombrados, las experiencias de sus compañeros.

Qué quieren ser de mayores nuestros jóvenes

A pesar de la escasa diferencia de edad con el resto de asistentes, la distancia en forma de pensar, en valores, en deseos y en aspiraciones es significativa entre adolescentes y los que ya no lo son.

En general, y según el ultimo estudio llevado a cabo por la Liga de la Educación para el Instituto de la Juventud en España (INJUVE) en 2010, los jóvenes- sueñan con convertirse en adultos con éxitos, independientes y capaces de afrontar cualquier situación que se les presente. De hecho, al 45% de los adolescentes les gustaría triunfar.

Por otro lado, si preguntamos por aptitudes, el 32% desea ser muy trabajador, el 31% responsable y, con posterioridad, encontramos a los que preferirían ser: libres (13’7%), cultos           (9’6%), respetuosos (5’9%), afectuosos (4’7%), solidarios (4’1%) y hogareños (2’3%). Así, de alguna manera, también se hace una radiografía de los valores principales de nuestros adolescentes y jóvenes.

Qué intranquiliza a los adolescentes

Casi la mitad de los participantes en dicho estudio afirmaban que su principal preocupación era qué hacer al final de sus estudios obligatorios y, más concretamente, la elección de carrera. Surgían dudas comunes: ¿cuál tiene más salidas? ¿cuál tiene menos paro? para cuál la demanda crece cada año? ¿con cuál me haré rico y exitoso en menos tiempo? Sin embargo, todas estas preguntas para muchos jóvenes desembocan verdaderos pensamientos recurrentes, alteraciones del sueño y del apetito e, incluso, una intensa ansiedad anticipatoria. ¿Acaso alguien sabe lo que ocurrirá tras cuatro años de grado más el máster?

Todo ello repercute en una falta de motivación por el estudio, tanto porque no les gusta estudiar en sí mismo – aunque sí les gusta conseguir el fin para el que están destinados los estudios- como por qué el paro y la incertidumbre laboral se convierten en preocupaciones de los adolescentes.

Nuestros adolescentes están preocupados por cuestiones “de consumo” ya que piensan acerca de si seguirán teniendo recursos para comprarse ropa “de marca” o para “tener lo que me apetezca”, con lo cual la situación económica familiar se empieza a vislumbrar como otra inquietud.

Sin embargo, el poderse o no comprar estos artículos era una cuestión más importante para los chicos (31’5%) que para las chicas (20’7%). De alguna manera, la publicidad de dichos productos les dice a los hombres que su éxito va a depender de la capacidad de gasto en los mismos.

Más allá, las preocupaciones actuales de los adolescentes van en torno al noviazgo así como la preocupación por la falta de aceptación de la pandilla.

A quiénes admiran los adolescentes

adolescentes desmotivados siquiaLas chicas admiran a músicos y cantantes mientras que los chicos admiran más a futbolistas y otros deportistas a los que tienen referentes. Por otro lado, muy pocos consideran que sean sus referentes escritores o científicos.

Para el 22’7% de los adolescentes son modelos los padres, sobre todo las madres por valores como la comprensión, el apoyo, el esfuerzo y la dedicación para con sus hijos. Sin embargo, el 9% de los jóvenes no admira a sus padres debido a los conflictos familiares y la violencia familiar.

Qué desean los jóvenes

Los deseos principales de los adolescentes son: elegir bien una carrera (13’3%) para tener un buen trabajo (20’7%) con el que ganar mucho dinero (21’6%) y, entonces, formar una familia (17’4%).

Según el estudio al que se hace referencia, el 25% de los chicos quiere ganar mucho dinero y esto puede incidir directamente en el abandono escolar.

Por qué se desmotivan los jóvenes

Uno de los motivos es el discurso actual existente en la propia sociedad acerca de las pocas oportunidades que tienen los adolescentes, mensaje que va fluyendo y aumenta el desánimo entre algunos de los adolescentes. Sin embargo, los que poseen mejores recursos para afrontar estas situaciones estarán más animados a buscar soluciones para obtener mejores notas en el futuro.

Por otra parte, los más mayores – como la Lucía, el Carlos o la Laura, de la terapia inicial – estarán más predispuestos a hacer las maletas para realizar algún proyecto – siempre, supuestamente, temporal y que, a veces, se debe extender por obligación – a través de la migración, por lo general, a países anglosajones.

En cualquier caso, la adolescencia – que ya es una etapa difícil en sí misma – lo es más cuando se sufre de desmotivación; se pierde el interés tanto por realizar actividades agradables – es la etapa en la que se abandona la práctica de deportes, aficiones e intereses – como otras actividades cotidianas.

De esta manera, se pierde el interés por los estudios. Volver a motivar a estos chicos y chicas es una tarea de todos; tanto de ellos mismos como de sus padres, profesores y de los psicólogos. Y, no siempre es tarea fácil, pero si es asumible y sí, se consigue.

Cómo motivar a los adolescentes

Hay que establecer tres niveles de motivación, de menor al mayor.

  • Interesarlos. Lo más importante para devolver la motivación a los adolescentes es conseguirles interesar de nuevo en alguna actividad. Pero podría ocurrir que vuestro hijo estuviera totalmente apático, sin mostrar ningún tipo de interés, “pasando”. En este caso algo le ocurre. Hablad con él. Unas sesiones de terapia le serían muy útiles para reubicarse y fijarse objetivos.
  • Comprobar su progreso Es necesario que, una vez hallado su interés, estéis cerca para apoyarle en su esfuerzo. Pensad que si se trata de vuestro hijo, que va al psicólogo, existirán aquellos momentos en que decidirá dejarlo, es importante que os tenga cerca para que le guiéis sobre lo mejor que puede hacer.
  • Conseguido el objetivo. El adolescente estará motivado; si no es así, no hemos llegado a este punto. También es importante tener en cuenta que no siempre vamos a conseguir el objetivo propuesto; quizás lo hemos planteado mal, tenemos demasiada prisa en alcanzarlo y nos entorpecemos a nosotros mismos. O, simplemente, no ha pasado suficiente tiempo como para conseguirlo, entre otras cosas.

Sin embargo, lejos de desanimar a nuestros hijos, debemos enseñarles que la motivación es una cuestión de actitud, en que es mucho más importante el esfuerzo por llegar al objetivo que el objetivo en sí mismo. En base a esto debemos tipificar aquellos objetivos y metas que queremos, sabiendo que el aprendizaje que extraerán nuestros hijos de este proceso será básico, no sólo en esta etapa, sino para su vida de adultos.

Pautas para motivar a tus hijos

  • Cada persona es diferente, única y especial. Queda prohibido comparar a tu hijo con nadie y menos aún con otro hijo. Cada hijo es singular por sus rasgos de personalidad, sus talentos, sus intereses y su propio grado de madurez. Ello lleva a que cada uno tena un potencial determinado y diferenciado. Alguno puede ser un genio de las matemáticas y, sin embargo, a otro le puede encantar desmontar cosas y, a un tercero, cultivar las rosas de tu jardín. Y todos ellos merecen que les alabes, de la misma forma, su trabajo bien hecho y les riñas, de igual forma, cuando llegan tarde a casa o tengan la habitación muy desordenada. Necesitan vuestra motivación extrínseca, igual que necesitan aquella proveniente de sus profesores y de otros adultos referentes.
  • La influencia del grupo de iguales. Es importante que organices actividades que te permitan conocer al grupo de amigos de tu hijos, ¿qué tal una comida en la barbacoa? ¿o un día en la piscina? Y, si no tienes ni barbacoa ni piscina, ¿qué te parece una tarde de cine o de fútbol? ¿o si te lo llevas de salida a todos a algún lugar que sepas que les haría ilusión? A ti te permite hacer de “papá guay” o de “mamá superenrollada” y, de paso, conoces de cerca cómo son los amigos de tu hijo o de tu hija y, especialmente, la influencia que puedan ejercer sobre él/ella. Esta es la etapa en que los amigos son las personas más interesantes “del mundo mundial” y vosotros, no tenéis “nada” que aportarles. Aun así te escuchan y puedes usar lo que hayas visto para neutralizar la influencia negativa y aumentar la positiva.
  • Objetivos realistas, claros, entendibles, comprensibles, que se puedan cumplir. En la línea de lo que se ha dicho antes. Por ejemplo, fijarse como objetivo “estar motivado” es una meta vaga, amplia y no ayuda a conseguirla. En cambio, “quiero tener una actitud más positiva en casa” o “quiero tener una actitud más proactiva en el colegio”, es un escalón pequeño que nos llevará a la meta “quiero estar motivado”. Igualmente, y para poner otro ejemplo más fácil, decir “empezar a escribir” no cumple los criterios de un buen objetivo. Sin embargo, si digo “empezar a escribir diariamente un blog sobre X”, sí cumple dichos criterios y nos acerca a la meta.
  • Aumentar la autoestima. Como a todo el mundo, a los adolescentes los fracasos les desmotivan mientras que los éxitos les motivan. Por eso es importante sumar muchos éxitos. Para ello, el punto anterior ha de estar bien fijado para que las metas sean más fáciles de conseguir.
  • Voluntad y disciplina. Ambos valores son fundamentales para conseguir la motivación. Es imprescindible que los adultos que les rodean confíen en ellos.