Aunque no es un fenómeno mundial ni transcultural, en nuestra sociedad tenemos totalmente integrado el concepto de jubilación y, con él, hacemos referencia al paso que se da desde la vida laboral a una vida sin trabajo remunerado.
Debemos tener en cuenta que, ya sea positiva o negativamente, la jubilación constituye un cambio importante en el ciclo vital alterando nuestras funciones, rutinas, día a día…. y puede llegar a influenciar en la percepción que tenemos de nosotros mismos como personas competentes y válidas.
No podemos olvidar que también se producen cambios en cuento a nuestra capacidad adquisitiva, en nuestras habilidades personales e incluso en las relaciones con los otros. Pero esto, como casi todo, afectará de diferente manera de una persona a otra y los factores que pueden condicionar este importante cambio son, principalmente:
- El tipo de trabajo que se haya realizado.
- El nivel de ingresos.
- La salud de la que gocemos en el momento de la jubilación y posteriormente.
- Otros aspectos psicológicos, físicos y sociales.
Pero, ¿qué factor puede considerarse el más relevante? Pues fundamentalmente la actitud que manifestemos hacia la jubilación. Esto es importante porque dicha actitud predispone hacia una mejor o peor adaptación a la nueva situación. Como podemos imaginar, la actitud puede ser tan diferente como número de personas existen, pero de forma general podríamos concluir que se distinguirían en cinco.
Cinco maneras de afrontar la jubilación
- Rechazo: en la que se niega la jubilación y la vida como persona jubilada se percibe vacía. Está íntimamente relacionado con una percepción negativa de envejecimiento.
- Aceptación: se acepta la jubilación como algo inevitable y como una etapa más de la vida.
- Liberación: la jubilación es percibida como un premio al trabajo realizado. Se ha de poner atención en estos casos ya que existe el riesgo de caer en el aburrimiento y apatía, bien por la falta de expectativas o por carecer de una planificación de actividades y/o proyectos.
- Oportunidad: la jubilación es un deseo. Se ve en ella la posibilidad de llevar a cabo planes y proyectos que hasta entonces no se habían podido realizar. Es la jubilación entendida en su sentido más positivo.
- Ambivalente: es, en resumidas cuentas, mantener una actitud cambiante entre dos o varias de las posturas enumeradas anteriormente.
Y, ¿qué podemos hacer para entender la jubilación positivamente? Prepararla. Una jubilación positiva es el resultado de un progreso constante de reconocimiento de deseos y necesidades, elaboración de planes para realizarlos, etcétera.
Desde la Psicología podemos trabajar con nuestros mayores para prevenir los efectos negativos de la jubilación y hacer más fácil el paso de trabajador a jubilado, manteniendo su identidad personal, trabajando con su autoestima y adecuando su proyecto de vida a la nueva situación.
Actualmente existen programas y cursos elaborados en los que se trabaja, entre otras cosas, el concepto de envejecimiento, el cambio de actitudes, los hábitos de vida saludables, etc. Al tratar y trabajar cada uno de estos temas de forma individualizada, podremos conseguir que la persona cree sus conceptos e ideas sobre cada aspecto tratado, desarrolle sus propias actividades y motivaciones, se vea capaz de manifestar sus opiniones e ideas, vea con claridad cuáles son sus valores y mejore significativamente sus relaciones sociales. Recuerda que ser feliz en la vejez ¡es posible!