La cantante y actriz Kelly Osbourne ha luchado durante años contra sus problemas de adicción y tras cinco años sobria, la hija de Ozzy y Sharon Osbourne tuvo una importante recaída durante la pandemia.
«Elijo el alcohol no por cómo me hace sentir, sino porque consigue que no sienta nada», afirma Kelly.
Las adicciones de Kelly Osbourne comenzaron cuando esta tenía tan solo 13 años, pues tras someterse a una operación en la que le extirparon las amígdalas le recetaron Vicodin y fue así como conoció los opioides. Desde ese momento hasta ahora ha atravesado por fuertes crisis y recaídas tanto físicas como emocionales.
La estrella televisiva de The Osbournes, reality que protagonizaba junto a su familia, ha estado en rehabilitación en siete ocasiones y tras conseguir mantenerse cinco años sobria, la pandemia supuso un antes y un después en su salud ya que volvió a recaer.
Los problemas de salud de su padre (como Parkinson y problemas nerviosos) y el escándalo protagonizado por su madre (Sharon Osbourne abandonó el programa televisivo The Talk en el que había trabajado durante una década como tertuliana, tras mantener una fuerte discusión con una de sus compañeras), tuvieron un gran impacto en la cantante de 36 años.
Kelly acudió al programa Red Table Talks y confesó a Willow Smith, Gammy Norris y Jada Smith, su recaída. Además, la cantante habló sin tapujos sobre su complicada relación con el alcohol.
Osbourne confesó que cuando los restaurantes y hoteles empezaron a abrirse de nuevo por la pandemia, tuvo que hacer frente a una nueva situación. «Estaba sola, sentada junto a la piscina viendo como una pareja tomaba una copa de champán. Pensé: yo también puedo hacer eso. Al día siguiente, tomé dos copas y un día después fueron varias botellas».
«Soy una adicta, pensaba que podía beber como una persona normal pero resulta que no puedo. Es algo contra lo que voy a luchar por el resto de mi vida», confiesa Kelly Osbourne.
A través de sus redes sociales, Osbourne confesó a sus seguidores cuándo y cómo había sido su recaída en el alcohol. Desde entonces ha buscado ayuda y un tratamiento más eficaz con el que combatir su adicción. Por esa razón, la cantante dejó la frenética ciudad de Los Ángeles para irse a un centro de rehabilitación en Austin, Texas.
Además, Kelly asegura que es muy probable que tras terminar el tratamiento se aleje definitivamente del mundo hollywoodiense, ambiente en el que ha vivido desde que es una niña y del que quiere huir para conseguir una vida más estable y sana.
