La dependencia a Tinder: una historia de terror cada vez más extendida

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Tinder nació en el 2012 y en tan solo diez años se ha convertido en la aplicación de citas más utilizada. Usarla es realmente fácil: tan solo tienes que ser mayor de edad, incluir tu nombre, un puñado de fotos y una pequeña descripción. En un abrir y cerrar de ojos el mercado del ligoteo se despliega en nuestra pantalla. Y, en ese preciso instante, la posibilidad de desarrollar dependencia a Tinder está más cerca de lo que parece.

Pero empecemos por el principio.

En sus comienzos, esta aplicación fue denostada por muchos. Algunos de los más críticos aseguraban que el hecho de conocer a gente a través de Internet le quitaba emoción al amor. Otros la criticaban por ser una aplicación demasiado superficial, en la que la valía de los usuarios se mide por su apariencia física.

Pero no todo era tan horrible como parecía. De puertas para fuera todo el mundo denostaba Tinder. Y, sin embargo, los usuarios seguían creciendo y creciendo y su popularidad iba en aumento.

Cuando el coronavirus llegó, en marzo del 2020, la archiconocida aplicación de citas ya hacía años que había afirmado su reinado. No obstante, la obligación de quedarse en casa que asoló a los ciudadanos de países de todo el mundo, dio una nueva vida a la app.

Justo en el momento en el que más difícil resultaba conocer a gente, socializar y salir de la rutina, Tinder se posicionó como la mejor alternativa para la soledad.

Aquel viaje sentimental comenzado a principios de 2020, con un móvil y mucha ilusión, terminaría para muchos en una bonita relación de pareja. Sin embargo, para muchos otros, Tinder se acabó convirtiendo en una adicción.

dependencia Tinder

¿Qué es la dependencia emocional y por qué se fomenta Tinder?

Podemos definir la dependencia emocional como un patrón que se desarrolla en las relaciones interpersonales, caracterizado por un sentimiento de malestar que aparece ante la ausencia de aquello que genera la dependencia.

Normalmente, al hablar de la dependencia emocional se habla de un vínculo que ata a dos personas. Si una persona es incapaz de vivir sin Tinder o si necesita revisar la aplicación constantemente, entonces estaríamos hablando de una adicción a Tinder.

No obstante, es posible desarrollar dependencia emocional hacia las personas que se conocen a través de esta web de citas.

Pero, ¿por qué se desarrolla la adicción? Seguro que alguna vez has oído hablar de la gratificación inmediata. En este fenómeno está implicados los receptores cerebrales encargados de respuesta al placer. Al recibir una notificación, un me gusta en Instagram o un swipe a la derecha en Tinder, esos receptores cerebrales se activan, generando una sensación de felicidad momentánea.

Al ser una manera fácil de experimentar placer, es fácil volverse adicto a ella. Recuerda que tu estado de ánimo nunca debería depender de una notificación; si crees que eres adicto a Tinder, acudir a terapia online puede ser la solución.

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¿Cómo es el perfil de los adictos a Tinder?

No todas las personas que desarrollan una adicción responden al mismo perfil. Sin embargo, sí que podemos distinguir ciertas características que pueden facilitar el desarrollo de una adicción a Tinder:

Aunque la RAE define la autoestima como una «valoración generalmente positivo de sí mismo», en realidad podríamos definirla como la percepción que cada uno tiene sobre sí mismo.

Esta percepción, no obstante, puede ser buena o mala. Las personas con buena autoestima suelen aceptarse tal y como son. Además, son plenamente conscientes de sus partes buenas y sus partes malas. Es decir, tienen una imagen realista de sí mismos.

Por el contrario, podríamos definir a las personas con baja autoestima como aquellas personas que tienen una imagen negativa sobre ellos mismos. Se trata de personas a las que les cuesta aceptarse, porque perciben sus defectos mucho más que sus fortalezas.

La autoestima se construye, sobre todo, durante la infancia y la adolescencia. Por eso, cuando un individuo tiene una baja autoestima, esta suele derivarse de traumas o malas experiencias vividas durante sus primeros años de vida.

Muchas de las personas con una baja autoestima no se han sentido valoradas por sus padres durante la infancia. Es aquí donde se genera esa chispa que más tarde puede derivar en una adicción a Tinder.

Como se trata de personas que nunca han sido valoradas, tienden a pensar que no merecen ser tomadas en cuenta. De este modo, cuando se encuentran con alguien que les da cariño y que muestra interés por ellos, es fácil que desarrollen cierta dependencia emocional.

Imagina que la única fuente de cariño humano de la que disfrutas es una app de citas. En ese contexto, no puede ser muy difícil hacerse adicto a Tinder, ¿verdad?

  • Miedo al compromiso

Aunque Tinder puede facilitar el desarrollo de relaciones afectivas sólidas, también es el caldo perfecto para otro tipo de relaciones. Hablamos de las relaciones líquidas que el filósofo Zygmunt Bauman definía como vínculos frágiles y volubles.

No debemos caer en la demonización de las relaciones meramente sexuales. Utilizar Tinder para concertar encuentros de esta naturaleza no tiene por qué tener nada malo.

Sin embargo, algunos individuos desarrollan compulsivamente este tipo de relaciones líquidas porque no se sienten emocionalmente preparados para afrontar una relación «sólida». Estas personas pueden caer en coleccionar matches como entretenimiento o como vía de escape para poder sentir algo sin necesidad de despertar sus miedos.

En este caso convendría explorar en terapia el por qué de este miedo al compromiso que, sin duda, está restando calidad de vida a quien lo sufre.

  • Miedo a la soledad

Seguro que alguna vez has escuchado que alguien a quien conoces «no sabe estar solo».

Este problema, que puede no parecernos graves, es en realidad más común y más profundo de lo que parece.

La mayoría de las consultas que reciben nuestros psicólogos están relacionadas, de una manera u otra, con las relaciones de pareja. Por ese motivo podemos afirmar que existe un tipo de paciente que va saltando de relación en relación, sacando un clavo con otro clavo.

En este caso no podemos darle la razón al refranero popular. Cualquier ruptura, incluso aquellas que se llevan acabo por acuerdo mutuo y en buenos términos, supone una pérdida. Y toda pérdida conlleva un duelo, un dolor emocional que debemos sentir para poder sanar.

Un individuo que empieza una relación nada más terminar otra no curará nunca las heridas emocionales derivadas de sus rupturas. En este contexto es fácil desarrollar cierto miedo a la soledad, pues durante esos breves periodos de soledad no hay nada que palie el dolor que se siente durante el duelo.

Falta de responsabilidad afectiva y dependencia emocional a Tinder: un cóctel peligroso

Hablar de responsabilidad afectiva está de moda, o al menos eso parece cuando se echa un vistazo a las redes sociales.

Pero cuando llega la hora de ponerla en práctica, muchos se olvidan de los sentimientos de los demás y actúan sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. Porque eso, en resumidas cuentas, es la responsabilidad afectiva: actuar con consideración respecto a los demás, siendo conscientes de que todo lo que hacemos tiene consecuencias en quienes nos rodean.

No vamos a engañarnos, Tinder tiene grandes ventajas. Permite conocer gente, supone una experiencia poco traumática para aquellos que tienen problemas para socializar y ha sido la cuna de miles de historias de amor en todo el mundo.

Sin embargo, también tiene sus inconvenientes. Uno de ellos, quizá el peor de todos, es que es fácil olvidar que detrás de cada perfil hay una persona con sentimientos.

Son muchos los que ven este tipo de aplicaciones como un juego. Y son muchos otros los que ponen en Tinder sus esperanzas de encontrar pareja, de ser querido y de poder desarrollar un vínculo especial con alguien. Cuando se juntan, estas dos actitudes pueden generar un cóctel explosivo y altamente peligroso para los sentimientos del segundo individuo.

Prácticas como el ghosting, que consiste en hacer dejar de hablar con una persona con la que se había establecido un vínculo emocional, son muy comunes en las redes sociales. Si hay una pantalla de por medio es mucho más fácil ignorar las consecuencias de nuestros actos. Si no ves a la otra persona sufrir, asumes que lo que has hecho no ha tenido consecuencia alguna.

Por eso es imprescindible dejar claro lo que queremos a las personas con las que se habla a través de aplicaciones como Tinder. De esta manera, si el objetivo no es el mismo, se puede cortar el vínculo de raíz sin necesidad de que alguien sufra.

tinder

¿Se puede evitar la dependencia emocional en Tinder?

Usar Tinder de manera sana es posible, aunque parezca difícil.

Si estás planteándote adentrarte en el mundo de las aplicaciones de citas, aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte para utilizarlas de manera saludable:

  • Date tiempo: Como dice el refrán, «Roma no se construyó en un día». No entres en Tinder pensando que en cuestión de una semana tendrás pareja estable. En Tinder hay mucha gente y, como todo, es cuestión de prueba y error. Seguramente conozcas a mucha gente con la que al final no llegues a conectar del todo. Ten paciencia y sigue buscando, pero no te desesperes si no encuentras lo que buscas inmediatamente.
  • No te lo tomes demasiado en serio: Lo más seguro es que en Tinder te encuentres con gente que solo busca relaciones sexuales, o que ni siquiera responde después de hacer match. Relativiza estás pequeñas «derrotas» y no dejes que te amargue el día gente a la que ni conoces.
  • Cuida tus redes sociales: Seguro que te suena eso de conocer a alguien por Tinder, conectar y pasarle tu Instagram para hablar. Esta simple acción, que no tiene por qué conllevar nada malo, se vuelve un suplicio cuando alguien te hace ghosting y tienes que seguir viendo sus publicaciones. Por eso te recomendamos cuidar de tus redes sociales y eliminar a toda la gente que no te aporta nada positivo.
  • Pide ayuda: A mucha gente le da vergüenza ir al psicólogo, pero acudir a terapia no es nada de lo que debas avergonzarte. Si sufres dependencia emocional, o adicción a las redes sociales, un psicólogo puede ayudarte a superarlo.
Imagen de Lucía Lorenzo
Sobre Lucía Lorenzo Lucía Lorenzo es Graduada en Periodismo por la Universidad de Valladolid, donde descubrió su gran interés por los temas relacionados con la salud, especialmente con la salud mental, la gran olvidada en las enseñanzas universitarias. Entre sus inquietudes se encuentran el feminismo y los derechos LGBT. Ganadora de un premio de relato corto en el año 2013, disfruta escribiendo tanto noticias como ficción.
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