El uso de la fotografía sirve a la salud mental para que los pacientes se abran, rompan tabúes y superen el estigma. La fotografía va ligada al mundo emocional de los autores de las imágenes y ayuda a explorar aspectos del psiquismo en los que no se repara habitualmente, hablando del mundo emocional de la persona y del entorno en el que vive.
La salud mental implica un discurso personal y la fotografía es la excusa para que el paciente desarrolle una narrativa y un punto de vista personal. La expresión de las emociones ayuda a neutralizar la psicopatología, aquellas cosas que uno no puede hablar, saltándose la racionalidad y las defensas, en un proceso creativo y constructivo.
Estas conclusiones son realizadas por Javier Gutiérrez Igarza, psicólogo del Colegio de Psicología de Bizkaia, experto en la técnica denominada fotografía terapéutica y que ha sido presentada en el XXI Curso Anual de Esquizofrenia, celebrado recientemente en Madrid. Igarza, además, ganó el I Certamen de Fotografía Terapéutica, organizado por el Colegio de Psicología de Bizkaia.
El experto emplea esta técnica en el Hogar Izarra de Otxarkoaga, en Bilbao, que es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1977 que trabaja por mejorar la calidad de vida de las personas jóvenes afectadas por trastorno mental y también de larga evolución e, indirectamente, la de sus familiares, a través de un proceso de rehabilitación integral del sujeto a nivel personal, social y laboral, que facilite su integración en la comunidad como miembro activo de pleno derecho.
La técnica, habitualmente grupal, consiste en que un paciente, a instancias de su terapeuta, tome una fotografía de un tema en concreto -o de forma libre- y que luego hable de los motivos que le han llevado a tomar esa imagen, qué le sugiere y qué se está expresando.
“La psicoterapia basada en la fotografía es una técnica que tiene mucha potencialidad, contiene una idea y una narrativa que da el punto de vista de la persona que saca la fotografía a través de los significados de la imagen. Se desgranan una serie de significados y emociones asociados a esa fotografía, con los que, además, el resto del grupo se puede identificar y, a partir de ahí, elaborar sus propias sensaciones”, destaca.
“La persona va construyendo la realidad que tiene en su interior a través de las palabras y la expresión de las emociones y ayuda a neutralizar la patología, siendo la patología aquellas cosas que uno no puede hablar o desarrollar, dejando de lado las defensas racionales, puede ser muy quirúrgica a la vez que muy protectora. Es un buen complemento a otro tipo de intervenciones”, indica Gutiérrez.
En este contexto, el especialista subraya que la salud mental “implica un discurso personal y la fotografía es la excusa para que la persona desarrolle una narrativa personal. Este tipo de narrativas suelen estar fragmentadas por las patologías que padecen los pacientes. Facilitamos que construyan un discurso que les permita recuperar la continuidad en sus vidas y no quedarse atrapados en identificaciones patológicas y estáticas, propias de la enfermedad mental. Les ayuda a estar dentro de la sociedad-comunidad y superar el estigma de la enfermedad mental. Les ayuda a abrirse y también ayuda a la sociedad a ampliar su visión e incluir a todos”.
“A través de la mirada, podemos acceder al mundo emocional y trabajar con él»
La relación entre lo que fotografiamos y las emociones
Las categorías de significado son variados como:
- autoestima/afectividad
- autismo/aislamiento
- deporte/actividad física/sedentarismo
- independencia/dependencia/autonomía o relaciones con familia
Los temas específicos de la enfermedad quedan orillados por otros temas que tienen que ver con lo afectivo, con el crecimiento y el desarrollo personal.