rechazo socialTodos los seres vivos somos sociables. Inevitablemente, cuando nos movemos en el ambiente nos encontramos con una serie de contacto con otros. Los animales tienen relaciones sexuales, cazan en grupo e incluso se sincronizan con los de su misma especie para emigrar. Necesitan del resto para poder sobrevivir y desarrollarse.

En el caso de los humanos, el área social, tiene una influencia mayor que en el resto de seres vivos. Concretamente la importancia de relacionarnos con otros nos produce una satisfacción emocional, personal y aumenta nuestro sentimiento de pertenencia. Cuando las relaciones sociales son satisfactorias, las actividades de ocio son más gratificantes y se inicia una exploración del mundo en general.

Además, contamos con que nos sentimos acompañados y comprendidos por nuestros amigos, lo que influye en valorarnos a nosotros mismos de manera positiva. Al ver que los demás quieren estar con nosotros y que desean compartir parte de su tiempo, nos proporciona una creencia en cuanto a tener capacidades y habilidades positivas.

El miedo al rechazo social

¿Qué ocurre cuando nuestra área social no es satisfactoria? Las relaciones sociales reducidas tienen consecuencias negativas que afectan de manera directa a nuestro sentimiento de pertenencia a un grupo, lo que significa que nuestra identidad queda afectada. El tener ciertas características personales que valoramos como positivas y no poder compartirlas con los demás, nos hace dudar de si somos como habíamos pensado o por el contrario, no merecemos ser comprendidos.

El llegar a este punto nos hace prestar especial atención a reforzar el valor que se da la persona y a desarrollar habilidades sociales que permitan agrandar los vínculos sociales. Gracias a estas estrategias conseguimos una mejora en la autoestima y en la necesidad de sentirnos comprendidos.

La identidad, es pues, una necesidad que tiene nuestra personalidad para desarrollarse y conformar la persona que somos. Sin identidad, nos cuesta tomar decisiones, relacionarnos con los demás, afecta a nuestra autoestima, a nuestra capacidad para conseguir metas y a mantenernos ajustados a nuestro contexto.

Por tanto, una de las cuestiones que se deben abordar en la terapia es la identidad. Mediante esta variable, se fomenta la seguridad en uno mismo y en la capacidad de enfrentarse a cualquier dificultad social o personal.

Necesitamos de los demás para ser nosotros mismos. Siendo nosotros mismos, seremos parte de los demás.