Falta poquito ya para la Navidad. De hecho, las calles ya están engalanadas con las luces navideñas, los anuncios típicos de esta época ya se dejan ver y nos encontramos con coloridos escaparates. En general, esta es una Navidad más triste que las anteriores porque somos víctimas cansadas – casi agotadas – de una larga crisis económica y social, con un futuro incierto. Y, todo ello, genera y/o agudiza trastornos de salud mental.
Pero la cuestión es ¿quién creéis que vive la Navidad con mayor felicidad? y sobre todo, ¿quién la espera con una mayor ilusión? Si vuestra respuesta es los niños, habéis acertado: ellos son los que más se emocionan y los que más saben hallar aquello que muchos adultos han perdido: la magia de la Navidad.
Pero ¿a qué magia se refieren? Pues a pedir algo con todas sus fuerzas, desearlo mucho y, de repente, “por arte de magia” que el día 24 de Diciembre o el 6 de Enero se haya materializado su deseo. Si eres un adulto, no se tratará tanto de algo material sino de cumplir algo que hace mucho que anhelas desde un viaje a un lugar exótico hasta que se arregle “aquel problema”. Sin embargo, una “magia” es más fácil que la otra.
De Papá Noel a los Reyes Magos
No sé si has crecido en una familia en que la “magia” venía de la mano de un señor con una larga barba blanca y muchos kilos de más, vestido totalmente de rojo, llamado San Nicolás o Santa Claus o Santa y, por aquí, le tratamos con un poco más de familiaridad y le cambiamos el nombre por Papá Noel.
En cualquier caso, si es así, posiblemente recuerdes aquella ilusión de una de las noches más mágicas del año. Cómo se le preparaba algo de beber y de comer y la alegría tremenda, la mañana siguiente, al ver que sólo quedaban migajas de aquellas galletas que habías dejado a Papá Noel y un poquito de la bebida. Con el tiempo, aprendes que es importante el hecho de dejar “huellas” porque la magia no sólo debe existir sino debe poderse ver.
Lo mismo ocurría cuando los tres Reyes Magos, en la noche más mágica de los niños, debían venir a casa. Te contaban cómo los Magos llevaban una llave especial que servía para abrir todos los portales de todas las casas de la ciudad y, para aquellas que no tenían acceso, usaban una escalera muy larga y entraban sin hacer ruido. Se les dejaba turrones y un poquito de licor o leche para los Reyes y un cubo con agua para los camellos. Seguro que si en este momento reconectas con tu niño interior recuerdas cómo era tu mañana de Reyes.
¿Ya sabes cuál será tu mejor regalo para tus hijos?
Es en Navidad cuando la realidad y la ilusión se entremezclan. Y también es la época en que muchos padres acuden a la consulta del psicólogo preguntando si hacen o no bien fomentando esa vivencia en sus hijos. Y la pregunta es lógica y responsable, nada tiene que ver ni con creencias ni con religiones, se trata de valorar que una infancia saludable se basa, en buena parte, en la ilusión.
La Navidad es la que crea más ilusión entre todas las fiestas de las que disfrutan los niños.
Cada familia, cada uno de vosotros que me estáis leyendo, tenéis una forma distinta de vivir vuestra magia de la Navidad y de transmitirla a vuestros hijos. Si deseas decirles que Papá Noel bajará por la chimenea o vendrá con un trineo tirado por renos, si prefieres que tus hijos escriban la carta a Papa Noel o a los Reyes Magos o ambos, si prefieres contarles la historia de una familia muy humilde que vivía en Belén, un nacimiento el día de Navidad y la llegada de los Reyes a ofrecer sus regalos a Jesucristo, sea lo que sea, forma parte de tu propia manera de ver la Navidad, de las enseñanzas que has recibido, de aquello que has interiorizado y quieres o no proseguir con tus propios hijos.
El uso de la imaginación y la fantasía por parte de los niños es básico para su correcto desarrollo emocional e intelectual.
¿Cómo afrontar una Navidad con niños?
Es posible que ocurra que entre papá y mamá exista discrepancia educativa sobre qué hacemos con un señor gordito vestido de rojo y con barba blanca y tres señores vestidos con trajes exóticos y tres camellos. Ponerse de acuerdo con tanta gente en medio, no es cosa fácil.
Sin embargo, es muy importante llegar a un acuerdo “unánime” porque, pensad que vuestros hijos tienen abuelitos, tíos e, igualmente, es probable que ellos no estén de acuerdo con vosotros.
Cuando tengáis una decisión, comunicadla al resto de la familia. La magia deja de funcionar si hay alguien que no sigue las reglas del mago, eso sí, respetando las creencias de cada uno.
Pero hay que tener en cuenta algo muy importante: los niños” vienen en frasquito pequeño” pero son inteligentes y entienden el entorno mejor de lo que pudiéramos llegar a pensar nunca.
¿Hablar de fantasía es mentir?
Vivimos en una sociedad que celebra la Navidad. Podemos discutir si ésta ha dejado de convertirse en lo que era para pasar a ser unas fiestas consumistas. Pero, en cualquier caso, nuestros hijos también forman parte de esta sociedad que vive la Navidad. Aunque a vosotros no os vaya mucho ni Papa Noel ni los Reyes Magos, realmente no podéis apartar a los niños del colegio, del contacto con los profesores, de los escaparates, de los anuncios y de todo aquello que les recuerda que ya está aquí la Navidad.
En este contexto, es lógica la duda: ¿hay que explicarles a nuestros hijos quienes son, realmente, los Reyes Magos? ¿habría que contarles que el señor del vestido rojo es el invento, más que afortunado, de una multinacional de refrescos? Y quien piense que decir la verdad siempre es muy importante porque así fomentas que tu hijo te diga siempre la verdad, tiene razón. Sin embargo, la Navidad depende de si queréis transmitir lo que vosotros vivisteis, o no.
Por otra parte, la Navidad es una cuestión cultural y, por tanto, no se puede considerar una mentira,sino una fantasía, la magia de la Navidad que es vivida por los niños. Ellos, en un momento determinado del desarrollo, sabrán la verdad sobre esa magia. Mientras, vosotros decidís si merece la pena mantener en ellos, la magia de la Navidad.
El uso de la imaginación y la fantasía por parte de los niños es básico para su correcto desarrollo emocional e intelectual. Por tanto, es trabajo de los padres al educar a vuestros hijos, promover el uso de la fantasía y jugar con la magia porque, de esta manera, hacemos que los niños vivan una infancia plena y feliz.
Algo que, de todas maneras no deja de ser remarcable, es que no se deben usar dichos personajes como un premio a la buena conducta o un castigo a la conducta mala-regular. Por las mismas razones anteriores, los niños tienen capacidad completa de comprender su entorno, es decir, estamos rompiendo la “magia”. Si lo queréis hacer así, no digáis nada. Pero, sobre todo, si hay más hermanos, es importante que no haya diferencias ni se puedan hacer comparaciones entre ellos.
Vivid la magia con vuestros hijos
En la primera infancia, los niños intentan hallar un sentido a la realidad a pesar de tener una gran imaginación. Para ello intentan distinguir entre realidad y fantasía. Suelen jugar con personajes “fantásticos” que extraen de los cuentos que les leéis o de las pelis que ven porque así tienen la posibilidad de aprender acerca de habilidades y capacidades, del conocimiento que atribuyen al adulto o de los errores que se autoatribuyen precisamente por falta de conocimiento.
- Hasta los 4 años: no comprenden los conceptos abstractos. Por tanto, si le intentamos diferenciar la “verdad” de los Reyes o la “verdad” de Papa Noel no serán capaces de diferenciarlos, sino que para ellos serán igual de reales.
- De los 4 a los 6 años: empiezan a entender la diferencia entre fantasía y realidad. En esta etapa, algunos niños podrían preguntarse si todo no es una fantasía.
- De los 6 a los 8 años: el pensamiento abstracto se va desarrollando hasta la adolescencia y son capaces de comprender que los Reyes Magos no son reales en sentido estricto.
Qué elegimos: ¿Papá Noel o Reyes Magos?
De forma mayoritaria, en España se prefieren los Reyes Magos ya que se ha convertido en una tradición. Sin embargo, muchas otras son las familias con hijos, con los padres trabajando, que se decantan por Papá Noel puesto que llega antes, cargado de regalos y se considera como una forma de tener a los niños “entretenidos” y disfrutando de sus regalos durante más tiempo.
En cualquiera de las dos opciones que elijáis, no compréis por el mero hecho de atesorar juguetes, aparatos electrónicos de todo tipo…hacedlo con un criterio básico de, por un lado, cubrir necesidades que de cualquier forma se deberían resolver, por ejemplo: ¿vuestra hija que cursa primero de bachillerato se ha quedado sin ordenador, justo cuando ahora lo va a necesitar? O ¿vuestro hijo, que juega al fútbol, se ha quedado sin unas buenas zapatillas? Y, por otro lado, aquel regalo especial que coincide con algo que está a la última.
Sin embargo, no deberían ser todos los regalos porque eso es consumir por consumir. Sed reflexivos y pensad que la Navidad se acabará pero enero vendrá y vuestros hijos seguirán teniendo las mismas necesidades que tenían a principios de diciembre. Y vosotros también.
Por otra parte, y en especial a los niños, no fomentes durante el resto del año la creencia de que el consumo comporta felicidad o que los juguetes se consiguen sin ningún esfuerzo, de forma mágica.
Una cosa es que los juguetes los traigan personajes salidos de un mundo fantástico, como Papa Noel y otra muy distinta que tus hijos pidan juguetes sólo porque “toca”.
Entonces, el regalo se convierte en una obligación y se amontan juguetes, muchos de los cuales ni serán usados. Por todo ello, es tan importante enseñar a tu hijo durante el año la importancia de la generosidad con aquellos que menos tienen y que el regalo no es un acto sólo de recibir sino también de dar.
¿Debemos comprar los regalos con los niños?
Absolutamente no. Se trata de unas fiestas basadas en la imaginación y la fantasía que alimentan la magia de la Navidad. Poco o nada se estimula la imaginación y la fantasía cuando los propios protagonistas eligen aquello para lo cual, después, se creará una escena de misterio que, entonces los niños seguirán para no decepcionar las expectativas de los padres.
Consejos para que los Reyes Magos y Papá Noel acierten en sus regalos
A veces las listas de regalos de los niños parecen catálogos de juguetes, lo que hace compleja la tarea de los padres. Para ellos, el psicólogo y presidente de la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales, Javier Garcés, ha elaborado esta lista:
- Tener una idea de qué juguetes son más apropiados para cada edad.
- Dosificar los regalos a lo largo del año.
- Dar los regalos paulatinamente y permitir así que los niños los vayan asimilando.
- Avisar a los niños cómo es el juguete para evitar las frustraciones y decepciones.
- Siempre debe haber un adulto que ejerza de ‘organizador’ de los otros para que el niño reciba regalos distintos y adecuados.
- Los juguetes deben servir para que el niño juegue y desarrolle su imaginación.
- Escoger el regalo de acuerdo a las características psicológicas de los menores.
- No hacer ni decir nada que pueda fomentar la comparación con los amigos o compañeros.
- Negarse a regalar un juguete sexista o bélico.
- Combinar los juguetes ‘de capricho’ con otros más didácticos. Lo ideal sería que todos los niños pudieran disponer de un juego que permita la interacción con otros niños o adultos (parchís u otros juegos de mesa); un juego de carácter imaginativo, que permita la actividad individual de tipo manual (construcciones o mecanos); libros o cuentos adecuados; algún conjunto de pintura o dibujo (lápices y acuarelas) para el desarrollo de aptitudes; y algún instrumento musical adecuado a sus capacidades y edad.
- Los niños deben saber que los juguetes tienen un precio y las disponibilidades económicas, un límite.
- Los adultos no deben utilizar como pretexto a los niños para comprarse juguetes a sí mismos.
¿Qué hacemos ahora con tantos juguetes?
- Ante todo, mantener la calma. Si os habéis pasado, ya está hecho. Ahora es el momento de pensar soluciones y estar tranquilos.
- Intentad hacer una lista de los familiares que van añadir juguetes a vuestra casa. Llamadles, idles a hacer una visita o escribidles un mail, la cuestión es que si todavía no lo han comprado todo, no sigan. Sed cautelosos a la hora de hacer la petición.
- Otra manera es conocer de antemano qué tipo de regalos son, porque estaría bien que, si aún no los han comprado, fueran complementarios a los vuestros. Es decir, si les habéis comprado juguetes de “los que estaban en la carta”, vuestros familiares podrían comprar alguno de tipo imaginativo, libros, artístico o de relación con otros.
- Evitad las repeticiones: sólo producen que amontonéis juguetes a los que se les dará una escasa importancia.
- Hablando de amontonar, para evitar euforias excesivas y que nadie o nada se pueda hacer daño, lo mejor una vez pasado el día “mágico” en sí, es dejarles dos o tres juguetes y guardar el resto que se pueden ir sacando progresivamente. Es decir, al cabo de unos días se guardan estos juguetes y se sacan otros dos o tres diferentes.
Así a los niños les da la impresión que sus juguetes son siempre nuevos y distintos y sólo se le va parcelando su uso, a excepción de que tenga un juguete o juego “supermegafavorito”.
Pistas para que la magia no se desvanezca
Cuando se tienen niños sobre los 5-7 años, la pregunta comienza a asaltar a los padre: Y ¿hasta cuándo? ¿se puede hacer algo para que la magia de la Navidad no se desvanezca tan pronto? La respuesta es sí pero depende de vosotros, padres. Aquí unas pistas por si acaso las fuerais a necesitar:
- Si quieres que el barbudo vestido de rojo o los tres magos no sean descubiertos, no envuelvas nunca ningún regalo con un papel que sea habitual en tu casa, esconde los regalos en lugares inaccesibles o “supersecretos”, ve de compra sin los menores – eso rompe toda la magia- y, especialmente, ten muchísimo cuidado con tus conversaciones. Piensa que, en esta época, los niños tienen verdaderas antenas en sus oídos y si das a entender “el secreto”, os acabarán descubriendo.
- Existen numerosas apps a través de las cuales se puede hablar directamente con Papá Noel por teléfono o interactuar con él a través de la red. También existen otras muchas en que se puede enviar – directamente- la carta a Papa Noel en Laponia o a los Reyes Oriente y recibes respuesta de los eunucos o los pajes. En cualquier caso, son formas que proporcionan las nuevas tecnologías para que tus hijos hallen las evidencias que les faltan… como mínimo, un año más.
- Debéis mostrar entusiasmo e ilusión como vuestros propios hijos. Para ellos todo es importante, desde poner el árbol hasta preparar la cena de Navidad. Sed pacientes. En el fondo, quizás os estén ayudando poco pero lo cierto es que se lo están pasando muy bien y se sienten parte de las fiestas. Por ello, si vosotros disfrutáis de la estación, vuestros hijos también lo harán puesto que son muy sensibles a vuestros estados de ánimo.
Y, obviamente, como decíamos en “El síndrome del niño hiperregalado”, el mejor regalo que les podéis hacer a vuestros hijos es vuestro tiempo. Ese tiempo de calidad que os dedicáis a pasar con ellos, sea o no Navidad.
Pero, ya que estamos en Navidad, recuerda que la magia de la Navidad no sólo existe sino que debe dejar huellas. Y eso lo sabemos todos aquellos que hemos visto las “pisadas” de Papá Noel en la nieve, el ruido que ha hecho al pasar por la chimenea de casa o las galletas, a medio comer, por los Reyes Magos.
Al fin y al cabo, el recuerdo de la magia de Navidad puede ser vuestro mejor regalo.
Magníficas recomendaciones. Muchas gracias Mª Dolores.
Creo que tenemos una única oportunidad en nuestras vidas de formar parte de las ilusiones de nuestros niños. Fomentar su imaginación y hacerles creer en la magia es imprescindible, para que cuándo sean adultos sepan creer en sus propios sueños. El que no sueña en la infancia, no sabrá hacerlo en la madurez.