obesidad depresionDepresión y obesidad son dos patologías que guardan una estrecha relación. Ya hemos hablado en Siquia en muchas ocasiones de la influencia de la alimentación en nuestro estado anímico, desde cómo la comida basura engaña a nuestro cerebro a cómo la gestión de nuestra nutrición puede afectarnos por no mencionar los trastornos alimentarios.

La prevalencia de depresión y obesidad son un tema preocupante en las sociedades occidentales, también en España. La depresión incrementa las listas de mortalidad, genera un menor rendimiento en el trabajo -con su correspondiente absentismo laboral- e incrementa el número de hospitalizaciones.

Por su parte, la obesidad está estrechamente relacionada con problemas cardiovasculares que provocan una importante demanda de servicios sanitarios. Estas consideraciones han sido puestas de manifiesto por el Dr. Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, durante la conferencia Obesidad y depresión, ¿dos caras de la misma moneda?pronunciada en el XXIV Curso de Actualización en Psiquiatría de Vitoria-Gasteiz.

El experto ha afirmado que existe una causa bidireccional entre ambas patologías. “La depresión lleva a la obesidad y la obesidad lleva a la depresión, ambas situaciones pueden darse de forma simultánea. La obesidad aumenta el riesgo de sufrir depresión un 55% y la depresión incrementa el riesgo de ser obeso u obesa un 58% según los estudios recogidos en diferentes metanálisis».

La obesidad aumenta el riesgo de sufrir depresión un 55%

Factores que ayudan a padecer depresión y obesidad

“Factores genéticos, sociales, psicológicos u otras enfermedades (diabetes o patologías cardiovasculares, por ejemplo). De esta forma, un factor presente a destacar entre la relación obesidad-depresión es el denominado síndrome metabólico que es la combinación de factores de riesgo cardiovasculares como obesidad abdominal, diabetes, niveles elevados de triglicéridos y presión arterial alta.

Está presente en muchos casos de obesidad y depresión. Todo ello llevaría, según Miquel Roca, a que algunos subtipos depresivos puedan en realidad ser considerados enfermedades sistémicas, mediadas por procesos metabólicos. Otro punto a tener en cuenta es que los pacientes deprimidos suelen descuidar su estilo de vida y por tanto no siguen ningún tipo de dieta ni realizan actividad física. Esto provoca un aumento de peso y entran en un círculo difícil en el que ambas enfermedades se retroalimentan.

Para tratar esta comorbilidad de patologías, el Dr. Roca ha afirmado que los tratamientos han de dispensarse “a la vez y de forma coordinada”. Se debe animar al paciente a llevar un estilo de vida saludable y actividad física para prevenir la asociación entre depresión y obesidad”. “Seguir el estilo de la dieta mediterránea, aumentar la actividad física, cuidar el sueño, tener vida social y cambiar las rutinas son acciones que podrían reducir y prevenir la aparición de nuevos casos de depresión y obesidad.

Las cifras alertan de la alta prevalencia entre ambas enfermedades que han puesto en jaque a los profesionales de los sistemas sanitarios para abordar este problema sanitario de primer orden.  Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)  la depresión es el principal causante de situaciones discapacitantes en todo el mundo y en el caso de Europa representa más de 7% de la mortalidad prematura.

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