perspectiva¿Has perdido tu trabajo recientemente? ¿Estás atravesando un divorcio? ¿Has perdido a un ser querido?

Sin lugar a dudas, todas estas situaciones vitales nos resultan muy estresantes y, si no logramos asimilarlas de forma adecuada, pueden acabar marcándonos más de lo que deseamos.

En el momento en el que experimentamos una pérdida, ya sea laboral, familiar, personal e incluso material, parece como si una parte de nosotros se fuese con ella. ¡Y es exactamente lo que ocurre! Nos hemos identificado tanto con el objeto o persona perdida que el desprendernos de ella resulta muy doloroso y una parte de lo que somos, de nuestra identidad, desaparece.

Al iniciar cualquier relación (laboral, personal…) en nuestra vida, esta contiene inevitablemente el germen de su finalización, su fecha de caducidad. Por lo tanto, no durará eternamente y su término puede ser muy doloroso si nos hemos apegado demasiado a ella.

Sin embargo, aunque esto es una ley universal para toda la raza humana, hay motivos para la esperanza. Quizá la clave se encuentre en que seamos capaces de disfrutar con lo que tenemos mientras dure, sin que su pérdida o deterioro tenga que acabar con quiénes somos. Ahí entran la perspectiva y la apertura.

Si, por ejemplo, te han despedido hace poco, es posible que te sientas fatal, y que incluso esto haya afectado a tu autoestima y a tus ganas de volver a intentar buscar otro. Sin embargo, no has de olvidar que el trayecto de tu vida es muy largo, mucho más de lo que la estrecha visión de este doloroso momento te permite ver.

Con esto quiero decir que, aunque haya etapas en las que invariablemente habremos de sufrir, siempre podremos levantarnos si tenemos en cuenta el siguiente mensaje: “yo no soy mi trabajo”, “yo no soy mi pareja”, “yo no soy mi coche”, “yo no soy mis amigos”. ¡Soy mucho más que eso!

Si nos convencemos de que realmente no necesitamos todo eso para ser felices, y que la pérdida de alguna de estas personas o cosas no significa el fin de la vida, lograremos encontrar la fuerza suficiente para retomar aquellos aspectos valiosos para nosotros y comenzar a reconstruir nuestro mundo.

Por lo tanto, si te encuentras en alguna de las situaciones comentadas o alguna parecida no lo olvides: perspectiva y apertura. Logra ver que perder a alguien no es perder a todos, que perder un puesto de trabajo no es perder tus ganas de trabajar, y que perder a un ser querido no es perder la capacidad de amar.

Las reglas del juego de la vida son claras: disfruta mientras puedas de lo que esta te da, pero no olvides que nada dura eternamente, por lo que no te apegues demasiado a lo que pasará.


Sobre el autor de este artículo

Daniel Lobato López es Licenciado en Psicología.  A lo largo de su carrera profesional ha trabajado en diversos ámbitos del área de la salud mental (ansiedad, depresión, trastorno del sueño, etc) con especial dedicación a los trastornos relacionados con la alimentación y las adicciones. Le puedes seguir en SomosPsico.com o dejarle tu consulta aquí.

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