La psicología inversa se basa en ejercer influencia sobre alguien para conseguir la respuesta que tú quieres. La principal característica de esta técnica es que, para conseguir lo deseado, se expresa justamente lo contrario. Mucha gente considera que la psicología inversa es una mentira, que no funciona, o que, incluso, su eficacia solo es posible en un perfil determinado de personas. Lo cierto es que, de hecho, esta técnica de influencia es posible únicamente en un tipo reducido de gente entre los que se encuentran niños y adolescentes.
¿En qué personas funciona la psicología inversa?
Esta técnica suele ser efectiva mayoritariamente en personas que tienden a la rebeldía, aquellas que presentan problemas para acatar órdenes y normas, y en personas cabezotas o tercas. Todas estas características se pueden resumir en reactancia, es decir, las personas que más reactancia tienen son en las que mejor funciona la psicología inversa.
La reactancia es la activación motivacional que conduce a las personas a restablecer su libertad en cuanto sienten amenazadas ciertas libertades de conducta. Es lo que consideramos que podemos hacer siempre que queramos. Cuando nos piden que hagamos algo que no teníamos pensado hacer, lo consideramos una amenaza o que coarta nuestra manera normal de actuar, entonces nos volvemos reactarios.
¿Cuándo se usa la psicología inversa?
En general, las personas suelen responder mejor a peticiones directas pero cuando se quiere persuadir a alguien que se resisten al cambio o a las sugerencias, como pueden ser los adolescentes, se puede intentar mediante psicología inversa.
- Las tareas del hogar suelen ser motivo de disputa entre madres e hijos. Si le dices a tu hijo que no sabe hacer algo seguramente querrá demostrarte que te equivocas. Por ejemplo, frases como “Creo que no eres capaz de hacer tu cama durante una semana seguida”, o “No puedes comer más de 2 veces verdura a la semana” suelen funcionar mejor que su forma positiva.
- Lo ideal es utilizar la psicología inversa cuando se haya producido un enfado, porque la persona se está dando cuenta de la imposibilidad de llevar sus planes a cabo. Los niños, además, suelen tener berrinches de gran intensidad emocional, lo que les hace más vulnerables a esta técnica.
¿Cómo se usa la psicología inversa?
Existen muchas maneras de ponerla en práctica pero todas basan su eficacia en que la otra persona debe sentir que tiene el control y que es libre de tomar sus decisiones.
- En discusiones, ríndete y da la razón. La otra persona se dará cuenta de que no quería ganar el asunto de la discusión, sino sentir que te podía vencer por lo que terminará cediendo.
- Di lo contrario a lo que empezaste defendiendo. Conseguirás que sus argumentos caigan por su propio peso. Por ejemplo, si tu hijo no recoge su cuarto, prueba con “genial, lo mejor es que no ordenes tu habitación, así quien venga a casa se dará cuenta de lo limpia que está la casa menos tu espacio.”
- Provocar. Insinúa que aunque haga lo que le pides no lo hará bien o no será capaz.
- Crear curiosidad. “No se te ocurra ir a la cocina…”
- Plantéalo como una competición que deben ganar.
La psicología inversa no es una herramienta de comunicación
La psicología inversa, sobre todo su abuso, puede ser contraproducente.
- Si no tienes cuidado, puedes llegar a enseñar a tu hijo a no hacerte caso, porque entenderá que con tus cambios realmente no sabes lo que quieres.
- Si tu hijo se da cuenta de que estás intentando manipularle, hará caso a tu sugerencia inversa y se saldrá con la suya.
La comunicación efectiva ha de estar basada en la asertividad y no en la manipulación, de esto sabe mucho nuestro equipo de psicólogos de Siquia, que puedes consultar en cualquier momento.