La vida de los portadores del virus de inmunodeficiencia humana, el VIH, ha cambiado mucho –y para bien- en las últimas décadas.
La serofobia existe y se puede eliminar con tratamiento psicológico

Los avances médicos han permitido que su calidad de vida mejore sustancialmente, pero pese a ello la sociedad pública mantiene activo un estigma que impide que estas personas infectadas tengan una vida plena tal y como querrían. Consciente o inconscientemente muchas de ellas sufren un rechazo denominado serofobia, y que deriva a que muchas de ellas vivan encerradas en el armario.
Y si no, miremos alrededor: ¿cuántos famosos, más allá de Charlie Sheen o Magic Johnson, han reconocido en público ser portadores del virus?
Aunque no sea un neologismo recogido por los diccionarios, como sí puede ocurrir con la homofobia, la definición de serofobia sería sencilla: “miedo o rechazo hacia las personas seropositivas”.
¿Cuándo surge la serofobia?

Desde su aparición como enfermedad a principios de los años ochenta, los juicios de valor han estado ahí. En su momento se daban al ser una enfermedad vinculada a grupos sociales marginales.
Pero no desaparecieron con el paso de los años: una vez se había expandido a toda la sociedad, cuando el VIH llegó a ser denominado la gran pandemia nunca sufrida, el desconocimiento sobre las formas de transmisión contribuyó negativamente a la vida de las personas con sida.
El hecho de que los medios de sociedad hablaban de la enfermedad de manera poco contrastada, ayudó al crecimiento de la discriminación hacia los enfermos. Los datos están ahí: un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística en 2004 afirmaba que uno de cada tres españoles no estudiaría o trabajaría con una persona infectada de sida.
La Fundación para la Innovación y la Prospectiva en Salud en España llevó a cabo un estudio a lo largo de 2010 titulado “Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH” con datos alarmantes. De entre las más de 1.600 personas encuestadas, un 58’8% de la población estaría incomoda si algún compañero de su hijo estuviera infectado. De estos, el 40’1% le cambiaría de colegio si pudiese.

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Pedir citaCómo se puede evitar la serofobia
Básicamente trabajando en la educación y conocimiento de la enfermedad. Vivimos en un momento en el que los efectos paliativos son muy importantes y, siendo portador, se hace vida completamente normal.
Si como sociedad trabajamos en normalizar la situación, hacemos el esfuerzo de conocer y educar en qué medios de transmisión existen, alcanzaremos un punto en el que dejaremos de tener el miedo inconsciente –que se tiene a todo aquello que se desconoce.
Cuáles son los síntomas de los que sufren serofobia
En este contexto de rechazo, como cualquier otra fobia en la que se es el agente pasivo que sufre el ataque, puede derivar en síntomas muy perjudiciales a nivel psicológico y anímico.
Ese armario tras el cual se esconden los protagonistas provoca ansiedad y angustia, y en determinadas ocasiones puede derivar en un cuadro agudo de depresión.
De cara a superar toda esta problemática, la mejor opción es acudir a un especialista. En Siquia contamos con un amplio equipo de psicólogos expertos que podrán ayudarte a superar la situación, trabajando en los puntos clave que te ayuden a avanzar independientemente del contexto que te rodee.
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