Desde el comienzo de la historia de la humanidad, el hombre ha mostrado una fuerte conexión con el reino animal. Este estrecho vínculo ha ido viajando a lo largo del tiempo haciéndose más fuerte hasta llegar a nuestros días. El desarrollo de la ciencia unido a este fenómeno ha permitido analizar los efectos positivos que puede tener la compañía de un animal en la vida del ser humano. Los animales llevan mucho tiempo ayudando al desarrollo del hombre y beneficiando su existencia. Veamos algunos ejemplos de esto de manera cronológica:
- En el 1200 a.C los griegos comenzaron a considerar a los perros animales de compañía con un papel co-terapeuta en los templos que destinaban a la curación.
- En el siglo 9 d.C los ciudadanos de Gheel, Bélgica, desarrollaron la “Therapia Naturelle” en la cual los pacientes debían aprender el cuidado de los animales de compañía, terapia que hoy en día sigue en pie.
- En el siglo 16 d.C, el Dr. Calcius, uno de los más prestigiosos de la época, recomendaba a los enfermos entrar en contacto con los perros para sanar sus dolencias.
- Ya en el siglo 17 d.C, el caballo asume en Europa un papel relacionado con el tratamiento de personas discapacitadas y su bienestar.
- En 1792, en Inglaterra comienzan a salir a la luz los primeros informes sobre los beneficios de las terapias asistidas con animales de compañía.
- En 1944 el Hospital de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Nueva York comenzó a utilizar a los perros como ayuda a la recuperación de los convalecientes de guerra.
- En 1947 el Dr. Samuel B. Ross fundó una de la institución más importante dedicada a la educación infantil y juvenil a través de terapias asistidas con animales.
- En 1974 se crea en Ohio el primer programa que pretende poner en relación a los reclusos con animales. Todo ello consiguió reducir la violencia de los mismos y los intentos de suicidio.
- En 1977 se fundó “Delta Society”, actualmente conocida como “Pet Parners” cuyo lema es “Juntos podemos cambiar vidas”.
- En 1983 surge la organización escocesa PAT destinada a la oferta de visitas de animales a hospitales, hogares y escuelas cont tratamientos especiales.
A partir de todos estos casos surge la Intervención Asistida por Animales de Compañía (IAA). Es un tipo de terapia que utiliza a los animales como elemento principal del tratamiento. Se pretende, así, mejorar las funciones sociales, físicas, emocionales y cognitivas del paciente, dirigidas en cualquier caso por personas dotadas de profesionalidad en los campos tanto de la salud como de la educación. La intervención siempre se hará de manera individualizada, con un plan personalizado y unos objetivos predefinidos. Es decir, el paciente no va a realizar las sesiones solo sino que las realizará acompañado de un psicólogo o educador.
Para llevar a cabo la Terapia Asistida con Animales es necesario el trabajo de un equipo con carácter interdisciplinar con conocimientos en varios campos.
Generalmente los animales empleados en estos tratamientos son perros o gatos adiestrados que además cuentan con unas características especiales.
No obstante, existen terapias con animales como caballos, las cuáles tienen beneficios muy específicos tales como:
Transmisión de los impulsos rítmicos del animal mediante los que se lanza un estimulo que mejora la motricidad del paciente, la regulación de su tono muscular o la coordinación.
Transmisión de un patrón de locomoción tridimensional que también beneficia a los problemas motores y ayuda a coordinar los movimientos que utilizamos para realizar una actividad física.
Transmisión del calor del animal que nos ayuda a relajar la musculatura y mejorar y estimular la sensopercepción táctil con la que contamos.
¿En qué casos se aplica la Terapia Asistida con Animales?
Las aplicaciones de la Terapia Asistida con Animales van desde la ayuda destinada a enfermos mentales, las dolencias físicas, la integración de la población penitenciaria, la compañía física y mental a personas mayores que viven solas, discapacidades incluso niños con necesidades especiales.
Las últimas investigaciones han podido demostrar que la compañía de los animales ofrece tranquilidad y relajación que conllevan una reducción del ritmo cardíaco o la presión sanguínea. Podemos hablar de otros beneficios en el plano psicológico como la mejora de la concentración, de la autoconfianza, la reducción de la ansiedad y el estrés y una mejor adaptación al entorno que nos rodea. Se estimula además la capacidad de una persona para ser independiente o mejorar las relaciones familiares.
Todos estos beneficios pueden conseguirse en cualquier individuo sin tener en cuenta la edad o la condición. Sin embargo, no se recomiendan este tipo de tratamientos para edades avanzadas ya que parece más eficaz en edades tempranas, especialmente en niños que desde muy pequeños cuentan con una enfermedad.
Hemos de considerar que esta terapia no pretende en ningún caso reemplazar a las terapias clínicas, sino complementarlas. Poco a poco podemos hacernos una ligera idea de los beneficios que puede llegar a tener el contacto del humano y del animal. El autismo, el Síndrome de Down o la depresión han sido, son y serán problemas mucho más llevaderos con un animal al lado.
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