En ocasiones, la vida nos presenta dificultades que pueden convertirse en un obstáculo al que no sabemos enfrentarnos. El ser humano está capacitado para adaptarse al medio y, por tanto, para resolver sus propios problemas y contribuir a solucionar los de los demás.
No existe un método, característica o fórmula exacta. Sin embargo, durante un tiempo se creía que la capacidad para resolver problemas estaba relacionada con nuestra inteligencia. Hoy en día se comprende que la capacidad de resolución se adquiere con el entrenamiento y es aquí donde aparece, para ayudarnos, la terapia de solución de problemas.
Qué es la terapia de solución de problemas
Se trata de un método o técnica psicológica que tiene como objetivo solventar los problemas que surgen en la vida diaria. Cuenta con una gran eficacia y es sencillo aplicarla a la práctica. Esta terapia se utiliza de forma efectiva en cualquier caso de estrés o frustración para identificar el problema y buscar alternativas. Cuenta con cuatro objetivos principales:
- Identificar cuáles son las causas del problema.
- Mostrar los recursos disponibles para hacer frente al problema.
- Proporcionar un método sistemático para solventarlo.
- Establecer unas pautas para solventar dificultades futuras.
Para cumplir estos objetivos se sirve de un método que se estructura en cinco fases diferenciadas. Se trata de un procedimiento prolongado que requiere tanto tiempo como esfuerzo por parte de todas las partes pero su resultado merece la pena. Las fases que desarrolla son las siguientes.
Cómo te ayuda en la práctica la terapia de solución de problemas
Orientarse hacia el problema
Nuestra actitud hacia el problema va a ser crucial. Es por eso que el primer paso debe ser mostrarnos positivos y convencernos de que somos capaces de afrontarlo. Debemos identificar las limitaciones con las que contamos y cambiar la visión que tenemos. Podemos plantear el problema como un reto al que somos capaces de enfrentarnos. Quedarán a un lado los impulsos.
Definir y formular el problema
Una vez que hayamos asumido que tenemos una dificultad para la cual hay una solución, hemos de centrarnos en esta fase. Con la ayuda de un psicólogo, podemos estructurar el problema de la mejor manera posible y plantearlo como un reto. Una buena manera de ello es escribir en un papel toda la información que consideremos importante de manera objetiva sin entrar en valoraciones personales. Así mismo deberemos identificar cual es la solución que se propone para el problema, su significado y como va a afectarnos a nivel tanto social como personal. En último lugar hemos de asumir que no todos los problemas encuentran una solución por lo que podemos crear pequeñas partes del problema que se solucionarán de forma más sencilla.
Generar soluciones alternativas
Generaremos el mayor número de posibles soluciones alternativas. Puede que esta tarea no sea sencilla pero hemos de esforzarnos ya que, cuantas más formas de resolver el conflicto propongamos, mayores serán nuestras posibilidades para resolverlo. Asimismo aumentará la calidad de nuestra soluciones.
Tomar las decisiones
Hemos de seleccionar todas las alternativas generadas para poder valorarlas y compararlas. Escogeremos aquellas que creamos más útiles en función al conflicto planteado. Estableceremos los costes y los beneficios de cada una de las soluciones propuestas basándonos en cuatro factores:
- Probabilidad de que el conflicto se solucione.
- Calidad del resultado que esperamos a nivel emocional.
- Proporción del tiempo y esfuerzo que necesitamos.
- Coste y beneficio tanto personal como social que se espera.
Con los resultados que hayamos obtenido valoraremos si nuestro problema se puede resolver. En el caso de ser negativo volveríamos a las primeras fases del proceso para poder buscar otra solución que nos satisfaga.
Ejecutar y verificar
Cuando hayamos elegido la solución a nuestro problema debemos aplicarla a la práctica para comprobar si es efectiva. Cuando la realicemos hemos de observar si los resultados son los esperados, siempre de forma objetiva. En el caso de que no sea así debemos ir a pasos anteriores para corregir el problema. Una vez resuelto el conflicto es bueno premiarse para dejar a un lado el problema del todo y empezar una nueva etapa.
Los problemas son tan humanos como nosotros por lo que no debemos frustrarnos por ellos. La solución siempre llega y tenemos que trabajar para ello. Nuestro equipo de psicólogos online te ayuda a conseguirlo en Siquia.