Del amor al odio tan solo hay un paso. A veces, las relaciones más amorosas e intensas se trasladan a un punto que nada tiene que ver con el amor. Esto lo podemos explicar atendiendo a tres puntos: la amabilidad, la sintonía y la transparencia.
Así puedes cambiar los hábitos y construir una relación de pareja saludable
La amabilidad
Cuando una relación de pareja está comenzando, la amabilidad está muy presente, pero, con el paso del tiempo, se gana en confianza y crecen los momentos de intimidad… y los de roces. Mantener una buena comunicación es uno de los aspectos clave para que nuestra relación de pareja sea buena y, sobre todo, duradera.
Estando fuera, en el trabajo o con los amigos, mantenemos las formas pero cuando volvemos a casa perdemos esa amabilidad por varios motivos: porque estoy cansada, porque estoy enfadada, porque he tenido un mal día…
En casa no tenemos filtros, decimos las cosas tal cual nos salen y la amabilidad se deja a un lado. Tenemos que tener claro que, una relación de pareja, si no hay amabilidad van a comenzar a parecer las quejas y los reproches y, en última instancia, la furia, por eso son tan importantes las formas y la educación.
Si hay algo que nos molesta de nuestra pareja debemos exponerlo con tristeza e incluso con enfado, pero nunca perdiendo la amabilidad. El control de nuestras emociones es muy importante en estos casos, piensa cómo vas a expresar eso que tanto te ha molestado de tu pareja antes de decirlo, al igual que harías con un compañero de trabajo con el que no tienes confianza.
La sintonía
Tenemos que tener en cuenta que nosotros tenemos nuestras propias necesidades y nuestra pareja tiene otras distintas y para nada tienen que ser iguales. De hecho, lo ideal es que no lo sean, porque una relación de pareja se ve enriquecida cuando las personas que la forman son distintas.
Lo cierto es que tenemos que estar en sintonía con las necesidades del otro. Tenemos que tenerlas en cuenta, respetarlas e interesarnos por ellas.
La transparencia
En clima tenso y de discusiones con nuestra pareja suelen aparecer las etiquetas. El problema está en que estas etiquetas nos imposibilitan mirar con transparencia las distintas situaciones que vivimos. Esto ocurre de forma inconsciente, desde luego, pero cuando nos vemos en una situación de conflicto, siempre vamos a achacarle estas etiquetas al otro, sin importar cuál ha sido su comportamiento. Incluso aunque intentemos hacer algún cambio en nuestro comportamiento, nuestra pareja casi seguro no lo perciba porque se mira sobre un prisma que no es transparente.
Al margen de la amabilidad, la sintonía y la transparencia, que nos ayudan a negociar, sacar cosas muy positivas de la relación y mantenerla sana, está la exigencia.
Una relación de pareja debe estar equilibrada. No podemos dar el 80% y recibir el 20% o viceversa porque no va a funcionar, lo bueno y lo sano es que cada miembro de la pareja aporte un 50% para complementarnos hasta en días malos. Es importante rebajar nuestras propias expectativas para no entrar en un clima de exigencia que no se corresponde con una relación sana, por eso debemos alimentarnos también con cosas que no entran dentro de la pareja: amigos, trabajo, ocio…
Adaptar y relativizar las cosas que podemos aportar a nuestra pareja y lo que nuestra pareja nos puede aportar a nosotros facilita ese equilibrio que necesitamos.
El concepto que debemos tener claro es que si somos amables favorecemos un clima sosegado, la pareja se siente escuchaday se rebaja la tensión.
Esperamos haberte ayudado, pero si necesitas una atención personalizada recuerda que siempre puedes contactar con nuestro equipo de psicólogos online y probar la terapia de pareja ¡La primera consulta es gratuita y sin compromiso!
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