enfermedades raras siquiaLas enfermedades mentales han existido toda la vida. La literatura ha sido una gran fuente de información que nos permite ver cómo desde la Edad Media ya se hablaba sobre el concepto locura. La depresión o el síndrome de estrés post traumático nos hacen pensar en la actualidad pero lo cierto es que, sin diagnóstico y término concreto para definirlo, su origen es muy antiguo.

Ciertamente, la presencia de patologías mentales ha ido aumentado considerablemente desde finales del siglo XX. Según la OMS, alrededor de un 10% de la sociedad mundial padece algún tipo de trastorno mental. El contexto de bienestar de las sociedades de los países más democráticos y desarrollados incide en el desarrollo de una patología mental: cuando más cubiertas están las necesidades básicas de supervivencia, más tiempo encuentra el individuo para reflexionar sobre su sí. Por esta razón hay múltiples enfermedades que se relacionan directamente con este contexto sociocultural, como pueden ser los trastornos alimentarios o los TDAH.

Nuestro contexto social y cultural, nuestra vivencia garantizada gracias a un Estado del Bienestar, nos mueve a autoevaluarnos constantemente, a hacer una mirada introspectiva profunda y, también, más juiciosa. Eso nos ha llevado a que, hoy en día, se reconozcan más tipo de síndromes y trastornos mentales, cada vez más específicos y concretos. Desde Siquia hemos indagado al respecto y os queremos presentar algunos de ellos:

Síndrome de Wendy

Todo el mundo conoce o ha oído hablar del Síndrome de Peter Pan, aquellas personas que no quieren crecer por miedo a asumir responsabilidades. Lo que no es tan sabido es que detrás de cada “Peter Pan” suele haber una “Wendy”, esa persona que acarrerará todo el deber que el otro no quiere asumir. En este sentido, el Síndrome de Wendy se manifiesta como una imperante necesidad de complacer y agradar constantemente al otro debido a un gran miedo al rechazo o al abandono. Este síndrome se da mayormente en mujeres y en relación a la pareja o a los hijos y son personas que “difícilmente controlan su propio rumbo en la vida, por lo que se enfocan en controlar la vida de otra persona”, apunta el psicólogo Jaime Lira. Según el psicólogo, algunos de los rasgos característicos de estas personas son sentirse imprescindible, entender el amor como sacrificio, intentar hacer feliz a la gente de alrededor, pedir constantemente perdón por todo, tomar responsabilidades que no le corresponden o deprimirse ante la falta de atención y la plena aceptación social. Para tratar psicológicamente el síndrome es esencial que el individuo reconozca que lo padece.

Catoptrofobia

Este extraño síndrome, en proceso de estudio, se define como el miedo desmesurado y fobia al reflejo del espejo. La catoptrofobia se caracteriza por suponer un miedo “persistente, anormal e injustificado” a los espejos, aunque todavía no se sabe con exactitud si es a los propios espejos o al reflejo que éstos transmiten al individuo. En todo caso, las personas que sufren este trastorno evitan mirarse en cualquier espejo y evitar ver su reflejo en cualquier superficie. Los síntomas característicos son la respiración entrecortada o pesada o la sudoración, claros síntomas de un cuadro de ansiedad. La catoprofobia, más allá de una posible baja autoestima, suele derivar de traumas emocionales que se han vivido en el pasado y han tenido alguna relación con el elemento del espejo o sencillamente por el miedo suscitado por la superstición. En tanto que es muy difícil evitar el propio reflejo, y a fin de no terminar en el aislamiento total, se recomienda aceptar el caso e iniciar un tratamiento psicológico.

El mal de Capgras

También conocido como Síndrome de Capgras, esta patología describe aquellos individuos que dejan de reconocer a uno a varios seres queridos cercanos y consideran que han sido reemplazados por dobles o que son impostores. La enfermedad de relaciona directamente con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros familiares, probablemente debido a una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.

El nombre del síndrome honora al psiquiatra francés Jean Marie Joseph Capgras, quien reconoció la enfermedad en 1923 bajo el nombre de l’illusions des soises (la ilusión de los dobles) y actualmente está inscrita como la enfermedad 32606 en la DiseasesDB, la base de datos de enfermedades de información libre del ámbito médico. El Mal de Capgras ha sido objeto de distintas producciones literarias y cinematográficas, como la película inglesa The Broken (2008) que explora las impresiones de desamparo de la protagonista de la historia, quien padece el síndrome y se enfronta a un mundo que apenas le es conocido.

Síndrome del acento extranjero

Este síndrome afecta a personas que presentan el acento de un idioma que desconocen o de un dialecto con el que nunca han tenido contacto. Generalmente se produce como resultado de una lesión cerebral grave, como un derrame, siendo este síntoma el resultado de la distorsionada planificación de articulación y de los procesos de coordinación, según apuntan los expertos P. Mariën, J. Verhooeven, P. Wackenier, S. Engelborghs y PP. De Deyn en el estudio Foreign accent syndrome as a developmental motor speech disorder publicado en 2009 en el National Centre of Biotechnology.

Eufobia

Por general, los seres humanos vivimos las buenas noticias con júbilo mientras que las malas noticias nos cuestan más de digerir. No obstante, hay personas que viven esta situación de forma totalmente contraria y es el caso de los individuo que sufren eufobia: el miedo irracional a recibir buenas noticias. Como suele ocurrir en la mayoría de fobias, la respuesta inmediata ante la mala recepción de una noticia positiva es la ansiedad.

Permarexia

Los trastornos de la alimentación cada vez están más extendidos en la sociedad y ya no se limitan únicamente a los más conocidos, la anorexia o la bulimia. Cada vez se van identificando nuevas conductas que también resultan patológicas y la permarexia es una de ellas. Este trastorno incita al individuo que lo padece a vivir a base de la realización de una dieta detrás de otra. Son personas que tienen baja autoestima y buscan perder peso, lo que les lleva a iniciar una dieta, pero cuya falta de fuerza de voluntad les hace «romper» el régimen de la dieta. Esto provoca frustración y empeño en volverlo a intentar, entrando en un constante bucle de dietas fracasadas y frustraciones.