equilibrio emocionalEsta metáfora me resulta muy gráfica, ya que nosotros necesitamos varios puntos de sujeción que sustenten nuestro equilibrio emocional.

Está claro que a lo largo de la vida sobre nosotros, «nuestro tablero», se posan diferentes cargas: unas son más pesadas, otras están solo durante un corto periodo de tiempo, pero lo que está claro es que si no tenemos una buena base, cualquier cosa nos puede desmoronar y provocarnos mucho malestar. 

Una vez se ha derrumbado «nuestro tablero» levantarlo supone un esfuerzo mayor que haberlo mantenido en pie. Por eso es interesante valorar a menudo el estado de nuestro «mueble».

Hay una cosa que a veces supone mucho sufrimiento psicológico para la persona, lograr una mesa «estándar» según la cultura en la que vive.

La influencia cultural, también es una fuente de conflicto a la hora de aceptar la diversidad de mesas que otros deciden construir.

Las patas pueden representar muchas cosas y cada persona debería decidir qué sustento quiere en cada momento, es cierto que unas patas tendrán más grosor o se situará a en puntos estratégicos de equilibrio, pero lo realmente importante es la aceptación de la diversidad en el mobiliario, ya que lo que para una persona puede suponer un gran apoyo emocional para otro no y establecer una base de vida en algo que no es decisión propia sino «imposición social» en lugar de colocarse en la parte de abajo de la mesa y ayudarte a ser feliz, se vive como un peso en la parte superior, suponiendo mucha insatisfacción.

Otro punto a tratar en la metáfora es el lugar en el que se encuentra el protagonista, hay quien decide situarse debajo de la mesa y asumir la responsabilidad de su propia vida, quien se sitúa encima, dejando en manos de otros la carga y quien cual espectador se limita a vivir la vida desde un plano externo asumiendo el papel que considera que debe pero sin una implicación personal en la decisión.

Es interesante que observes tu propia mesa, ¿cómo está ahora?, ¿qué diseñó te gustaría que tuviese? y ¿qué «patas la sostienen»? así como el grosor de éstas, si crees que necesitas más apoyos o engrosar alguno de ellos. Plantéate cual ebanista, cómo tallarlo, porque los amigos, el trabajo, la pareja, la familia… no se quedan para sujetarte sino los das el valor que corresponde, cualquier pata necesita un grosor adecuado, y este se establece dando la responsabilidad y el valor coherente que tú decidas establecer.

Somos seres sociales, por ello necesitamos apoyos sociales, de ahí que limitar nuestro equilibrio a la aparición de un solo pilar nos hace frágiles, la desaparición de cualquier pata importante nos supondrá mucho dolor, aunque mientras existan más sujeciones nuestra mesa continuará en pie.

Limitar nuestro equilibrio a un solo pilar nos hace frágiles

Quizá se entiende mejor con la educación de los niños, ellos nacen como un tablero sin sustento y los padres decidimos convertirnos en un pilar central y grueso, a medida que avanza el tiempo y cambian sus necesidades, debemos aceptar que el peso ya no debe ser sustentado por nosotros, sino por él y por quién decida, ya que la amistad, la pareja, el ocio, el trabajo y cualquier otro valor tiene que ser decisión del dueño del mueble, y nunca de ninguna de sus patas. 

Crea tu mesa, elige tu patas y aligera el peso, cargando sobre el tablero solo lo que realmente para ti es importante.