¿Tienen ventajas los videojuegos?
Sí, numerosas, e importantes para los programas de prevención del abuso y de la dependencia a los videojuegos. Entre estas ventajas destacan:
- Son una forma de entretenimiento divertida que no debería ser incompatible con realizar otras actividades, incluso, al aire libre.
- Favorecen la concentración, la atención selectiva, la memoria a corto y largo plazo, la agilidad mental, la aptitud visoespacial…
- Desarrollan la coordinación óculo-manual y los reflejos así como el tiempo de reacción.
- Presentan un entorno ideal para el aprendizaje ya que desarrollan la curiosidad y la creatividad y pueden desarrollar aplicaciones creativas.
- Favorecen la autoestima.
- Muchos videojuegos son educativos y disminuyen la probabilidad de conductas problemáticas.
- Favorecen la socialización, al formar parte de una “comunidad” de jugadores.
- Pueden mitigar el estrés.
Inconvenientes de los videojuegos
Núria y Enrique llegan a consulta psicológica asegurando que están “desesperados” con la conducta de su hijo Diego, que permanece horas y horas literalmente “enganchado” a los videojuegos. Debemos tener en cuenta que Diego tiene 11 años – edad en la que no debería estar “enganchado” más que a la vida – y, por tanto, la primera tarea será concienciar a unos padres que creen que la play ha aparecido en casa, “pero nadie sabe cómo” y se ha convertido en dueña de su tiempo libre.
No obstante, jugar es necesario, tanto para el desarrollo de las funciones psicológicas afectivas, conductuales y cognitivas, como en la adquisición de habilidades sociales interpersonales. A pesar que creemos que el juego es característico de la etapa infantil, lo cierto es que se lleva a cabo a lo largo de toda la vida, ejerciendo un papel muy importante a lo largo del ciclo vital.
La cuestión es que los videojuegos están en el punto de mira de todos aquellos que trabajamos en la salud de los niños y adolescentes. Y, aunque no todos los inconvenientes son aplicables a todos los videojuegos, esto nos debería permitir ser más conscientes del momento de la compra; leer la información detallada, edad para la que son recomendables, tipo…
Entre los principales inconvenientes, hallamos:
- Transmisión de valores violentos. Aunque muchos piensen que no se van a transmitir dichos valores a las pautas de comportamiento general del niño o del adolescente, puesto que uno es el mundo virtual y otro es el real, ello no es cierto. De hecho, ya fue el psicólogo Albert Bandura quien nos habló acerca del aprendizaje vicario o modelado como una forma de adquisición de conductas nuevas por parte de la observación.
En el aprendizaje vicario, el refuerzo de una conducta se basa en todos aquellos procesos cognitivos de imitación del comportamiento del modelo.
En el caso de los adolescentes expuestos a videojuegos violentos, pueden llegar a aprender modelos para interactuar y responder de forma violenta en su entorno social y, como asocian sentimientos positivos al propio hecho de la violencia, se produce una desensibilización sistemática. A partir de aquí, un adolescente puede entender como algo normal y tolerable la violencia, haciéndose insensible al dolor de los demás.
Pero, además, en el caso de los videojuegos, el aprendizaje de la violencia también se hace por condicionamiento operante mediante el entrenamiento de dichas conductas, puesto que ello lleva a tener una serie de consecuencias medibles como consecución de objetivos, privilegios,…
- Transmisión de valores sexistas. Concretamente la transmisión de actitudes que promueven estereotipos de rol sexual o, lo que es lo mismo, creencias que las personas somos diferentes en función del sexo y del rol social asignado. En este sentido, muchos videojuegos todavía presentan a la mujer como un objeto sexual, clasificándolo y le dan un papel poco relevante socialmente y dependiente del hombre. Fomentan conductas machistas de las cuales ya deberíamos estar alejados. Aún así, no deja de ser muy relevante puesto que el aprendizaje de valores forma la personalidad del niño y del adolescente y de ello dependerá la sociedad en un futuro.
- Cuando se dedica un tiempo excesivo a los videojuegos, se limita, reduce e, incluso, se elimina el tiempo que se puede dedicar a otras actividades necesarias, convenientes o agradables.
- Algunos videojuegos de acción, estrategia o rol, producen una respuesta de estrés muy elevada, que produce síntomas fisiológicos de ansiedad.
- Problemas en las relaciones familiares y sociales. El uso excesivo de videojuegos, en cuanto a tiempo, disminuye el tiempo que se puede dedicar a actividades en familia o a las interacciones sociales que hacen que la conducta sea adaptativa y saludable.
- Efectos físicos secundarios. La exposición a una excesiva estimulación óptica, en algunos casos, con grandes descargas de iluminación de una vez, las radiaciones que emite la pantalla, la postura corporal incorrecta, e incluso, la falta de higiene en algunas habitaciones donde se juega durante horas, sin salir, ventilar, comiendo o sin ducharse, perjudica seriamente la salud y el bienestar de los niños y adolescentes.
- Adicción. Algunas de las cuestiones anteriores, favorecen un uso excesivo de los videojuegos que se podría convertir en un abuso. Sin embargo, hablaríamos de adicción a los juegos online si, a los anteriores se les suma no poder realizar sus actividades cotidianas, necesidad de jugar cada vez más tiempo para conseguir los mismos objetivos y malestar intenso cuando se esta un tiempo – o bien se priva, por ejemplo, a causa de un castigo – sin jugar con los videojuegos.
A pesar de que el DSM-V no reconozca las adicciones tecnológicas, sí es cierto que la adicción a los videojuegos estaría más próxima a clasificarse como un trastorno adictivo y, en concreto, la modalidad online, se hallan en estudio.
Pautas para gestionar y limitar el uso de los videojuegos
- Establecer un horario de juego. Antes de empezar a jugar, programad juntos: durante cuánto tiempo se va a jugar y cuál será el momento de terminar para hacer otras actividades o mantener relaciones sanas con la familia y los amigos. Algunos juegos no guardan los resultados obtenidos si no se llega a una determinada fase, con lo cual siempre se pospone la finalización y el niño o adolescente ve potenciado su deseo de jugar. En cambio, en la modalidad multijugador online, no acaban ni aunque el jugador haya abandonado la partida, pero también favorece la demora de la finalización.
Por tanto, acordar una hora de inicio y otra de finalización, se convierte en un mecanismo de control fundamental ya que permite una regularidad en los patrones de alimentación y sueño y de realización de tareas cotidianas, escolares y domésticas.
- Concretar las actividades a realizar en los períodos en que no se juega. Teniendo en cuenta tanto las tareas escolares y cotidianas como las actividades de ocio – no vinculadas a los videojuegos – familiares y sociales, que sean alternativas saludables.
- Evitar o controlar los videojuegos online. Por sus características, son los más adictivos del mercado y debido a diversas cuestiones: como ya he dicho, la actividad continúa aunque tu hijo haya abandonado el juego, lo que favorece una demora de la finalización y potencia el deseo de seguir jugando; no tienen un final determinado ya que siempre hay más niveles que conseguir, obtener más puntos e incluso, en algunos de ellos, dinero; establecimiento de comunidades virtuales de jugadores con intereses parecidos, con el consiguiente sentido de pertenencia. Por ello es importante controlar el tiempo que nuestros hijos pasan jugando a videojuegos online, hasta que no tengamos una organización del tiempo libre lo suficientemente bien estructurada como para no permitirnos pasar demasiado tiempo jugando a los mismos.
- No instalar la videoconsola ni el ordenador en la habitación. Cuando se juega en la habitación, se potencian todos los comportamientos anteriormente descritos, favorece el aislamiento familiar y social, altera la realización de las tareas escolares, cotidianas y caseras, altera los patrones de alimentación y de sueño, que se pueden ver interrumpidos y dificulta la realización de tareas con la familia. Es mejor tener tanto la videoconsola como el ordenador en alguna de las zonas comunes de la casa como el comedor, el salón o alguna sala de estar.

- Conocer los videojuegos que utilizan vuestros hijos. Así controlamos aquellos contenidos que, por edad, consideramos indeseables y, por otra parte, rompe la barrera generacional que la aparición de las nuevas tecnologías produce.
Por otra parte, conocer y jugar con los videojuegos de nuestros hijos – y con nuestros hijos -favorece los vínculos paterno-filiales.
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