Absorben la energía. La vitalidad. El ánimo. Los vampiros emocionales buscan cualquier situación para crear de forma progresiva desgaste en los demás. Esto provoca que los afectados por estos vampiros queden agotados, desgastados y aislados debido a la actitud absorbente de estos vampiros. Pueden dañar incluso la propia salud física y psicológica.
Los vampiros emocionales que intoxican nuestro bienestar

Los vampiros emocionales os atraen para luego vaciaros. Son vecinos cálidos y cordiales delante de vosotros, que a vuestra espalda extienden rumores”
Albert J. Bernstein en su obra “Vampiros emocionales”
Se ha hablado mucho sobre estas personas que pueden llegar a intoxicar nuestro bienestar, el problema surge cuando no te das cuenta de que esas personas que te rodean te están perjudicando. Te envuelven en tristeza, envidias o quejas. Te consumen la energía vital. Son estrategas y manipuladores que hacen tambalear nuestras emociones. Ante estas personas no se produce una reciprocidad. Solo son ellos y su constante manipulación y afán de protagonismo hacia los demás.
Consecuencias de convivir con vampiros emocionales
El ánimo, la motivación y la energía vital es lo que nos mueve a realizar actividades, a tomar decisiones y a encontrar una estabilidad y un bienestar en nuestra vida. Sin embargo, estos aspectos, al ser atacados, pueden desencadenar problemas de salud ya que desgasta progresivamente nuestro positivismo. Es importante evitar el contagio emocional al que pueden introducirnos estos vampiros emocionales. Si, por el contrario, nos invaden con su manipulación, podremos padecer de baja autoestima, problemas de concentración, cansancio, sensación de huida o bajo rendimiento en nuestro trabajo.

Tipos de vampiros emocionales
Sarcástico
El sarcasmo puede sobrepasar la delgada línea entre el humor y el daño. Usar esta cualidad para ridiculizar y humillar al otro no es más que convertirse en una persona cruel. Las sutilezas que caracteriza al sarcasmo hacen que, sin apenas tiempo de reacción, recibas críticas y humillaciones que nos baje la autoestima. Cuando esto ocurra es necesario reiterar la idea de que esos comentarios no nos han sentado bien y es mejor que no se vuelvan a repetir.
Agresivo
Son considerados los más peligrosos. Caracterizados por usar la ira y la violencia, tanto física como verbal, con cualquier situación que les desagrade. El desprecio que les invade en cualquier momento nos incomoda. Puede que la mejor solución ante este vampiro emocional sea la distancia ya que, a no ser que recurra a ayuda profesional o terapia para evitar esa conducta, es muy difícil que desaparezca.
Pasivo-agresivo
Este vampiro emocional oculta su hostilidad hacia el resto con una sonrisa, se enfada con una exagerada parsimonia de tal manera que desespera a los demás con su actitud. El silencio es su mejor arma, así como la pasividad ante las situaciones que le acontecen con respecto a los demás. Se basa simplemente en jugar con los demás, una manipulación basada en el victimismo, donde ellos nunca tienen que pedir perdón.
Narcisista
Yo. Yo. Y después, yo. Todo gira en torno a ellos, les ha pasado de todo y su vida se construye a base del reconocimiento propio por parte del resto. Carecen de empatía, con dificultades para mostrar cariño o preocupaciones por los demás. Lo que hay que conseguir con este tipo de personas es mostrar objetividad en sus actos, sin aumentarles el ego y poniéndoles límites.
Furioso
Atacar, humillar, acusar y crear conflictos donde no los hay. Estos son los adjetivos que pueden representar a los vampiros emocionales furiosos. Provocan situaciones de ira ante cualquier situación. Sin embargo, para que no consiga embaucarnos y hacernos pedazos, es importante mantener un equilibrio emocional, tranquilizándonos por dentro y no entrando en su juego. Porque al fin y al cabo, es eso lo que pretende.
Mártir/ víctima
La vida no les regala ni un ápice de felicidad. Todo lo malo les pasa a ellos, y si no, se quedan con los aspectos negativos de cada situación. Esto es síntoma de una baja autoestima que hay que saber racionalizar. Apoyarles y hacerles razonar que cualquier problema se puede solucionar es una forma de ayudarles. Sin embargo, ellos insisten en la negatividad y agotan nuestras energías.
Celoso y chismoso
La envidia es su compañera de batallas. Siempre hablando a las espaldas, criticando, difundiendo rumores y sacando cualquier hecho de contexto. Hay un dicho muy común que dice que ‘no hay mayor desprecio que no hacer aprecio’. En este caso, es la clave para que no consigan herir nuestros sentimientos. Ignorarles y no preocuparnos de lo que puedan decir o hacer es nuestra mejor defensa.
Crítico
Nada le vale. Todo está mal o siempre está disconforme con lo que se propone, se dice o se hace. Este vampiro emocional sabe de todo y nada está lo suficientemente bien para él. Tienen el don de hablar con cariño de forma irónica para ridiculizar y hacer sentir inferior a los demás. Para frenarles, es importante mostrarte como una persona segura de lo que está bien y lo que está mal pese a sus críticas. Lo que él opine no tiene que influirte.
Controlador
Todo bajo control de una forma obsesiva. Esa es la principal característica de los vampiros emocionales controladores. Tienen el don de manipularte hasta absorber todo el positivismo que tengas. Todo se resume en ellos y su poder de superioridad. Para evitar que te manipulen debes dejar claro cuáles son tus decisiones y tus opiniones, y no dejar que ellos decidan por ti, ni te convenzan de que lo mejor es lo que ellos piensan o hacen.
No escucha, solo habla
Habla todo el tiempo. Cuenta sus opiniones sin escuchar al resto. No le importa lo que tú le contestes durante la conversación. Tan solo le sirves como pañuelo de lágrimas o de éxitos, porque sea cual sea el contenido de su monólogo, él solo quiere desahogarse. Es agotador cruzarte con un vampiro emocional de este tipo, ya que provoca un sentimiento de rabia por no ser escuchado. Por eso, lo mejor es interrumpirles de forma cortés, para que se den cuenta que tú también intervienes en el dialogo.
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Buenos días, quería exponer mi caso y encontrar explicación a una odisea que he vivido durante un año.
Un supuesto amigo se acercó a mí haciéndome participe de su duro pasado, de la necesidad que tenía de recuperar su vida, del miedo que tenía a sentirse rechazado de nuevo… creando así, un vínculo inmediato y una relación super intensa que me ha costado la salud. Le abrí las puertas de mi vida, lo incluí en mi grupo de amigos y le invité a todos nuestros planes. Hablábamos todos los días, las conversaciones siempre giraban en torno a él, me contaba sus inseguridades, sus miedos… y yo intentaba hacerle ver todo lo bueno que había en él para que recuperase la confianza en sí mismo. Él me agradecía de manera desmesurada todo lo que estaba haciendo por él, me decía que era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo y que se sentía muy afortunado de haberme encontrado, que era la persona que más le ayudaba, que más le comprendía y que siempre podría contar con él.
Al poco tiempo me confesó que se había enamorado de una amiga mía y su interés por quedar conmigo para hablar era cada vez mayor, gente de mi entorno me hizo dudar de sus intenciones pero yo seguí brindándole mi amistad. Lo único que me hacía dudar de él era que en público no se comportaba de la misma manera que lo hacía en privado conmigo. Aquello no cuajó y se refugió en mi argumentándome que nuestra amistad estaba por encima de todo y no quería perderme.
Al principio por cualquier tontería me pedía perdón y me decía que tenía mucho miedo a perderme, que mi amistad era muy importante para él y que no podía soportar hacer algo que pudiera romper nuestra amistad, me pedía que no le dejase. También se preocupaba de cualquier cosa que me pudiera pasar, siempre estaba pendiente de mi, hasta que tuve un problema serio y desapareció.
De reclamarme diariamente empezó a comportarse de manera más distante, su carácter empezó a cambiar, no me contestaba bien, no contaba conmigo, un día estaba eufórico por hacer algo y cuando llegaba el momento me decía que no le apetecía hacer nada…..siempre me iba a casa con la sensación de que no se lo pasaba bien y no disfrutaba de nada de lo que le proponía.
Yo seguí a su lado, escuchándole, apoyándole cuando tenía crisis pero me decía que no sabía ayudarle y me hacía sentir culpable. Me decía que la gente siempre le decepcionaba, que él era muy bueno, que dependía mucho de la gente y éso le daba miedo. Mis amigos no veían con buenos ojos esta relación, me decían que me estaba manipulando y separando de ellos. Justificaba sus cambios de humor hasta que empezaron a afectarme. Pasó de ser la persona más cariñosa del mundo a comportarse de manera desagradable. Un día le expuse que no me encontraba bien, que todo había cambiado y que nuestra amistad ya no era lo que era. Me respondió con ira, a gritos me dijo que era una decepción, que nunca se hubiese imaginado que yo le diera un golpe tan bajo y que no era una persona sincera. Me dijo que iba de víctima y me amenazó con no volver a verle nunca más. Me hizo sentir un ser despreciable, y llorando le pedí perdón. Seguimos en contacto un tiempo pero las cosas ya no fueron como antes, nunca me pidió perdón por las formas y yo me di cuenta de que algo no funcionaba en mi y decidí distanciarme de forma radical y sin dar explicaciones.
Me he saltado muchos capítulos por no extenderme demasiado pero ha sido un año muy duro. Me he sentido manipulado, utilizado, he perdido mi libertad y mi identidad.
Gracias por escucharme.