chakras psicologia siquia
Los chakras son los seis puntos de energía de sinergía mental y corporal, según la doctrina hindú / FUENTE: Kimberly Vohsen

Mente sana in corpore sano. El famoso latinismo procedente del siglo I, que expresa de la aspiración de mantener la mente y el cuerpo en armonioso equilibrio, no se desencaminaba de la realidad. Somos poco conscientes de la implicación que tiene nuestro estado psíquico en nuestro bienestar corporal y también a la inversa, del efecto que nuestra fisiología ejerce sobre nuestra salud mental. Cuerpo y mente no son dos entes independientes sino que se necesitan inequívocamente el uno del otro. En general, no concebimos la estrecha relación ente ambos y damos poca importancia a la sinergia que mantienen. Por suerte, cada vez se alzan más disciplinas que apuestan por esa unidad y la Diafreo-Terapia es una de ellas.

El concepto diafreo proviene del griego y significa abrir, separar, dejar paso. La disciplina de Diafreo se basa en la premisa de que nuestra musculatura es el reflejo de nuestras emociones, de nuestro interior. Para nuestra expresión emocional utilizamos toda nuestra musculatura, un instinto innato y generalmente subconsciente – soltar una carcajada, fruncir el ceño, etc. No obstante, por general, esta tensión muscular expresiva es contraída e inhibida para limitar nuestra expresión, ya sea por miedos o prejuicios.

A largo plazo, esta restricción de nuestra expresión emocional física conlleva dolores crónicos que son consecuencia de un recogimiento personal y emocional total. El resultado: un individuo cerrado, tanto emocional como físicamente. En este sentido, la terapia de Diafreo busca la armonización integral de la persona partiendo del trabajo corporal en el que se busca el bienestar físico y mental.

Por un parte pretende recuperar cada parte de nuestro cuerpo mediante la liberación de tensiones y la plena consciencia del cuerpo. Además, por otro lado, en el proceso de ‘liberación’ tensional también liberamos la psique (experiencias y expresiones) registrada en nuestra memoria corporal, recuperando así el conocimiento de nuestra identidad. Diafreo, pues, es la autoconsciencia del todo que uno es, y no de las partes.

El error de clausurar nuestra expresión

Vivimos en una sociedad que tiende a esconder la expresión de las emociones. ¿Por qué? Quién sabe. Nadie nos lo ha enseñado pero indirectamente lo hemos aprendido. “Llorar es de niños” o “rendirse es de débiles” son frases que se nos graban en nuestro subconsciente, llevándonos al miedo por expresar físicamente lo que sentimos. El precio a pagar, no obstante, es elevado.

Estamos acostumbrados a un círculo vicioso de adaptación corrosiva. El terapeuta individual y familiar, Toni Barber, especialista en la Diafreoterapia, explica que bloqueamos algunas zonas de nuestro cuerpo, aprendemos a inhibir ciertas respuestas, aislamos informaciones conflictivas que nuestros sentidos nos envían, cambiamos una determinada postura para no sentir el dolor físico. Costumbres adaptadas, un estado perezoso que nos han conllevado a la pérdida de espontaneidad, de nuestra capacidad de respuesta, de conexión con distintas áreas de nuestra memoria y con la flexibilidad para ciertos movimientos.

Esta comodidad termina causando estragos tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo. Mentalmente sufrimos una pérdida de nuestra identidad personal, en mayor o menor grado según nuestra historia. En cambio, físicamente podemos desarrollar un dolor crónico que deriva del mantenimiento de las tensiones musculares que generamos durante esa lucha por tratar de contraer nuestra musculatura. La consecuencia física altera todos los sistemas: des del hormonal y circulatorio hasta el sistema energético y, como no, el sistema nervioso.

 

Equilibrando el cuerpo y la mente

Su definición lo especifica todo. La terapia Diafreo es el trabajo corporal y emocional de integración. Por tanto, los ejercicios físicos, principalmente estiramientos, son la clave de esta terapia. Descubriendo nuestro cuerpo, sus capacidades, su plena composición, adquirimos una consciencia plena que directamente trasladamos a nuestra mente.

Cuando nos encerramos en la restricción de la expresión muscular se producen procesos de acortamiento y contracción crónica de las cadenas musculares. Estos mecanismos, pero, no responden únicamente a procesos físicos, sino que se desarrollan y consolidan según nuestro proceso de adaptación y relación con el entorno, sumando las experiencias traumáticas que hemos podido acumular. De esta forma describió Françoise Mézières la relación sistemática entre el cuerpo y la mente. Mézières, fisioterapeuta francesa, fue la madre de la actual terapia de Diafreo, derivada del Método Mézières de rehabilitación que creó a finales de los años cuarenta.

Según esta célebre fisioterapeuta, la forma del cuerpo, las posturas y la actitud corporal que vamos adquiriendo en el transcurso de los años nos permiten bloquear el flujo de información sensorial y nerviosa, disminuyendo su impacto en nuestro estado emocional y la expresión emocional de nuestro cuerpo y condicionando nuestra capacidad de respuesta, todo ello en un intento de adaptarnos a las demandas y represiones del entorno.

Así, el trabajo corporal en Diafreo deriva de los estudios y principios fisiológicos que desarrolló Mézières, junto a las aportaciones de otros especialistas. Sería Malén Cirerol, discípula directa de la fisioterapeuta, quien perfilaría tras muchos años de investigación el método terapéutico que denominaron Diafreoterapia.

Solo o acompañado

Como mejor se sienta uno. La Diafreoterapia se adapta a las necesidades del paciente, pudiéndose realizar en sesión individual, sesión grupal o sesión de estiramiento global. La sesión individual permite un trabajo de introspección profunda en tanto que tras una breve entrevista “se procede a la lectura  corporal en la que el/la terapeuta  intentará situar donde están los principales  bloqueos, tanto   musculares  como energéticos”, apunta la especialista Malén Cirerol. Sin olvidar que el ejercicio es la clave del trabajo Diafreo, la terapeuta matiza que en el contacto de una sesión individual “nos orientará  sobre las posturas  básicas de estiramiento global a utilizar”.

De estos mismos principios partes las sesiones grupales, donde el terapeuta propone distintas líneas de trabajo a un máximo de diez participantes. Los trabajos son variados y abiertos a prestar la ayuda que los participantes precisen incluyendo ejercicios de todo tipo cuya finalidad siempre será “la búsqueda del equilibrio, de la flexibilidad y de la intregación del ‘yo’ corporal”. En ambos casos, la elección final del tipo de sesión adecuada es propia del cliente, pero siempre se resuelve tras una entrevista con el terapeuta especializado

Por último, el estiramiento global en Diafreo va dirigido especialmente a niños, dado que son sesiones de corta duración “pero absoluta eficacia”. Cirerol asegura que pese a que en una terapia es esencial la constante cooperación entre terapeuta-paciente, la condición de los niños no ha obstaculizado la experiencia de esta metodología que, en sus 26 años de práctica, ha obtenido buenos resultados.