Editorial Pirámide amplía su colección de Guías para padres con el libro de Amador Delgado Montoto «Mi hijo no estudia, no ayuda, no obedece». Un obra divulgativa para todos aquellos padres preocupados por una actitud distante de sus hijos, que se alteran con facilidad, cambios de humor, de la relación en el hogar, de sus pereferencias…
Como explica el autor, al llegar la adolescencia los hijos muestran novedosos e inquietantes comportamientos. Es una etapa complicada para los padres y también para los propios adolescentes. A nivel de educación y relación familiar, parece que todo lo que funcionaba en años anteriores, ahora no hace efecto. Castigos, reprimendas y sermones no hacen sino empeorar la situación.
A lo largo del libro se desarrollan herramientas que persiguen mejorar las habilidades de comunicación y el manejo de conflictos. La práctica de estas habilidades servirá para tener un mejor conocimiento de las necesidades e intereses de los hijos en su adolescencia. Así, cuando el adolescente se encuentre en situaciones límite, los padres poseerán recursos para ayudarle a afrontarlas.
Cosas que aprenderás en este libro si eres padre
A destacar lo positivo. Aprender a negociar. Valorar los logros de sus hijos. A mantener la calma. A manejar la ansiedad. Practicar la escucha activa. Evite los sermones. Encauzar las emociones. Estimular la inteligencia emocional. Interesarse por los nuevos gustos de sus hijos. Aprender a ser empático. Poner límites.
Lee las primeras 19 páginas del libro.
A lo largo de los 25 años de profesión he escuchado la frase «mi hijo no quiere estudiar» tantas veces que si la escribiera podría llenar libretas enteras. La entrada en el instituto coincide con el inicio de la adolescencia. Al cambio físico se va a sumar el cambio de etapa educativa y con ello aparecerán nuevos retos a los que tendrán que dar respuesta, padres y educadores. La tranquilidad y sumisión de los años anteriores darán paso, de forma súbita, a conductar como rebelarse contra la autoridad, necesidad de independencia, preocupación por la imagen corporal, cambios repentinos de humor, vergüenza o pudor ante algunos comentarios, incumplimiento de normas y otros similares.
Los padres, desconectados ante la nueva situación, tendrán que dar lo mejor de sí mismos si desean salir airosos. Los hijos, por su parte, tendrán que hacer frente a inciertos retos para los que no les han preparado. Leer más.
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