Mi pareja no cree en los psicólogos. Cómo gestionarlo si necesitas terapia de pareja

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A terapia de pareja acuden parejas de todo tipo; algunas están cercanas a la separación y vienen presionados por uno de los miembros de la pareja que desean intentar, hasta la última oportunidad, que la pareja siga adelante.

Otras parejas llegan al psicólogo con crisis de confianza propiciadas por falta de comunicación siendo esté el principal motivo de consulta. Pero existen muchos otros; desde cuestiones relacionadas con redes sociales, problemas con las familias extensas e, incluso, factores propios de cada uno de los miembros de la pareja que acaban deteriorando la relación.

Y, en estas, que es muy habitual recibir llamadas de una persona, habitualmente mujer, que pide una cita para una terapia de pareja y, el día de la sesión, se presenta completamente sola y, al ser preguntada, aparece una frase tan típica y tópica. como “mi pareja no cree en los psicólogos” pero no se acaban allí…

Tópicos falsos acerca de la terapia de pareja

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1# Sólo van a terapia las parejas que están a punto de separarse

Como he dicho al principio, esta puede ser una de las razones de las parejas para ir a terapia pero no es el único. De hecho, existen estudios que fijan entre el 14-20% a las parejas que iniciaron la terapia para saber si podían salvar o no su relación.

Sin embargo, aproximadamente, el 46% de las parejas viene porque no tienen suficientes herramientas para resolver sus conflictos de pareja, el 30% porque quiere fortalecer y sanar su relación y el 25% son parejas a quienes les va bien pero, en algún aspecto, deben mejorar.

Existen otros estudios en que se obtiene que el 32% quiere tratar acerca de los problemas con los hijos, el 28% busca que sus relaciones sexuales sean más satisfactorias, el 15% quiere recuperar el amor que sentía y el 10% prefiere dejar de ver todo lo negativo de su relación para centrarse más en lo positivo.

Por tanto, no todas las parejas – aunque debemos reconocer que son una gran parte – de las parejas que acuden a terapia, lo hacen porque existan motivos negativos ya que muchas lo hacen para fortalecerse, encontrar un punto de vista objetivo que les haga reconducir ciertas situaciones o, precisamente, porque no quieren llegar a tener problemas importantes que les haga ir a una terapia más costosa en términos emocionales.

2# Pero una vez que empecemos, nos costará años solucionar nuestros problemas

Lo que es habitual es que la pareja inicie terapia y tras dos o tres sesiones y una mejoría inicial, abandonen la terapia “porque ya estamos bien”. O, al revés, que tras estas dos o tres primeras sesiones y sin que haya ocurrido ningún cambio espectacular, abandonen y empiecen la misma terapia con otro psicólogo, en cuyo caso, se trata de pacientes que lo harán en diversas ocasiones. De esta manera la solución tardará en llegar.

Por lo que vemos en la consulta, cada caso es un mundo y depende de la actitud y la implicación de cada uno de los miembros de la pareja, tanto durante como después de la sesión en las tareas para casa. Por otro lado, como es lógico, también depende de nosotras como terapeutas de pareja, ya se les debe dar a los pacientes suficiente espacio para la reflexión, con un criterio objetivo pero atendiendo a las necesidades emocionales de cada uno de los miembros de la pareja.

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3# La terapeuta le da la razón siempre a la mujer

Esta es una de las frases que más llegamos a oír las terapeutas mujeres por parte de los hombres. Sin embargo, igual que en cualquier otro proceso psicoterapéutico, en terapia de pareja existen tantas realidades como sujetos y, por tanto, no hay una verdad absoluta. Motivo, precisamente, por el que esa pareja que ha llegado a consulta no es capaz de llegar a un acuerdo.

Sí que ocurren luchas de poder entre el marido y la mujer durante las sesiones. La terapeuta intenta vincularse con ambos, con la máxima empatía y haciendo una escucha activa para ayudarles a expresar y gestionar emociones y escuchar, a su vez, las del otro.

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4# La terapeuta nos dirá quién tiene razón

Esta es otra de las afirmaciones incorrectas que oímos acerca de la terapia de pareja; continuando con el razonamiento anterior, los terapeutas de parejas somos psicólogos pero no jueces y nuestro objetivo no es encontrar si alguno de los miembros de la pareja esta más en posesión de la verdad. Todo es relativo y depende de la perspectiva y la realidad de cada uno.

5# La psicóloga nos dirá qué tenemos que hacer con nuestra relación

Va a ser que tampoco porque, como psicóloga, sólo puedo ayudar a cambiar, a salir de sus bloqueos, ser un agente para el cambio, pero no puedo tomar decisiones en una pareja que vayan a producir cambios en su forma de relacionarse o de seguir con su propia relación.

6# La terapeuta nos dará la solución a nuestros problemas

Antes de ir a una terapia de pareja, asegúrate de que la psicóloga elegida tiene una especialidad en Terapia de Pareja y Sexual que le permite contar con las herramientas necesarias para construir una solución para recuperar el bienestar a la pareja que acude a la consulta, desde una postura ética y responsable. Sin embargo, todo ello no implica que la terapeuta tenga que darles, exactamente, la solución de sus problemas.

Por tanto, es necesario contar con las habilidades terapéuticas del psicólogo pero, también, con la capacidad de reflexión y fortalezas de cada miembro de la pareja para analizar en común las opciones existentes y que el psicólogo les ayude a eliminar sus bloqueos. El objetivo es que la pareja tome decisiones que mejoren su relación.

7# Si tengo amigos ¿por qué hacer una terapia de pareja?

Muy sencillo, porque los amigos son eso, amigos y no terapeutas de pareja. Aunque lo fueran, todavía ayudarían menos porque nos bloquean el razonamiento al encontrarse demasiado próximos a la relación.

En segundo término, porque la Psicología es una ciencia y los psicólogos somos profesionales. Según el Código Deontológico, no podemos tener relaciones de amistad, ni de ningún otro tipo, con nuestros pacientes.

En último pero no menos importante lugar, la RGPD obliga a que todos los pacientes firmen una clausula de confidencialidad. De la misma manera, todas las personas que están en la consulta tienen uno o más de un contrato de confidencialidad. Por tanto, si se trata de hablar de cuestiones tan íntimas, siempre es más fácil hacerlo en estas circunstancias de máxima protección que con unos amigos que ¿podría asegurar que nunca tendrían la tentación de contárselo a otros amigos?

8# Vas a una terapia de pareja y luego te sacan cosas de tu infancia, los psicólogos siempre hacen lo mismo

Podría ser que, durante la infancia, se hubieran aprendido pautas de relación disfuncional. Por eso, en algunas ocasiones, es interesante acudir al pasado para entender mejor cómo se reacciona en el presente y ver las cosas en perspectiva.

En la inmensa mayoría de los casos, las terapias de pareja se centran en la solución de los conflictos actuales.

9# Tenemos que arreglar nuestros propios problemas, sin ir a una terapia de pareja

Esta es otra de las frases tópicas más escuchadas en terapia de pareja y se halla enquistada en el estigma más profundo; ir a un psicólogo -sea cuál sea su especialidad – todavía es visto por amplias franjas de la población – y, paradójicamente parejas cada vez más jóvenes – como algo vergonzoso, que no se debe explicar porque van a pensar que no eres capaz de ni de ayudarte ni de ayudar a tu pareja.

Sin embargo, buscar ayuda cuando se necesita indica coraje y fuerza A pesar de que se puede entender que cuesta que te ayuden a seguir adelante, también lo es que hay parejas que sin esta ayuda externa no pueden salir hacia delante.

En esta situación es relativamente fácil que cada uno de los miembros de la pareja tire la culpa al otro sobre los conflictos existentes. El terapeuta aporta una visión externa y objetiva sobre los hechos, lo que permita a las parejas adoptar una nueva perspectiva.

Un ejemplo que suelo poner en la consulta es este: uno de vosotros se rompe una pierna y el otro un brazo ¿también pensáis ‘esto lo deberíamos solucionar nosotros solos’? ¿o vais al traumatólogo? Obviamente la respuesta es que van al médico… ¿por qué no acudir al psicólogo, incluso con terapia online, cuando se trata de resolver conflictos emocionales?

10# Si una pareja va a terapia una vez con éxito, no necesita volver a ir nunca más

Cuando se concluye una terapia con éxito, vemos en perspectiva el camino atravesado y creemos en ese mismo momento que somos capaces de analizar todas las opciones si se nos presenta un nuevo problema. Es así en ese momento concreto.

Pero quizá al cabo de un tiempo pasamos una situación particularmente estresante ya sea familiar, laboral, económica, social, de salud o, incluso, personal, de uno o ambos miembros y aquello que veíamos tan claramente, requiere otras necesidades que no sabemos gestionar.

Por tanto, no es cierto que las parejas que han ido una vez a terapia de pareja tienen sus problemas resueltos para siempre. Problemas aparecerán siempre, sólo que contarán con mejores herramientas para hacerles frente. Si se quiere volver a sesiones de terapia, es otra de las decisiones que sólo puede adoptar la pareja.

11# La terapia sólo tiene éxito si consigue que la pareja no se separe

No, no es así; la terapia es sólo una herramienta y tendrá éxito si la pareja consigue solucionar sus conflictos y retomar la relación. O bien cuando se han agotado todas las opciones, aceptar y afrontar, de la mejor forma posible para ambos miembros, que la relación ha finalizado.

12# No quiero ir a terapia de pareja porque ya sé que no funcionará

Error del adivino; aquel miembro de la pareja que, aún antes de haber pedido la cita, ya sabe lo que ocurrirá durante la terapia y como acabará…

Si la pareja ya ha intentado con anterioridad acudir a otra terapia en la que pretendían mejorar su relación y cambiar sus cogniciones disfuncionales y nada de ello ocurrió, tiene sentido que uno o ambos miembros de la pareja se planteen con escepticismo acudir de nuevo a una terapia. Más que nada porque no hay forma posible de asegurarles que esta vez sí funcionará ya que depende tanto de ambos miembros de la pareja como del terapeuta.

Es entendible que uno de los miembros de la pareja – el que comete el error del adivino – diga que la opción de la terapia de pareja no le parece interesante, convincente o fructífera. Es su respetable opinión.

En la mayoría de los casos hay miedo al riesgo: que no salga bien… Para todos vosotros, que estáis en casa con la duda, a la inmensa mayoría de las parejas que acuden a terapia, les sale bien. Incluso está comprobada la efectividad de la terapia a distancia con un psicólogo online. A veces, vale la pena correr un riesgo mínimo para obtener un mayor beneficio.

13# Mi pareja no quiere venir a terapia

Este es uno de los casos más habituales. Personas que hacen una demanda para una terapia de pareja y, cuando llegan a la consulta, lo hacen solos porque su pareja no quiere venir por diversas causas.

No es fácil hablar de problemas personales e íntimos con una completa desconocida. No obstante, no hay que olvidar que es una valoración profesional, lo que debería hacerlo más sencillo. Un psicólogo no te va juzgar, no se posiciona, no va a culparte. Muchas de estas personas están preocupadas porque las sesiones se conviertan en un lugar donde se les ataque, culpe o critique lo cual no entra dentro de lo esperado de un terapeuta de pareja.

El terapeuta no se va a posicionar sino que mantendrá una posición lo más objetiva posible, imparcial, e intentando dar el mismo tiempo a ambos miembros de la pareja para que puedan expresar todos sus sentimientos, emociones y pensamientos.

En muchas ocasiones, la persona que no quiere venir a la terapia es porque cree que “está bien” y que “la culpa es de mi pareja”. Sin embargo, esta es nuestra perspectiva pero no necesariamente la del otro miembro de la pareja. Casi siempre los conflictos que se dan en una relación de pareja son responsabilidad de ambos miembros.

14# Traeré a mi pareja obligado ¿de algo le servirá, no crees?

No, no lo creo. Para que la terapia funcione es esencial que ambos miembros acudan porque quieren recuperar su relación. Si antes de iniciarse, uno de los miembros opta por la ruptura de la relación mientras que el otro se empeña en seguir adelante, esté obligará al primero a acudir a la consulta y resultará de poco a nada colaborador. Remarán en direcciones contrarias sin que se consiga solucionar su conflicto.

Existiendo escasísimos casos, el miembro que optaba por la ruptura se dio cuenta de cuales eran sus motivos, si existían problemas en el pasado y, finalmente, la terapia acabó con éxito.

Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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