
“Carol ese día salió algo más tarde del trabajo de lo que era habitual. Subió al automóvil, con sus amigos de siempre, todos ellos venían de trabajar e iban hacia la misma zona con lo cual habían decidido repartir gastos y, también, cansancio. Aquella noche de aquel 2 de Julio, Carol no iba a conducir y como una de sus compañeras doblaba turno, decidió acostarse en la parte trasera del coche ‘es que estoy muerta’ dijo entre sonrisas a sus amigos. Y, mientras enfilaban la autovía, decidió, aquella noche de aquel 2 de Julio, no ponerse el cinturón de seguridad sin saber que les estaba esperando metros más allá…”
Carol llegó a mi consulta tres años después de aquel dos de Julio; habían tenido un accidente de tráfico tras un impacto brutal. Sus amigos llevaban cinturón de seguridad y su airbag les salvó la vida aunque con lesiones graves. Sin embargo, Carol salió despedida, a causa del impacto, y sufrió un traumatismo craneoencefálico que la mantuvo en coma quince largos días.
Cuanto más tiempo en coma esté el paciente, más graves serán las lesiones al despertar. La recuperación dura desde un mínimo de seis meses hasta varios años. Casi todos los pacientes que sufren un traumatismo craneoencefálico grave, como Carol, pierden la consciencia y alrededor del 10% no la recuperan un mes después.
El traumatismo craneoencefálico es una consecuencia común de los accidentes de tráfico. La persona entra en coma y, si logra salir, la experiencia le cambiará la vida, no sólo al paciente, sino también a sus familiares. No es como en el cine: nadie despierta y se reincorpora a la vida donde la dejó. La recuperación tras un coma puede durar años.
Es difícil volver a ser el mismo, pero hay casos de recuperación total. Cuando una persona sufre un daño cerebral y pasa por un período de coma es «imposible» que vuelva a ser la misma, ya que se trata de una experiencia que le cambia la vida a cualquiera para siempre.
Este es el caso de Carol, recuerda que despertó del coma mirando fijamente todo aquello que le rodeaba: paredes, techo, sábanas…todo era blanco, ¿dónde estaba? ¡iba a llegar muy tarde a casa! De repente, oyó los gritos de alguien, una voz femenina llamando a otra persona ¡ha despertado!,¿será posible? ¡ me he quedado dormida! Pero tampoco es para armar tal algarabía…
Creyó que era una de sus amigas y le intentó hablar pero no podía, no podía… Carol recuerda la sensación angustiante de querer expresarse y no poder hablar… Bienvenida al 17 de Julio, estás en…si hubiera podido hablar, se hubiera reído de buena gana…Carol veía el rostro de un hombre con bata blanca, un completo desconocido, pero lo que estaba claro es que hacía demasiados turnos, 2 de Julio, estábamos a 2 de Julio y se lo señalo con los dedos pero él le explicó una historia, que ella no creyó hasta ver a su familia llorando de alegría.
El traumatismo craneoencefálico es una consecuencia común de los accidentes de tráfico y, según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,3 millones de personas fallecen anualmente en las carreteras y casi 50 millones de personas sufren secuelas de por vida como consecuencia de éstos.
Como todos sabréis, en las películas despiertan del coma y se comportan como si nada pero, en realidad, no es así. Prácticamente todas las personas que sufren un traumatismo craneoencefálico grave pierden la consciencia y alrededor del 10% no la ha recuperado un mes después de la lesión. La rehabilitación del paciente depende de la gravedad de las lesiones causadas, pero el período de coma constituye un elemento importante para el pronóstico sobre la recuperación.
Son sorprendentes las distintas y variopintas formas que han llevado a una persona a salir del coma. Así,se han documentado varios casos de pacientes que ha despertado del coma tras recibir Zolpidem que, usualmente, induce un estado de somnolencia en pacientes con patología psicológica y que, sin embargo, en pacientes “dormidos” activan sus niveles cerebrales (ironías de la medicina), en otros casos se ha logrado que recobrarán la consciencia tras estimular el cerebro a través del implante de electrodos y, otro, muy entrañable, en que una abuelita despertó del coma tras oír los gritos de su nieta.
Carol despertó gracias al efecto beneficioso de la música que solía escuchar y que sonaba durante casi todo el día en su box de cuidados intensivos más los recuerdos repetidos una y otra vez de sus familiares más próximos.
Varios ejemplos que nos muestran lo poco que sabemos sobre cómo activar el interruptor de la vigilia en aquellas personas que permanecen en un «sueño» profundo.
Empezar cero tras despertar de un coma profundo
Despertar a la vida es un proceso lento. Carol sufrió consecuencias físicas importantes debidas al traumatismo y, según cuenta, «es un proceso lento y hay que trabajar mucho, pero sabes que hay una meta final que es recuperar tu funcionalidad y, por tanto, tu vida depende del esfuerzo que hagas para llegar a la meta, la actitud que mantengas durante el proceso y, si es necesario, saques fuerzas de dónde parece no quedar”
Los episodios depresivos y ansiosos son más frecuentes en los familiares que en los propios pacientes. De hecho, forman parte de lo que ya hemos visto en otras ocasiones, el Síndrome del Cuidador.
Los familiares deben ser capaces de asumir lo que ha ocurrido, de una forma realista, nada catastrófica, y ello…no es tarea nada fácil puesto que no todos los familiares directos serán capaces de hacerlo e, incluso, puede existir negación por parte de alguno de ellos…Sí, sí, negación, aunque lo vean en una cama, lleno de tubos, pero es solo un mecanismo de defensa propio para afrontar el intenso dolor que siente.
Lejos de una recuperación inmediata, al despertar, es frecuente que el paciente esté somnoliento y fatigado, ya que lo primero que debe restablecer el cuerpo son los ritmos circadianos normales.
En este contexto, la desorientación es común, así como la falta de recuerdo del accidente o del tiempo en coma. Entre los «primeros pasos» del paciente se encuentran los movimientos oculares y reflejos y la localización del dolor, que los médicos llaman «estado mínimo de conciencia». Después, comienzan a localizar objetos y personas y a tener cierta autonomía.
Cuando el paciente es capaz de abandonar el hospital para continuar la recuperación en casa, se inicia una nueva etapa, más tranquila pero, también, más dura. A partir de ese momento, la familia se convierte en el médico-fisioterapeuta-psicólogo de urgencia puesto que el proceso en si puede llevar entre 6 meses hasta años.
Los episodios depresivos y ansiosos siguen siendo menos frecuentes entre los pacientes que entre sus familiares (Síndrome del Cuidador). Sin embargo, con el transcurso de las semanas, y a pesar de tener la mente ocupada en rehabilitaciones, médicos y lo que va a ocurrir en el juicio, el paciente empieza a cambiar de estado de ánimo.
El estado de ánimo del paciente que sale del coma: ansiedad, irritabilidad, amnesia
Se vuelve más irascible, incluso irritable, y se inician los primeros síntomas ansiosos. De repente, toda aquella gente que inundaba la habitación, la escalera y el pasillo del hospital empieza a desparecer. Demasiado tiempo, la misma conversación,…” ya vendré”, “ es que ahora tendré unos días muy liados, pero no me olvido de ti, eh?”…meras excusas para, en realidad, aparcar el día de vuelta y espaciar las visitas cada vez más hasta desaparecer.
Así, sólo quedan los que, realmente, son y son los que quedan. Porque no sólo dejan al paciente en una situación de indefensión sino, especialmente, a sus familiares en el momento en que su percepción de salud tanto física como mental esta en el peor de los grados.
En estos momentos, especialmente, el paciente pero también, los familiares, deben pasar un duelo por aquellos días “perdidos”, en el sentido, de que nunca existirán recuerdos compartidos de ellos ya que el paciente tiene amnesia de los mismos y los familiares, en cambio, una vivencia muy clara.
El duelo comporta diferentes fases por las cuales deberán pasar todos ya como familia con una historia en común.
Más tarde, una llamada te indica que quizás ha llegado el momento de reaccionar; una llamada de tu trabajo, en donde tanto te apreciaban y dónde tantas horas hiciste, sin pedir nada a cambio, en ningún momento, en donde pasaste los últimos años de tu vida, han decidido que lo último que hiciste tan bien fue enseñar a aquella persona porque va a ocupar tu puesto.
Ese es el momento en donde Carol se da cuenta que no puede seguir encariñada con su piedra, que no puede seguir sentada en la piedra lamentándose por sus heridas y, por tanto, se levanta, y decide que quizás no vaya a tener una ocasión como esta. La vida le está ofreciendo una segunda oportunidad para empezar desde cero, para ser lo que, realmente, quiera llegar a ser y no cabe duda que ¡la vida merece ser vivida!
En el momento en que los pacientes como Carol cambian de actitud y salen de su aletargamiento, provocando una reacción en cadena en la familia. A partir de entonces, qué más da ya si la justicia es ciega y no castiga al culpable del accidente…se vuelve, en cierta manera, aunque en menor medida, al egocentrismo de la salida del hospital ( cuando los pacientes creen que nadie les entiende ni les puede entender porque sólo ellos han vivido una situación al límite, olvidándose que mientras dormían…sus familiares y amigos estaban despiertos en las salas de espera del hospital. A veces, haciendo turnos, otras sin marcharse, pero, esta vez, para tener claro que su segunda oportunidad les pertenece y la van a vivir intensamente porque…es un préstamo del cielo.
A todos aquellos que han sufrido alguna de las causas que les puede llevar a un estado de coma y han salido de él porque viven su segunda oportunidad pero, especialmente, para todos sus familiares y su sufrimiento… mientras ellos dormían.
Si te encuentras en esta situación similar o conoces a alguien que atraviese por alguna parecida, no dudes en consultar con un profesional. En Siquia puedes dejarnos tu consulta, en privado, aquí.