el poder de las mil miradas
¿Cuánto transmitimos con nuestra mirada sin articular ni una sola palabra? Una infinidad de aspectos sobre nuestro estado emocional, pensamientos o inquietudes.

La mirada es el reflejo del alma – dicen, algunos-, del corazón- contrargumentan otros-En cualquier caso, a través de nuestras mil miradas damos continuamente información sobre nuestro mundo interior. La mirada pertenece a la comunicación no verbal del ser humano por eso es difícil de controlar y nos aporta los datos más verídicos sobre la otra persona.

La mirada es uno de los aspectos más importantes de la comunicación no verbal, pero también lo es la sonrisa, la forma de caminar o la postura de la persona. Cuando aprendemos a interpretar estas pequeñas acciones no verbales de alguna manera nos convertimos en evaluadores del discurso de nuestro emisor. En muchas ocasiones hay discrepancia entre lo que se dice y lo que se comunica sin palabras.Y, todo ello, se convierte en una potente e interesante herramienta a utilizar en psicoterapia.

Mirar a los otros es básico para calibrar,establecer y mantener una corriente de contacto psicológico y humano con el interlocutor. La mirada es tal vez la forma más sutil de lenguaje no verbal y su estudio ha atraído desde siempre a numerosos autores y a diversas disciplinas del conocimiento: comunicación, psicología, sociología y antropología.

Miradas que comunican

La mirada retroalimenta la comunicación. Si nuestro interlocutor nos mira mientras hablamos, lo podemos interpretar como un signo de interés o atención. Pero también sabemos que cuando la gente está procesando mensajes complicados aparta la mirada y mueve los ojos en distintas direcciones, buscando datos, asociando recuerdos, imágenes, sensaciones, sonidos… Estos movimientos de los ojos nos dan mucha información sobre los sistemas de representación de las personas. Son los llamados accesos oculares, estudiados por la Programación Neurolingüística (PNL).

Obviamente, determinados movimientos oculares como el que pasea la mirada por toda la sala, el que mantiene la mirada puesta en el reloj,… asociados con una postura hacia atrás o con los brazos doblados, puede significar que estamos aburriendo soberamente a nuestro interlocutor, o que no tiene ningún interés en escucharnos.

La mirada también expresa emociones. Paul Ekman, profesor de psicología de la Universidad de California ha detectado la participación de la mirada en la configuración de seis emociones básicas: la sorpresa, el miedo, el enfado, la rabia, la felicidad y la tristeza.

Miradas que dicen más de lo que pensamos

La mirada indica la naturaleza de la relación interpersonal. Se ha observado en distintas culturas que, generalamente, hay menos contacto visual, tanto por parte de hombres como de mujeres, hacia interlocutores de status más bajo. Así mismo, tendemos a mirar más a las personas que nos gustan, aunque, en algunos casos miramos mucho a aquellos que no nos gustan, es decir, tenemos tendencia a mirar más a aquellas personas con quienes hemos establecido buenas relaciones, que nos caen simpáticas, o que han logrado captar nuestra atención o interés. De esta manera, se consigue una comunicación más persuasiva por parte del emisor…de miradas.

La mirada es el lenguaje de los ojos; ante una señal de interés nuestras pupilas se dilatan- midriasis- y, así, consiguen delatarnos. La timidez, falta de confianza o de habilidades sociales para decir lo que se desea puede ser expresado de modo que se rehuya la mirada hacia el receptor.Sin embargo, la seguridad en uno mismo se transmite a través de una mirada firme y estable.

Una mirada desafiante nos llevará a crear barreras, una mirada de ternura a ser más sensibles, una mirada sostenida demasiado tiempo nos intimidará.Es necesario mirar a los ojos, pero lo suficiente como para no intimidar al otro.De hecho, ¿quién no ha sufrido, alguna vez,  una de esas” miradas que matan? En el lenguaje coloquial, también  son familiares expresiones tales como me miró con malos ojos o con buenos ojos; “clavamos la vista en algo o alguien. El aprendizaje social indica que la mirada baja se asocia a la modestia o la sumisión, que hay miradas limpias o turbias”.

Las miradas varían según el marco de referencia, la personalidad de los que miran o el tema de conversación. La sociedad pauta las miradas: es de mal gusto mirar fijamente a extraños en lugares públicos.

¿Es posible aprender a mirar?

Normalmente, no  nos creamos buenas opiniones de los interlocutores que no nos miran a los ojos mientras hablan sino que miran al suelo o al vacío – como hemos mencionado anteriormente. Algunos autores han interpretado que no mirar a los ojos mientras se habla quiere decir que se está mintiendo pero es un hecho que no está comprobado. Nos agrada que nos miren porque mientras hablamos la otra persona hace microexpresiones involuntarias en su rostro que de alguna forma guían nuestro discurso. Así, pueden poner expresión de sorpresa, incredulidad o negación. Y son muchas las ocasiones en las que preguntamos, ¿Por qué pones esa cara?.

Por ello la forma de mirar transporta una gran cantidad de información de lo que pensamos, queremos o sentimos y que, sin embargo, no se verbaliza. Esté es el motivo por el cual las miradas, las sonrisas, las posturas y el resto de elementos que configuran la comunicación no verbal sean tan importantes en terapia.

Difícilmente puede ser moldeada por control voluntario, por ello a través del mirar podemos interpretar aspectos del interior más profundo que no pueden ser expresados de otra manera.

La investigación experimental también ha detectado una tendencia a que las miradas prolongadas y recíprocas pueden ser un indicador de relación duradera entre las personas. Algunos investigadores han propuesto un modelo interesante y práctico para medir la intimidad de las personas en función de la frecuencia de la mirada, la intimidad del momento y la cantidad de sonrisa.

De la misma manera,  se ha apreciado que en una relación entre personas caracterizada por el rechazo o la incompatibilidad se da una disminución de la mirada. La hostilidad tiende a expresarse a través de la ignorancia visual, y mucho más cuando el destinatario de nuestra hostilidad es consciente de que lo ignoramos premeditadamente.

Una mirada fija puede emplearse para producir angustia. Se ha detectado en estudios experimentales que una mirada que dura más de diez segundos produce irritación y malestar. Los monos en los zoológicos han reaccionado con amenazas y gestos de agresión a miradas fijas y prolongadas en multitud de experimentos. La neurociencia ha comprobado experimentalmente que una persona que realiza una mirada fija e insistente tiende a elevar su ritmo cardíaco.

Cada uno de nosotros nos guiamos por la forma de mirar del otro y, según ella, actuamos.Pero esas mil miradas que poseemos cada uno de nosotros- según nuestros pensamientos, emociones y sentimientos- debe enmarcarse en el conjunto de una mímica facial que nos es única como seres únicos e irrepetibles que somos, además de unas pautas propias de posturas, formas de caminar, jugueteos con pelo o accesorios y, cada uno de estos elementos, aporta un valor esencial para la comunicación no verbal que, a su vez, es una forma fundamental de comunicación; aquella que lo dice todo sin decir nada… con el poder de las mil miradas.