¿Alguna vez te has sentido realmente molesto y enfadado al escuchar un ruido que te incomoda? ¿Otra persona ha reaccionado violentamente hacia ti cuando eres tú el que ha causado ese sonido? ¿Sabes lo que es la misofonía? Este concepto es bastante desconocido, pero puede que en tu vida haya alguna persona misofónica. Te damos las claves para descubrirlo.
¿Qué es la misofonía?
La misofonía se entiende como un trastorno neurológico causado por la forma en que algunas personas perciben los sentidos y las sensaciones que provocan. Los que la padecen asignan a estímulos sonoros sensaciones fuera de lo común.
Estas personas pueden reaccionar fuerte, irracional o violentamente, despertar sentimientos de ira, malestar, tristeza, enfado, irritación, temor, o incluso ansiedad, sudoración, dolor de cabeza y físico, etc. Dicha intolerancia a algunos ruidos se manifiesta en patrones concretos y en sonidos reiterativos. En ocasiones se pueden relacionar con conductas psicológicas como fobias o manías.
La palabra misofonía está formada por el prefijo griego «miso», que significa odio, y el sufijo de la misma lengua: «fonía», sonido. Fue descrito la primera vez en el 2000, por dos otorrinolaringólogos. Este concepto no se puede confundir con el término «hiperacusia»: la molestia, irritación e incluso dolor que surge en algunas personas que perciben ciertos sonidos de una forma excesivamente alta.

Estos son algunos ejemplos de los sonidos más comunes que causan misofonía:
- Orales: los que se producen al masticar, eructar, morderse las uñas, rechinar los dientes, el hipo, el llanto de los bebés.
- Nasales: sonarse los mocos, los ronquidos.
- Corporales: los que resultan al crujir los dedos o cualquier articulación.
- Ambientales: el cantar de los pájaros, así como el sonido que emite cualquier otro animal. El tic-tac de los relojes, la melodía de los teléfonos móviles, el teclear en un ordenador.
¿Quién padece misofonía?
Según GAES, se dan casos de misofonía especialmente en la infancia. Se puede relacionar con un posible trastorno neurológico originado por una mala experiencia ocurrida durante la niñez que puede perdurar en el tiempo.
Sin embargo, cualquier persona de cualquier edad puede padecerlo. Las causas de este trastorno no son claras, pero pueden tener una conexión con experiencias traumáticas o estresantes que pueden surgir en cualquier momento de la vida.
Un ejemplo de personas misofónicas es Ruby, la actriz de Sex Education, quien ha revelado que sufre este trastorno. La chica a la que da vida Mimi Keene no soporta el ruido que se produce al masticar la comida.

¿Qué hacer ante casos de misofonía?
Si eres misofónico es fundamental que, cuando te suceda, expliques a los demás qué es este trastorno, qué ruidos te molestan y qué sentimientos despiertan en ti.
En el caso de que no lo sufras, puede que para ti sea difícil comprender lo que sienten estas personas. Por eso es importante que conozcas este concepto y lo que supone, pues puede que algún momento descubras a alguien que sí lo sea.
Si es un ruido oral, nasal o corporal, las personas misofónicas quizá te pidan educadamente o de malas formas que dejes de provocarlo, o simplemente lo ignoren aunque por dentro les moleste. Esto puede ser por miedo al rechazo.
Las personas con misofonía, a veces tienen problemas para relacionarse con los demás: «pueden llegar a modificar hábitos de su vida para dejar de escuchar esos ruidos. Por ejemplo, no acudir a ciertas actividades sociales», indica la psicóloga Mariló Pérez García.

¿Cómo puede ayudar un psicólogo?
En estos casos, un especialista de la psicología te ayudará a superar este trastorno con la sonoterapia y la reeducación y adaptación auditiva. Algunos pacientes buscan alivio en barreras que frenan esos sonidos que no soportan, por ejemplo, la música.
Los psicólogos también te ayudan a gestionar tus emociones, pues hay personas que reaccionan de una forma muy violenta ante estos sonidos. Las técnicas de relajación y meditación son clave para controlar la situación. Este trastorno se puede moderar e incluso curar. Recuerda que en Siquia estamos a tu disposición para lo que necesites. Además, la primera sesión es gratuita.
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