
A lo largo de mi profesión como psicóloga he tenido la oportunidad de conocer niños de familias desestructuradas, niños felices, niños con miedos, niños curiosos, niños colaboradores, niños tozudos y niños sin más. Hasta que llegué a trabajar a una asociación de familias de niños con cáncer. Si en algún instante pensé que tenía en mi mano casi todas las respuestas, estos niños y sus padres me cambiaron todas las preguntas. La sonrisa en la carita de estos pequeños y su afán de superación me desarmaron desde el primer día.
Si en algún instante pensé que tenía en mi mano casi todas las respuestas, estos niños y sus padres me cambiaron todas las preguntas
Así, decidí ser Psicooncóloga. No con el propósito final de ayudarles a superar la enfermedad, que también, sino con la ilusión de aprender sus lecciones de vida.
Sin embargo, ahora que cumpliré mi primer año como madre, tengo un plus de empatía ante la gran angustia y preocupación que se puede llegar a sentir cuando se diagnostica un cáncer en un hijo. Y es que cuando se recibe la información médica, rápidamente suelen acudir a nuestra cabeza todas las ideas y creencias que tenemos sobre la enfermedad, lo que hemos oído, leído o incluso las experiencias cercanas de otras personas que lo han padecido. También, la asociación con la muerte es, a veces, inevitable. Aunque la evolución de cada caso depende de muchos factores y los médicos nos darán la información que necesitemos.
Una de las reacciones inmediatas ante el diagnóstico de cáncer infantil es la incredulidad: no podemos entender cómo es posible que a nuestro hijo le ocurra algo así y nos preguntamos: ¿qué hemos hecho mal?, ¿cómo no nos hemos dado cuenta antes? la negación de la realidad, la ira, la culpa, la tristeza, el miedo o la confusión son sentimientos normales que acompañan a nuestros miedos y preocupaciones y, en ocasiones, pueden ser un camino para enfrentarse con la necesaria aceptación de una situación que nadie ha deseado.
Es importante desechar las ideas paralizantes y poner el foco en pensamientos que nos ayuden a avanzar. El cáncer no es culpa de nadie y, por supuesto, tampoco nuestra.
Tips motivadores para las familias con niños con cáncer
- Lo más importante en estos momentos es concentrar nuestras energías en el presente y en poner los mejores medios a nuestro alcance para afrontar la enfermedad.
- A veces, debido a la ansiedad y al temor por lo que nos vayan a decir, podemos tener cierta dificultad para entender la información médica: pediremos que nos la repitan y nos expliquen todo lo que no nos quede claro. El lenguaje médico es a menudo desconocido para nosotros.
- En ocasiones, la falta de respuestas llegará a irritarnos o a enfadarnos con los médicos. Debemos comprender que ellos no pueden darnos la certeza que deseamos en el momento que queremos y que es necesario dar un tiempo para observar la evolución del niño y su respuesta al tratamiento. Normalmente, pasados los primeros días se verá todo con mayor claridad y se irán encontrando respuestas.
- Cuanto más apoyos de familiares, amigos u otros padres que hayan pasado por la misma situación, mucho mejor. Evitemos el aislamiento.
- Procuraremos que no todas las discusiones o charlas se centren en la enfermedad del niño. Es importante expresar nuestros miedos y sentimientos, pero busquemos el momento más adecuado. El profesional que nos puede ayudar aquí se llama psicooncólogo.
- Es fundamental procurar momentos de descanso y esforzarse en realizar actividades agradables con la familia. Dar lo mejor de nosotros a nuestros hijos mejorará el ánimo de todos.
- Dentro de lo posible, es muy importante que se mantengan las actividades cotidianas: trabajo, colegio, relaciones sociales y aficiones. No hay que olvidar que la vida no se limita al hospital, pues la estancia en él sólo será una situación pasajera.
Bajo el lema #cuandoerapequeño, la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, con motivo de su 25 aniversario y el Día Internacional del Niño con Cáncer, ha creado un vídeo motivacional que tiene como objetivo fundamental paliar las dificultades que el menor y su familia encuentran en su motivación ante un diagnóstico de cáncer infantil. Con él quieren que los niños y adolescentes que sufren cáncer alcancen la sonrisa: Su motivación.
Si te encuentras en esta situación y buscas apoyo profesional, contacta con la psicóloga de Madrid Fátima Izquierdo y déjale tu consulta. También atiende online.
Sobre la autora de este artículo
Fátima Izquierdo, es psicóloga en Madrid. Especialista en Psicóloga clínica y Psico-oncóloga. Actualmente dirige Sin Diván, un espacio virtual de psicoterapia y formación orientado hacia lapsicología positiva.