A estas alturas nadie necesitará una explicación exhaustiva sobre por qué el ejercicio físico es importante y bueno para la salud mental. Todos somos conscientes de que ejercitarnos hace que el organismo libere endorfinas, que después de hacerlo dormimos mejor y que somos menos propensos a contraer enfermedades. Sin embargo, no es lo mismo hacerlo en casa o en un gimnasio que al aire libre. Esto último aporta una serie de beneficios extra a nivel psicológico que hay que tener en cuenta.
Incluso una actividad tan sencilla como caminar, pero por la calle ya causa un gran impacto. Media hora diaria de contacto con la luz solar, un entorno verde y aire fresco ayuda a combatir el malestar y el estrés diario. Además, es imprescindible salir para recibir la dosis de vitamina D diaria.
Si lo extrapolamos a un nivel más global para los niños también es positivo y si los tienes, debes ser consciente de que para su correcto desarrollo necesitan salir. Más allá de cumplir con sus obligaciones y frecuentar actividades extraescolares que podrían convertirse en sus pasiones. Deben tener tiempo y espacio suficientes para el juego.
La reducción del tiempo libre pasado por los niños fuera de casa repercute directamente sobre su estado de ánimo
Piensa en el impacto positivo que te causa a ti mismo para entender por qué para ellos también es tan importante. Para empezar, escoges la forma de ejercicio que te genera más satisfacción, una libertad que no tienes en los gimnasios. Puedes caminar con alguien, de modo que refuerzas tu relaciones; practicar deportes en equipos; ir en bici u otra cosa. Lo mismo pasa con los niños con el plus de imaginación que añaden a sus actividades.
¿Qué de positivo tiene para los niños jugar fuera de casa?
- Desarrollan sus intereses libremente, sin imposiciones
Cuando apuntas a tu hijo a clases de violín, kárate e inglés buscas lo mejor para él y que tenga hobbies que le apasionen. Siempre corres el riesgo de fallar y de que al niño no le guste. Si tiene la libertad de explorar descubren por sí mismos lo que les gusta y te lo darán a entender. De esa forma ellos están agusto y no se sienten presionados a realizar actividades que no les llamen la atención.
Un espacio abierto les permite no solo practicar juegos con reglas, también inventan juegos de roles en los que ellos mismos son protagonistas de una aventura. Esto ayuda a que ellos mismos se expongan a situaciones que les emocionen tanto de forma positiva como de forma negativa y a la hora de enfrentarse a ellas en la vida real sabrán gestionarlas mejor.
- Socializan con sus compañeros
Aprenden a tratar con iguales a sí y aprenden de ellos. Como en el juego entre ellos no hay imposiciones pueden decidir por sí mismos a abandonar a imponer, quitar y modificar reglas. Esto es fundamental para que aprendan a respetar las opiniones del resto y que adquieran la cultura democrática desde pequeños.
- Aprenden a ser autosuficientes
Se adaptan a sus propias reglas y a resolver los problemas por sí mismos, no tienen a alguien que les tutele el juego ni que esté por encima de ellos. Saben que tienen que adaptarse al resto para ser aceptados sin intermediarios y eso, a su vez, les hace más flexibles y tolerantes.
En 2018 El País aportaba datos alarmantes sobre el tiempo libre que pasan los niños fuera de casa pues es tan solo el 10%. La caída ese tiempo en la calle se tradujo en un incremento paulatino de la depresión y ansiedad infantiles. Uno de los principales motivos por los que sucede es que los niños sienten coartada su libertad y no se exponen a emociones que les hagan crecer como personas.
La depresión y la ansiedad infantiles aumentaron a medida que los niños comenzaron a pasar más tiempo en casa y realizando actividades organizadas
Como padre o madre, incentiva a tus hijo a salir a la calle y a quedar con sus amigos.
A su vez, entiende que es un ser independiente que tiene sus gustos y sus sentimientos y no le puedes imponer actividades porque eso le distancian de ti y le amargará.
Aprende a escuchar lo que te dice tu hijo y actúa en consecuencia. Es decir, si gracias a estar en la calle descubre que le gusta observar animales contribuye a ello regalándole libros, llevándole de excursiones, entre otros.
Si consideras que tu pequeño tiene problemas para relacionarse o socializar, consulta con un psicólogo online en Siquia y recibe una primera opinión profesional de un especialista.