Pablo Motos vuelve a calar en la audiencia con un mensaje de lo más emotivo. En un momento en el que la salud mental se ha convertido en un tema recurrente en medios y redes, el popular presentador nos ha recordado la importancia de «saber marcharse a tiempo».
¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida? Se preguntaba Motos.

No hay nada más inteligente que saber marcharse a tiempo de lo que sea. De un matrimonio que hace aguas, de un amor que se acaba, de una fiesta que empieza a ponerse penosa, de una adicción que nos esclaviza o de un trabajo que nos desespera. Marcharse a tiempo de cualquier lugar persona o cosa que nos amarga, que nos corta las alas y que no nos deja vivir es lo más inteligente que se puede hacer.
Marcharse a tiempo no significa rendirse. Irse de un lugar en el que estás puede resultar difícil pero lo más seguro es que ganes si te vas. Sobretodo de los sitios y las personas que no te hacen bien.

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Pedir citaMarcharse significa tener el valor suficiente para renunciar a todo aquello que un día vimos como el amor de nuestra vida, la mejor optativa para ser feliz o el trabajo de nuestros sueños. Acontecimientos que hoy en día ya no nos benefician y de los que tenemos que despedirnos para agradecerlo en un futuro.
Sin embargo, hay una excepción. No creo que haya que marcharse a tiempo de la vida, afirma Pablo Motos. La vida a veces nos sorprende cuando menos nos lo esperamos. Y, es que suena muy mítico, pero las mejores cosas pasan cuando menos te lo esperas. Así que de la vida “mejor que nos echen a empujones no vaya a ser que cuando ya te creas que no aguantas más te espere lo mejor”.
A veces quien lo tiene todo, está muy vacío
Pablo Motos
También aprendemos cuando nos vamos y de donde nos vamos. La vida es un tren y cada vagón un momento de nuestra vida. Debemos saber cuándo y dónde bajarnos. Cada estación nos va a aportar una serie de personas, momentos y experiencias que nos harán crecer como personas. Las personas pasan por tu vida para enseñarte algo, ya sea bueno o malo. De todo se aprende.
Muchas veces nos costará dejar una parada para subirnos a otra. Es decir, nos costará marchar. Pero todo pasa por algo, si hemos de coger otro destino es porque algo nuevo y bonito nos espera. En el viaje pasamos por un túnel de emociones que hacen que nos planteemos retroceder y dar otra oportunidad al destino anterior. Sin embargo, hemos de mirar hacia delante. No debemos quedarnos anclados en el pasado pues los actos del presente marcarán nuestro futuro.
Hay quien piensa que lo más inteligente que se puede hacer en la vida es ganar dinero, conquistar el poder o dejar huella de su paso por aquí. Quizás esto no sea lo más inteligente. La gente así pierde su vida pensando en conseguir estas cosas en vez de disfrutar de lo efímero. A veces, quien lo tiene todo, está muy vacío.
También hay quien dice que lo más inteligente que se puede hacer en la vida es escuchar. Hoy en día, el valor de que te escuchen está muy perdido. Como bien dice Pablo, “la mayoría de nosotros no sabemos escuchar cuando otro está hablando”.
Hay momentos en los que cuando uno habla, lo único que hacemos es bajarle el volumen. Pensar únicamente en lo que vamos a decir después. Esto no es escuchar. Escuchar es no pensar en nada mientras otra persona habla para poder centrar tu atención en ella. Sin embargo, dice Pablo Motos que “esto es peligroso ya que podría cambiar nuestra opinión. Hecho que afecta a nuestro ego”.
Estamos más pendientes de lo que diga el resto de nosotros que de nuestras propias opiniones. Vivimos queriendo estar por encima sin importar a quien pisamos para llegar arriba. La vacuna para esta pandemia de egocentrismo es la humildad.
Pau Donés, unos días antes de morir, le dijo a Jordi Evole que lo más inteligente que se podía hacer en la vida era no preocuparse tanto.

La preocupación nunca cura nada, pero te roba la vida. Pablo Motos aconseja que, “ya que estamos aquí, sin saber muy bien para qué o por quién, debemos tomarnos todo menos en serio”. No huir de nada, ni de ti mismo. Disfrutar de la experiencia de la vida, incluso de lo malo. Al final todo forma parte un aprendizaje en que no hay día que no merezca ser vivido.
Hemos de abandonar esa necesidad innata de querer impresionar a los demás. De estar pendientes del qué dirán. De rodearnos de quienes creemos que son más que los demás por su dinero, fama o habladurías.
Júntate a la gente que te haga sentir bien, quien saque lo mejor de ti estando con ellos. Pero, sobretodo, acuérdate que la persona que va a estar contigo toda tu vida, eres tú. Por eso, has de saber de dónde y cuándo marcharte. Porque eres la más importante del viaje.
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