Olga de 47 años y Ernesto de 49 años, se hallan sentados en mi consulta porque su hijo Nacho, de 15 años, les ha solicitado ayuda psicológica y no entienden porqué. Según ellos, Nacho es un chico feliz, con sus “ cosas de adolescentes” y sus “dolores de crecimiento”, según su madre, y que desconsideran el malhumor y la irritabilidad de los últimos días porque creen que entra dentro de lo “normal” pero, ¿ y si no lo fuera? La cuestión es que padres implicados pueden ayudar para, realmente, conseguir volver a la “normalidad”.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión en un adolescente?
Aunque puede parecer que la depresión adolescente es fácil de detectar, lo cierto es que sus signos y síntomas no siempre son muy obvios. Para empezar, los jóvenes no suelen estar tristes sino más bien irritables, enfadados o inquietos. Sin embargo, muchos padres confunden estos últimos síntomas con el malhumor o la rebeldia pero los cambios más duraderos en la personalidad, el estado de ánimo o la conducta son señales de alerta que alguna cosa no funciona y puede existir un problema más profundo.
Entre estos síntomas, hallamos:
- Tristeza, con llanto profuso, desesperanza.
- Irritabilidad, enfado, hostilidad.
- Se apartan de la familia y de los amigos.
- Pérdida de interés en actividades agradables y cotidianas.
- Disminución del rendimiento académico.
- Alteración en las pautas alimentarias y de sueño.
- Inquietud.
- Sentimientos de inutilidad y culpa.
- Falta de entusiasmo o motivación.
- Dificultad para concentrarse.
- Molestias y dolores inexplicables.
- Pensamientos suicidas.
¿Cuáles son las señales que nos avisan de una posible conducta suicida?
Existe un alarmante y creciente número de intentos de suicidio de adolescentes por lo cual cualquier tipo de pensamiento suicida debe tomarse muy en serio. Si, además, se trata de un adolescente que abusa del alcohol o de las drogas, aumenta el riesgo de suicidio.
Por tanto, los padres debéis vigilar de forma muy estrecha cualquier señal de pensamientos suicidas y, sobre todo, tener en cuenta las señales de alerta, como son:
- Si tu hijo habla con cierta frecuencia o bromea sobre el suicidio.
- Si dice frases del tipo “estaría mejor muerto”, “si desapareciera, no pasaría nada”, “no hay salida”, “no tengo futuro”…
- Si habla de una forma romántica acerca de la muerte, por ejemplo, “si muriera, la gente me querría más”.
- Si escribe historias sobre la muerte, el suicidio o morir.
- Si participa en conductas imprudentes o tiene muchos accidentes que siempre acaban en lesiones.
- Empieza a regalar sus cosas entre sus hermanos, primos y amigos.
- Se despide de familiares y amigos, lo hace como si fuera la última vez.
- En su ordenador o móvil existe un historial de páginas web donde ha hecho búsquedas de cómo hacerse con medicamentos, tóxicos o armas.
Como padres, no podéis ignorar que vuestro hijo tiene un problema llamado depresión, que no puede dejarse sin tratamiento esperando que los síntomas “desaparezcan”. Es un pensamiento habitual en muchas familias que, a las pocas sesiones, consideran que ya no es necesario que su hijo siga en terapia, porque “ya se le pasará” pero, no es así. Ante la duda de que vuestro hijo tenga depresión, acudid a un psicólogo infantojuvenil.
Consejos para padres que quieren hablar con su hijo con depresión y no saben cómo hacerlo
- Escuchad sin juzgar. Es importante que, cuando os pongáis a hablar con vuestro hijo, le dejéis claro que estáis allí para ayudarle incondicionalmente, sin juzgarle, sin criticarle. Que no sienta que le estáis dando un “sermón”.
- Respeto y persistencia. Es posible que, al principio, vuestro hijo se cierre porque es muy difícil hablar de ello con un adolescente y a él mismo le puede resultar complicado expresar sus sentimientos. Mostrad respeto y disposición a escuchar.
- Reconocer sus sentimientos. Aunque, con la mejor de las intenciones, le digáis “las cosas no son tan malas como parecen”, vuestro hijo entenderá que no os tomáis en serio sus emociones. Para que se sienta comprendido, debéis reconocer su tristeza y dolor.
- Buscad ayuda profesional. En muchas ocasiones, vuestro hijo os dirá “no hay nada que esté mal” o “estoy bien”; sin embargo, podéis observar los síntomas de la depresión o, incluso, verbalizaciones recurrentes de pensamientos suicidas. En este caso, buscad ayuda profesional. En Siquia ofrecemos una sesión inicial sin coste.
Pautas para padres
- Priorizad tiempo de conversación. Buscad cada día un momento para hablar con vuestro hijo, enfocad ese tiempo a la conversación, evitando hacer multitareas o tareas distractoras.
- Haced actividades sociales. Evitad el aislamiento social de vuestro hijo. Organizad actividades con la familia o con los amigos que le puedan resultar agradables, atractivas.
- Motivarlo. Conoce cuál es su área de interés; los deportes, el baile, la música, la pintura, los videojuegos o cualquier otro. Ayudadle a que se incline a realizar actividades, clases o cursos de estas especialidades que le ayuden a sentirse mejor.
- Ejercicio. Liberar endorfinas le hará sentirse bien. Es recomendable que practique deporte, como mínimo, una hora, una vez a la semana, para empezar.
- No excederse con el ordenador o con el móvil. Los adolescentes con depresión suelen usar las redes sociales para escapar de una realidad, la suya, que les desagrada y huyen hacia unos escaparates donde, aparentemente, todo es felicidad. Es necesario limitar, sin imponer, el número de horas que se pasa sumergido en las mismas, especialmente, para evitar otros perjuicios.
- Comida saludable. Debe ser nutritiva, balanceada, con proteínas de calidad y productos frescos.
- Pautas de sueño. Los adolescentes necesitan dormir más que los adultos para funcionar de forma óptima y, por tanto, el ideal se sitúa entre 8-10 horas.
¿Mi hijo necesita un psicólogo?

En principio, si la depresión cursa con los síntomas anteriores, hay absentismo escolar por su causa, empeora a lo largo del día, hay crisis importantes de irritabilidad,… va a necesitar ayuda profesional de un psicológo infanto juvenil. Tras una primera sesión con vosotros y con vuestro hijo y una evaluación psicológica, os confirmará o descartará la existencia de depresión en la entrevista de devolución. Además, os indicará si hay necesidad de derivación a psiquiatría.
Sin embargo, vosotros como padres, debéis seguir unas pautas respecto a la búsqueda de ayuda profesional:
- Explícale a tu hijo las opciones de tratamiento. Para que tu hijo esté motivado e interesado por la terapia será necesario que, tras recibir la información del psicólogo, se la expongáis en el ambiente relajado de casa a vuestro hijo, sin ignorar sus preferencias. Esto no significa que él tome la última decisión sino que su opinión sea tenida en cuenta.
- Tratamiento farmacológico. Si tu hijo tiene pensamientos suicidas o lleva a cabo conductas autolesionadoras o heteroagresivas, la medicación podría estar indicada, cosa que os confirmará el psiquiatra pero siempre dentro de un plan de tratamiento más amplio que incluya la psicoterapia.
- Alertas delante de los antidepresivos. Llama al médico si tu hijo toma un antidepresivo y nota: aumento de los pensamientos suicidas, intentos suicidas, empeoramiento de la depresión, agitación, crisis de pánico, insomnio, empeoramiento de la irritabilidad, comportamiento agresivo o violento, actuar por impulsos peligrosos, manía u otros cambios inusuales en el comportamiento.
Cómo os tenéis que cuidar los padres y hermanos de un adolescente con depresión
- Buscar un sistema de apoyo. Como padres, necesitáis ayuda y apoyo porque no lo podéis hacer todo ya que sería demasiado agotador y, además, los resultados serían nefastos. Por eso, es adecuado encontrar un buen sistema de apoyo que os permita seguir sanos y positivos mientras ayudáis a vuestro hijo.
- Que fluyan las emociones. Si os sentís agobiados, tristes, frustrados, impotentes e, incluso, enfadados, es lógico y “normal”, encontrar a alguien con quien podáis hablar; amigos, familiares o, incluso, id vosotros mismos a un psicólogo para expresar todos estos sentimientos.
- Cuidad la salud. La depresión de vuestro hijo os ocasionará estrés o ansiedad que puede afectar a vuestro estado de ánimo. Es esencial tener una buena alimentación, una pauta de sueño correcta y actividades de ocio.
- Hablad sobre la depresión en casa. Muchas veces ocurre que, para “proteger” a los otros hijos, se hace ver como si la depresión no existiera y no se habla de ella en casa. Esto no impide que los hermanos no se den cuenta de que algo malo pasa. Por ello, debéis hablar de la depresión de forma abierta, permitiendo a los hermanos hacer preguntas sobre lo que pueden o no pueden hacer o decir.
- Cuidar a los hermanos. La depresión de tu hijo puede ocasionar, como ya he dicho, ansiedad o estrés en los hermanos. Es vuestra misión no ignorarlos, no decirles que “están celosos” y daros cuenta que ellos, también, pueden necesitar ayuda profesional para saber cómo afrontar la situación.
- La depresión no es culpa de nadie. De la misma manera que no se nos ocurriría decir que la apendicitis es culpa del paciente, de sus padres o hermanos o del médico, evitad el “juego de la culpa” porque así sólo llegaréis a más estrés y más ansiedad.