La eyaculación precoz preocupa a muchos hombres, que sienten que no tienen control, que no pueden disfrutar de sus relaciones sexuales, que son «menos hombres» que los que aguantan más tiempo, y una larga lista de autoacusaciones similares que provocan en muchos casos un golpe muy duro a su autoestima.
A la consulta del terapeuta sexual llegan muchos hombres con este tipo de problemas, pero no sólo les preocupa a ellos, suelen llegar con sus parejas que, en general, les apoyan en la búsqueda de soluciones porque en muchas ocasiones relatan no sentirse del todo satisfechas.
Qué es y qué no es la eyaculación precoz
Masters y Johnson, precursores en el estudio de la respuesta sexual masculina y femenina, calificaban de eyaculadores precoces a aquellos hombres que eyaculaban antes de que su pareja consiguiera el orgasmo. Actualmente esta definición está completamente en desuso, ya que las parejas pueden o no tener orgasmos independientemente de lo que haga el hombre en cuestión.
Hoy en día se considera que la eyaculación precoz es la percepción de falta de control en la eyaculación por parte del hombre, hecho que interfiere en su bienestar sexual o en el de su pareja.
Esta definición es muy amplia y, si nos fijamos, no da ningún margen de tiempo de eyaculación de referencia.
Entonces, ¿un hombre que tarde 10 minutos en eyacular puede considerarse un eyaculador precoz? ¿Y un hombre que tarde 2 minutos puede considerarse «normal»?
Las respuestas son sí y sí. Con matices.
El hombre que tarda dos minutos en eyacular puede considerarse «normal» si el hecho de eyacular en ese margen de tiempo no le supone ningún problema. Por ejemplo, puede estar con una pareja que disfrute con las relaciones sexuales cortas, o que tenga mucha facilidad para el orgasmo. O simplemente puede ser que este hombre haya desarrollado una serie de estrategias que le permitan sobreponerse a esos dos minutos, como por ejemplo, seguir con la relación sexual después de la eyaculación y encargarse de dar placer a su pareja.
Y el hombre que tarda diez minutos puede considerarse a sí mismo un eyaculador precoz si ese margen de tiempo lo considera insuficiente. Puede ser que tenga una pareja a la que le cueste mucho llegar al orgasmo y necesite más tiempo, o puede ser que quiera alargar la relación sexual para disfrutarla más y, después de la eyaculación no sea capaz de hacerlo porque se queda agotado.
Así pues, no hay un tiempo estándar de eyaculación con el cual se pueda medir a todos los hombres por igual. No obstante, por lo general se considera que la eyaculación precoz se puede diagnosticar cuando el tiempo de eyaculación es inferior a los 3 minutos.
Diferencia entre «tiempo total» y «tiempo de penetración»
Hemos hablado de tiempos de eyaculación, pero no es lo mismo tardar 10 minutos en penetración, que en el total del acto sexual. Es decir, hay algunos hombres que vienen a consulta con la siguiente demanda:
Tengo eyaculación precoz. ¡Sólo aguanto cinco minutos y enseguida acabo!
Lo primero que debemos saber es si esos cinco minutos corresponden a todo el acto. Es decir, si desde que se empieza a excitar y tiene una erección hasta que eyacula pasan 5 minutos.
Si ese es el caso, habrá que iniciar un tratamiento de autocontrol de la eyaculación, con ejercicios que el paciente deberá realizar en casa y con un seguimiento psicoterapéutico para ir alargando el tiempo de control.
Pero muchas veces ante esta pregunta exclaman: «¡No! Entre que empiezo y acabo igual pasan veinte minutos, pero sólo aguanto 5 minutos como mucho en penetración.»
Esto es diferente. En este caso también se trabajará para mejorar el autocontrol en la eyaculación, pero en este caso será casi más importante trabajar, también, con sus expectativas y conocimientos en cuanto al sexo, así como con las de su pareja.
Es decir, un acto sexual de veinte minutos es un tiempo nada desdeñable, pero aún así puede llegar a haber una cierta insatisfacción por parte de alguno de los miembros de la pareja. ¿Por qué pasa esto?
Por una cuestión puramente educativa: nos han enseñado que el momento cumbre y culminante del acto sexual es la penetración.
La penetración está sobrevalorada
La penetración es un momento placentero y de gran conexión entre los miembros de la pareja. Pero si les preguntamos a las mujeres, para muchas no es, ni de lejos, el momento más placentero del acto sexual, de hecho, son muchas las que con penetración no llegan al orgasmo y con muchas otras prácticas sí.
No debemos olvidar que, al fin y al cabo, somos animales y que, como tales, nuestro cuerpo está diseñado para la supervivencia y la reproducción. En el mundo animal las eyaculaciones son muy rápidas dado que es un momento de gran vulnerabilidad y, por lo tanto, supone una amenaza.
Hasta mediados del siglo pasado lo que contaba era lo rápido que acababa el hombre, parecía que, cuanto más rápido acababa más «macho» era. Con la liberación sexual de las mujeres y la conciencia del derecho y la necesidad de placer de éstas, el hombre se ha visto abocado a controlar su «impulso inseminador» y retrasar la eyaculación para poder dar tiempo a su pareja a tener el orgasmo deseado.
Pero la biología femenina no ha cambiado y la vagina sigue estando diseñada para la inseminación y el parto. En realidad, la parte más profunda de la vagina tiene relativamente pocas terminaciones nerviosas, concentrándose éstas en el primer tercio de la cavidad.
En el momento justo de la penetración se produce, en general, un gran placer, tanto para el hombre como para la mujer, siempre y cuando ambos estén excitados y la lubricación permita una penetración sin dolor. Pero a medida que van pasando los minutos, para la mujer, la penetración no tiene demasiado atractivo, como decía antes, las terminaciones nerviosas de la vagina acaban por «acostumbrarse» a la presión inicial del pene, por lo que, al cabo de 3 o 4 minutos si la única estimulación es la de la penetración, la mujer empezará a perder la excitación.
Por supuesto que, si mientras hay penetración, se estimula el clítoris o cualquier otra zona erógena de la mujer, ésta se vuelve muy placentera para ambos, pero recalco, no por el hecho de la penetración en si mismo sino por todo lo que la rodea. Dicho de otra manera, cuando una mujer se introduce un tampón o una copa menstrual en la vagina no obtiene, por lo general, ningún placer, pero si lo acompañase de caricias en lugares erógenos podría llegar incluso al orgasmo.
¿Cuándo es necesario tratar la eyaculación precoz con un sexólogo?
Como decía al principio el problema de la eyaculación precoz es la falta de autocontrol que perciben los hombres que la sufren. Aguanten el tiempo que aguanten, si creen que eyaculan demasiado rápido y esto les provoca un verdadero malestar en su relación o consigo mismos, deben ponerse bajo tratamiento.
El tratamiento de la eyaculación precoz, bien llevado a cabo, tiene una eficacia muy alta (algunos estudios dicen que más del 95% de los casos se solucionan en unas pocas sesiones). El tratamiento de elección debería ser psicológico, a no ser que exista una causa orgánica o física que esté provocando la eyaculación precoz.
Normalmente, cuando llegan a consulta del sexólogo casos de eyaculación precoz, lo primero que debemos hacer es recoger toda la información médica y psicológica del paciente para decidir si es necesario o no derivarlo a un urólogo o andrólogo para que se le realicen pruebas médicas específicas y se descarten causas orgánicas o físicas.
Si existen este tipo de causas el urólogo o andrólogo receta el tratamiento médico adecuado para mejorar el problema pero siempre se recomienda que se realice un seguimiento psicoterapéutico ya que en muchas ocasiones la autoestima o la percepción de la propia sexualidad del paciente han quedado afectadas y, a pesar de que se solucione médicamente la causa del problema, podría ser que se mantuviera por motivos puramente psicológicos.
Si no existen causas médicas, el sexólogo trabajará con el paciente para recuperar su percepción de control a través de algunas sesiones de psicoterapia muy enfocadas al tema y con la recomendación de algunos ejercicios para realizar en casa.
En todo caso, como sexóloga, siempre recomiendo que, ante la duda, consultéis. Acudid a un especialista que os pueda dar indicaciones y orientaciones concretas, la vida sexual siempre puede mejorarse.
Yo me pregunto porque no siento tanto placer al tener coito, de hecho nunca sentí curiosidad por tenerlo antes de mi primera vez, de hecho ni siquiera estaba entusiasmado por ello ni me sentí un hombre nuevo. ¿Acaso vine mal de fabrica o es normal que algunos les pase? ¿existe la asexualidad? porque aveces creo que eso es lo que tengo.
Muy interesante, complementa cosas que ya sabía y añade otras nuevas.
Un saludo
¡Gracias por tu comentario D. Tejedor! :)
¡Gracias por tu comentario Martin!