Las peores cosas que le puedes decir a una persona con ansiedad

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Ansiedad
Maria Dolors Mas
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María es una paciente con un trastorno de ansiedad generalizado y diversas fobias. Lleva poco tiempo haciendo un tratamiento con terapias de tercera generación. Sin embargo, tras la sesión con su marido de la pasada semana empieza a temer que esta algo más sola de lo que creía en esto. Todo debido a una conversación en que el marido arrolló a María con un discurso plagado de todo aquello que nunca se debe decir a alguien con ansiedad.

¿Qué es lo que deberíamos evitar decirle a personas con ansiedad?

Vamos a hacer un listado:

1) «Deja de preocuparte”

Decirle a una persona con ansiedad que “no se preocupe” o “deja de preocuparte” es uno de los primeros impulsos cuando queremos ver a un familiar o un amigo sin ansiedad. Pero sin embargo, hacen sentir a esa persona que no cuenta con el apoyo familiar o social.  Y además, que está minimizando su trastorno con lo cual llevará a la desmotivación, la frustración, muchas veces al abandono de la terapia y a una disminución de la autoestima. Todo ello, provocará que la comunicación con el entorno se acabe resintiendo y se aíslen, ya que piensan como en el caso de María, que “ para qué contarle nada, si no me va a hacer caso”.

Debemos pensar que las personas con ansiedad son conscientes de la irracionalidad de sus pensamientos y de sus miedos pero, obviamente, no pueden parar dichos pensamientos y de la misma manera, no pueden hacerlo con sus preocupaciones, siendo entonces, imposible dejar de preocuparse.

Por ello, es necesario empatizar con el paciente, preguntarle cómo le puedes ayudar y hacerle notar que aunque no quiera vuestra ayuda vais a estar allí para ayudarle.

2) «Tranquilo, respira y relájate”

Probablemente este es el error más común que cometen familiares y amigos de pacientes con ansiedad y solo hace que aumente dicha ansiedad.

El paciente no puede tranquilizarse pero no es una cuestión de que quiera o no, ya que no sabe cuál es el objeto de sus preocupaciones y por tanto, de su ansiedad. Lo cual, de hecho, complica en muchas ocasiones el tratamiento.

Y está claro que no deja de respirar pero al decirles esta frase se puede inducir, sin querer una hiperventilación en el paciente lo cual acaba produciendo una crisis de ansiedad.

Por todo ello, es necesario que los familiares y los amigos reconozcáis la ansiedad de la persona pero sin juzgarla. También puede resultar positivo explicarles alguna anécdota juntos de un momento en que la persona no tenía ansiedad ya que le ayudará a ver que siguiendo un tratamiento no durará para siempre.

La ansiedad es el vértigo de la libertad.

Seren Kierkergaard.

3) «Cálmate»

Está relacionado con el anterior, además esto puede agravar la situación ya que decirle a alguien con ansiedad que se calme es lo mismo que pedirle a alguien con gripe que no tenga fiebre. Calmarse es el objetivo de las personas con ansiedad pero no implica una acción puesto que las personas con ansiedad no saben cómo llegar a dicha calma por si mismos. Por tanto, pedirle calma produce frustración y sentimientos de culpabilidad en los pacientes que aseguran “están cansados de mí” o “se acabará cansando de todo esto” por no poder hacer lo que les piden.

En este caso, es aconsejable sentarse al lado de la persona con ansiedad, intentar hablarle pero dejarle si no desea hablar. A veces, es suficiente con estar ahí y ayudar lentamente a que realice ejercicios de respiración y relajación tal y como ya le habrá enseñado su psicólogo.

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4) «Tampoco es para tanto, estás exagerando»

Hay otras variantes como: no dramatices, tienes que relativizar las cosas, eres un tremendista o no es tan grave. Todas igualmente invalidantes para el paciente porque quien lo dice se está olvidando de las emociones de la persona

Hay que tener en cuenta que cuando decimos a alguien con ansiedad que lo suyo no es gran cosa, involuntariamente, se le esta diciendo que tanto la ansiedad como el sufrimiento asociado tampoco es un gran problema. Mientras que el paciente de forma irracional piensa que la ansiedad es tremenda y siente mucho miedo a las consecuencias.

Sin embargo, las personas con ansiedad lo ven todo muy negativo por lo cual es complicado relativizar el trastorno. En este caso es mejor no insistir, hay que darle tiempo. Será importante empatizar con la persona con ansiedad haciéndole entender que aunque no puedas saber con exactitud cómo se está sintiendo, estás allí por si te necesita.

5) «Debes intentar superarlo y espabilarte»

Los trastornos de ansiedad se pueden desencadenar por diversos factores: como una ruptura de pareja, la pérdida del trabajo, problemas familiares o por cualquier evento desagradable. De forma que es posible que haya superado dicha circunstancia pero sin embargo, no la ansiedad resultante. Por ello es frustrante para una persona con ansiedad oír frases como esta.

Debemos entender que la ansiedad es uno de los trastornos psicológicos más frecuentes y que la salud psíquica es tan importante como la física puesto que sin una no hay la otra. Por tanto, de la misma manera que no diríamos a una persona con una enfermedad física que se espabilara tampoco lo hagamos con alguien que padece ansiedad.

Entendiendo que aprender a gestionar la ansiedad es complicado y lleva un tiempo tanto para el paciente como para la familia y los amigos, es importante que vosotros mostréis interés preguntándole cómo se siente o qué es lo que hizo en anteriores ocasiones para recuperar la tranquilidad.

6) «Tu problema es que piensas demasiado»

Precisamente, esto es lo que les ocurre a las personas con ansiedad, sus alarmas se disparan ante cualquier posible miedo ya sea real o percibido. Entonces, hay una aceleración de los pensamientos negativos y aparecen las preocupaciones, así como las conductas ansiosas que a su vez, se convierten en otra fuente de preocupación y así constantemente.

Obviamente, tanto familia como amigos tienen las mejores intenciones y muchas veces no saben qué decir al paciente ansioso, por lo que, de forma involuntaria, se minimiza el trastorno y por tanto, la ansiedad resultante. Este no es un comportamiento que dé buenos resultados sino que lo único que se consigue es que se preocupen más.

De hecho, existe un ejercicio de intención paradójica que tú que no tienes ansiedad puedes usar para comprobar como el efecto es el contrario. Se trata de no pensar en nada a excepción de un camello durante un par de minutos. Llegarán pensamientos pero se deben dejar pasar y focalizarse en el camello. Pasados este par de minutos piensa en que lo quieras a excepción de un camello durante otros dos minutos. Ya me cuentas…

7) «Todo esta en tu cabeza pero no es real»

No es exactamente así. De hecho, la ansiedad puede producir sintomatología que afecta a casi cualquier parte del cuerpo desde el estómago hasta el corazón pasando por sintomatología producido por el SNA.

Sin embargo, cuando se le dice esta frase a un paciente con ansiedad se le hace sentir como si se lo estuviera inventando para llamar la atención o por diversión. Solo que la ansiedad ni tiene nada de divertido ni es producto de la fantasía sino que,como ya he dicho, es una realidad abrumadora que cada día experimentan millones de personas alrededor del mundo.

Se comprende que la familia o los amigos de una persona con ansiedad no vean ningún problema, pero ello no implica que éste exista. En estas circunstancias, es primordiar ser empático. Piensa que no todos tienen por qué sentir como tú.

Será importante que os toméis un tiempo para averiguar qué es la ansiedad, de fuentes solventes, porque te ayudará a comprender mejor lo que le ocurre a tu familiar o amigo. Además, es recomendable permanecer a su lado y que si quiere te cuente cómo se siente y en qué esta pensando.

8)»Es que eres muy negativo, deberías ser más positivo»

Frase que induce culpabilidad en los pacientes e implica poca empatía por parte de la familia o los amigos que la producen. Y además, no es necesariamente verdadera ya que las personas con ansiedad quisieran dejar de tener pensamientos negativos pero simplemente, no les es posible.

Obviamente, la actitud positiva siempre favorece para superar la ansiedad pero también, se necesita tiempo para cambiar. Por tanto, si quieres ayudar a tu familiar o amigo con ansiedad intenta empatizar para que se sienta reconfortado contigo.

9) «No tienes problemas graves, hay gente que está mucho peor»

Es erróneo considerar que la persona con ansiedad se sentirá menos mal si comparamos su situación con la de alguien que, supuestamente, “lo está pasando peor”. Lo es por diversos motivos: la ansiedad es un problema multifactorial y, por tanto, no siempre identificables, además de que cada uno de nosotros vivencia el sufrimiento de diferente forma.

Cuando decimos frases como ésta a nuestro familiar o amigo generamos en la persona con ansiedad sentimientos de culpa que conducen a aún más ansiedad. Puesto que interpreta que el futuro puede ser aún más catastrófico. Y al final, ello solo produce alejamiento de unos con respecto a los otros.

10) «Tienes que poner más de tu parte»

Aunque no te lo creas ya está haciendo todo lo que puede y si no hace más es porque no puede hacerlo o incluso si pudiera, no sabría cómo empezar puesto que los trastornos de ansiedad producen en el paciente una sensación de inmovilismo y de agotamiento.

Por tanto, frases como éstas causan impotencia a la persona con ansiedad, que se sienten poco comprendidos. Lo que se puede es acompañar a tu familiar o amigo, intentar hacer actividades con él como, por ejemplo, ejercicio físico.

11) «¿No será por mi culpa? No he hecho nada malo»

Otra de las frases que hacen sentir culpabilidad al paciente con ansiedad y por tanto, es más preocupación para tu familiar o amigo, con lo cual se genera más ansiedad.

Ante esta frase los pacientes con ansiedad muestran tendencia a cuidar al familiar o al amigo, dejándose aparte y sintiendo que toda la responsabilidad de estar enfermo y de enfermar a otro es debido al paciente.

Si realmente te has equivocado en algo puesto que determinadas situaciones como por ejemplo, una discusión, entonces reconoce tu responsabilidad y pide disculpas. Si no es así, no te pongas a la defensiva. Habla porque el diálogo evita situaciones muy ansiógenas.

12) «Todos nos estresamos a veces»

De hecho, el estrés también es un trastorno relacionado con la ansiedad. La principal diferencia es que el estrés afecta a la parte física produciendo sintomatología como taquicardia, hipertensión o sofocos. Sin embargo, la ansiedad afecta más a la mente con pensamientos negativos recurrentes o preocupaciones.

Generalmente se suelen confundir porque, en general, la ansiedad puede ser producida por un estrés intenso y sostenido en el tiempo.

Por ello, es importante apoyar al paciente con ansiedad, comprenderlo y, a veces, sentarse a su lado a realizar los ejercicios de respiración o relajación, puede ser suficiente.

13)  «¡Vente! Es que tienes que salir un poco más»

Probablemente una de las frases más escuchadas por las personas con ansiedad. Obviamente no hay que dejar de salir, pero determinadas situaciones como, por ejemplo, conciertos, comidas familiares o fiestas pueden acabar desencadenando crisis de ansiedad. El comportamiento de las personas con ansiedad es intentar evitar estas situaciones por miedo a que produzcan las crisis y es el motivo principal por el cual estos pacientes no pueden salir.

Lo más correcto que puede hacer un familiar o amigo por el paciente con ansiedad es evitar presionarlo porque, cuando el progreso de la terapia lo permita, se sentirán con esas ganas de salir. Si insistes, tu familiar o amigo tenderá a desvalorizarse. Por ello, hay que ser pacientes y amables.

14) «Vete a dormir bien. Mañana, cuando te levantes, lo verás con otros ojos»

¿Dormir bien cura una fractura de pierna? Pues lo mismo pasa con la ansiedad. Obviamente, un buen descanso es fundamental para la salud pero de la misma forma que lo es una dieta saludable y equilibrada y realizar ejercicio físico adecuado. Además, tampoco podemos adivinar lo que ocurrirá al día siguiente y preguntarnos si estára peor no servirá mucho. Entonces, sin quererlo hemos generado frustración y sentimientos de culpabilidad.

Por ello, es mejor estar al lado del paciente y darle una perspectiva diferente y más positiva de lo que le ocurre, y la psicoterapia puede ser potencialmente útil. En algunos casos puede ser necesaria medicación; aún así, se necesita voluntad de parte del paciente y apoyo tanto de la familia como de los amigos y los profesionales.

15) «No llores, tienes que ser más fuerte»

Dos conceptos en esta frase que habitualmente oyen los pacientes con ansiedad; por un lado, resulta doloroso ver a alguien que queremos pasarlo mal por eso, las emociones negativas no tienen muy buena prensa e instintivamente nos salen frases del tipo “no estés mal”, “no llores” o la famosísima “¡anímate!” Sin embargo, seguro que si fuera fácil “animarse” no lo estarían pasando mal. De hecho, en estos casos, llorar puede servir de válvula de escape y por tanto, por mucho que te cueste, no deberías reprimirle las emociones a tu familiar o amigo.

Por otro lado, la ansiedad es un trastorno psicológico, pero no forma parte ni de las fortalezas ni de las debilidades de tu familiar o amigo, o ¿acaso se lo dirías si tuviera una apendicitis? De hecho, son más fuertes de lo que te puedas imaginar ya que están afrontando situaciones que posiblemente el resto ni nos atreveríamos.

16) «Yo a veces también tengo ansiedad»

Estar estresado es diferente de tener ansiedad, de manera que el primero son los típicos y mal llamados “nervios” después de un día estresante o antes de una reunión importante pero en todo caso, tiene una finalidad y se dan con frecuencias en personas sin ningún tipo de patología psicológica. Se diferencia del miedo incapacitante que llegan a sentir muchos pacientes con ansiedad.

De todas formas esta es la típica frase que minimiza el trastorno de tu familiar o amigo. Ten en cuenta que no puedes saber lo que es. Realmente es ansiedad si no tienes la intranquilidad, el miedo y el malestar de una forma sostenida en el tiempo.

17) «Tienes que probar la meditación o el yoga»

Seguro que cualquiera de los dos podrían ayudar a una persona con ansiedad pero a pesar de ello. No funciona para todas las personas con algún trastorno de ansiedad. De esta manera, lo único que consigues es empujar a tu familiar o amigo a realizar algo que no le va a curar, de modo que va a ser frustrante y desmotivante como para empezar psicoterapia, que realmente es lo que va a ayudar.

18) «Debe ser horrible estar así como tú»

Caemos en las distorsión cognitiva del “deberías” o “no deberías”. Y la intención por tu parte es buena, no cabe ninguna duda, pero diciéndole frases como estas inducimos en el paciente una tristeza mayor e incluso desesperanza hacia el futuro.

Siempre son necesarias las frases más constructivas como por ejemplo, “sé que no te sientes bien pero te propongo que hagamos…” que contribuyen aportando estrategias de afrontamiento para el paciente y sintiendo que tú estás a su lado para aportarle apoyo y comprensión.

No obstante, las dos frases más horrorosas que se le pueden decir a una persona con ansiedad y que, sin embargo, se pronuncian demasiadas veces son:

19) «Sólo es una forma de llamar la atención, estás así porque quieres»

Ante todo porque es falsa; una persona con ansiedad precisamente, no quiere ser el centro de interés de sus familiares y amigos porque se siente peor.

En todo caso, se induce sentimiento de culpa en el paciente más la sensación de que no está haciendo lo suficiente para salir de su enfermedad. De hecho, si les dieran a elegir con toda seguridad preferirían no tener ansiedad.

20) «¿Ya empiezas? ¿Por qué estás así ahora?»

La peor frase con mucha diferencia. Cierto, la ansiedad es incómoda e incomprensible para el familiar o el amigo que no ha sufrido nunca ansiedad porque de hecho, para los propios pacientes con ansiedad, a veces, es difícil entenderla. Sin embargo, el hecho de no entender algo no te excusa de empatizar con tu familiar o amigo quien está mal y por mucho que te impacientes no vas a conseguir que mejore antes sino todo lo contrario.

Para muchos pacientes con ansiedad, frases como estas implican que no crees en sus miedos, que ridiculizas su estado de salud mental incluso, que sus sentimientos no tienen razón de ser. Se siente invalidado por parte de sus familiares y amigos. Por tanto, lo único que vas a conseguir es que no confíe en ti para contarte lo que le pasa.

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