En la intervención terapéutica con niños y adolescentes es importante prestar atención a su capacidad de resiliencia (capacidad para enfrentar los desafíos de su crecimiento y desarrollo incluyendo situaciones difíciles e incluso traumáticas), e incluir en la valoración e intervención a los contextos familiares de referencia para los menores. Es fundamental valorar cómo se está ejerciendo la parentalidad hacia esos menores, ya que esta variable tiene un papel fundamental en el desarrollo socioemocional de los menores.
El afecto y el respecto entre padres, madres e hijos es el resultado de cuidados, protección, educación y socialización entre los progenitores hacia sus hijos, preparándoles en un crecimiento sano y con capacidades para hacer frente a los problemas y adversidades de la vida. En este sentido, el abordaje de problemáticas infanto-juveniles, así como la implicación en la terapia de todos los miembros pronostican un gran éxito en la recuperabilidad de determinados trastornos y sintomatología.
Numerosas investigaciones de esta última década han demostrado que los cuidados, la estimulación y los buenos tratos que los adultos proporcionan a los niños y niñas juegan un papel fundamental en la organización, la maduración, el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso.
En la actualidad, no hay ninguna duda que la salud, y específicamente la salud mental de los niños, adolescentes y adultos está condicionada por la calidad de las relaciones interpersonales que los contextos humanos les proporcionan desde el periodo que crecen en el útero de sus madres. Por lo tanto, un niño y una niña, nace como un proyecto que se concretiza poco a poco. Este proyecto dará como resultado una persona sana, siempre y cuando los seres humanos que constituyen el entorno en el que le ha tocado nacer pueda asegurarle ya desde su gestación, los cuidados, la estimulación, la protección y la educación, es decir, los buenos tratos indispensables para asegurar su desarrollo (Barudy, 2012).
Desde mi experiencia como Psicólogo especialista en Infancia, en el ámbito público [Centro de Atención a la Infancia CAI, (Área de Gobierno de Familia y Servicios Sociales, Ayt. De Madrid) y Servicios Sociales de Álcala de Henares] he podido trabajar desde este enfoque, y ahora lo traslado al ámbito privado en GrupoLaberinto Salud y Psicología, donde una de las principales áreas de intervención es la atención a la Infancia.
Las demandas que hemos detectado en la intervención terapéutica en población Infanto-Juvenil se agrupan en sintomatología diversa:
- Trastornos emocionales (ansiedad, estrés, miedos, fobias, trastornos del estado de ánimo…)
- Hiperactividad
- Trastornos de conducta
- Trastornos del sueño
- Trastornos de la alimentación
- Trastornos de la eliminación: enuresis y encopresis
- Trastornos psicosomáticos (asma, diabetes, cefaleas, dolor).
- Mutismo selectivo
- Trastornos del vínculo
- Adicciones
- Fracaso escolar
- Maltrato.
- Acoso escolar/bullying
- Abuso sexual
En nuestra metodología de trabajo en partimos de una visión global de la salud en la que el abordaje multidisciplinar es prioritario para tener una visión ecológica y sistémica de las demandas. Como profesionales es importante contar con el apoyo de un equipo que permita ofrecer servicios integrados para atender los casos que requieran un abordaje de este tipo: Pedagogía, Psiquiatra Infantil, Trabajador Social, Nutricionista, etc.
La importancia de plantear un punto de vista preventivo
Desde el momento en el que una familia tiene la noticia de que esperan un nuevo miembro tienen lugar muchos procesos que van a influir en el futuro bebé, entre ellos las expectativas y miedos de los adultos. Esto va a mostrarse en las relaciones que poco a poco se van a ir estableciendo entre los adultos del entorno y el niño, relaciones que contribuirán a su desarrollo evolutivo y por tanto a su bienestar emocional.
Desde la atención Peri y Post natal, incluida como servicio específico en GrupoLaberinto, se trabaja a nivel familiar incluyendo lo que supone querer embarcarse en la aventura de crear una familia, entendida ésta de múltiples maneras, con múltiples formatos, cada uno con sus particularidades, dificultades y fortalezas propias.
Se trata de asegurar los recursos propios, y en último término, ofrecer una preparación a la maternidad/paternidad real, posibilitando la expresión de emociones, dudas y conflictos que nos afectan a nivel personal, relacional y parental, a través de una atención individual, familiar y grupal.
Como profesionales de la atención a la infancia, trabajar desde un enfoque preventivo supone optimizar un contexto sano de relación de todos los miembros de la familia, posibilitando las condiciones necesarias para un desarrollo sanos y con el máximo nivel de bienestar.
La terapia infanto-juvenil desde la atención familiar
Durante el crecimiento la falta de cariño y de empatía parental, así como la sobre excitación producto de agresiones y o estrés, afecta al desarrollo y la organización del funcionamiento emocional del cerebro.(Barudy – Dantagnan IFIV, EXIL 2011).
Partiendo de la premisa anterior, la intervención infanto-juvenil tiene se basa en la recuperación de contextos adecuados y en el empoderamiento de todos los miembros de la familia, principalmente del niño.
Así, la intervención psicoterapéutica a nivel familiar debe centrarse en distintos puntos:
- Generar determinados ambientes
- Fomentar prácticas parentales adecuadas,
- Apostar por la responsabilización en los niños, la individuación,
- Generar prácticas que posibiliten experiencias de éxito, el reconocimiento y manejo de las emociones, las capacidades sensoriales y la empatía
Durante el proceso de intervención, a través de una relación terapéutica hay que afianzar estos puntos desde los propios recursos de cada miembro familiar y entendiendo la familia como sistema. Esto posibilitará un avance en las dinámicas, relaciones y afectos que fortalecerá la base de la relación familiar y potenciará el desarrollo.
La incorporación de todos los miembros posibles al contexto terapéutico posibilita desenfocar al paciente identificado, y trabajar la sintomatología asociada, desde un punto de vista contextual y relacional. Las jerarquías, estructuras, normas, roles y el manejo de los valores y herencias familiares, posibilitan al equipo terapéutico numerosas posibilidades para la recuperabilidad del paciente, así como para la mejora de todo el contexto familiar.
Así, tal y como entendemos la intervención familiar, trataremos de redescubrir “aspectos sanos” desde las dificultades intrapsíquicas para poder producir cambios profundos y significativos.
Conclusiones
Como profesionales de la salud y el bienestar, la posibilidad de abordar las dificultades de niños y adolescentes incorporando en el proceso al sistema familiar proporciona una oportunidad para poder aprovechar, apoyar y promover las capacidades y recursos resilientes de todos sus miembros.
Desde el estudio de la capacidad de una familia para desarrollarse de manera adecuada, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves, establecemos nuestro marco de intervención. GrupoLaberinto pone especial énfasis en el trabajo con familias que sufren procesos o están en situaciones especiales: procesos de duelo, la familia ante la discapacidad, separación de la pareja; familias reconstituidas, adopciones, etc.
Hay que tener presente que, independientemente de los procesos vitales que acontecen en una familia, son los niños y los jóvenes de ese entorno los miembros más vulnerables, las principales víctimas de determinados desajuste familiares.
En este sentido queremos resaltar la importancia de la formación de los profesionales de la salud mental en procesos como la parentalidad, el apego y la resiliencia.
Referencias
- Barudy – Dantagnan IFIV, EXIL 2011
- J. Barudy (2012): “La memoria del trauma o el trauma de la memoria” (art.)
- Bowlby, J. (1998) “El apego Barcelona. Paidós. Ibérica.
Sobre el autor de este artículo
Ángel Fernández, psicólogo madrileño colegiado con número M- 19316, es especialista en terapia familiar. Trabaja sobretodo con niños y adolescentes, aunque también está especializado en terapia de pareja. Forma parte del equipo de Grupo Laberinto, un espacio de psicoterapia presencial en Madrid.
Colabora con varios servicios públicos dedicados a la atención familiar y protección de menores. También ha realizado investigaciones en el área de Psicología Básica de la UAM y es tutor de prácticas de Psicología de diversas Universidades.