adolescentes siquia psicologos¿Sabemos educar? Según diversos estudios, los hijos pueden ser indisciplinados e, incluso, violentos sin haber visto este comportamiento en sus padres, al contrario. Muchos padres de hijos violentos se preocupan, realmente, por sus hijos.

Evidentemente, dichos padres lo hubieran podido hacer mejor e, incluso, quizás hubieran podido evitar la conflictividad de sus hijos si hubieran contado con la ayuda necesaria, de un psicólogo o de un educador. Pero, aún así, no podemos “culpar” a los padres por el resultado, por varios motivos.

Muy probablemente, hicieron todo aquello que estaba en sus manos y sabían. Objetivamente, lo que hicieron, hubiera sido suficiente en la gran mayoría de los niños. Los recursos y ayudas son limitados y, si hubieran tenido alguna, quizás el resultado sería distinto.

Sin embargo, por otro lado, sí que nos hallamos con padres negligentes o con padres que no saben educar a sus hijos y, con el tiempo, se acaban encontrando con un niño tirano ya que no saben qué hacer cuándo sus hijos empiezan a tener una manera de comportarse complicada. En estos casos sí se pueden recomendar seguir ciertas pautas de educación para padres, que no son fáciles pero sí eficientes.

Por último, estan los padres maltratadores y, en estos casos, sí podemos decir que la violencia se transmite. Hablamos de unos padres que se lo deberían haber pensado mejor antes de tener hijos – porque su vida asociada al alcohol, drogas, marginación y delincuencia – lo cual comportará que, en un elevado porcentaje, sus hijos reproduzcan los mismos patrones.

Sin embargo, en la actualidad, en dichas familias, también aparecen hijos tiranos que tratan con actos de violencia y amenazas a sus propios padres, quizás, como forma de rebeldía a un mundo que ellos no han elegido.

¿Son en la actualidad los padres menos competentes educando?

Si nos referimos a generaciones anteriores, la respuesta sería afirmativa. Sin embargo, esta “incompetencia” no la hemos de entender en un sentido restringido de que “no quieren educar” o “no han aprendido a educar”, sino en uno más amplio de “responsabilidad”.

Un dato – que figura en todos los estudios – y que, sin embargo, resulta sorprendente es que estos padres incompetentes sean la generación más educada – en el sentido de mayor nivel de estudios – que nunca ha tenido este país, en que los niveles de bienestar son, asimismo, altos para las clases medias.

¿Por qué me resulta tan difícil educar a mi hijo?

Los diversos avances han elevado nuestro nivel de comodidad pero ello se ha visto acompañado de un importante desarrollo de la filosofía del consumismo en la cual vivimos inmersa, de manera que todos queremos satisfacciones inmediatas. Así, el éxito y el prestigio social depende, en cierta manera, de la posibilidad de acceder a estos bienes de consumo, cuanto más caros, mejor.

Nunca había existido una sociedad como la nuestra en donde estuviera tan claro que se podía vivir “deprisa y sin disciplina”, siempre y cuando uno se dejara tentar por el camino equivocado. Delinquir pasó de ser fácil – porque circulaba mucho dinero – a ser la única vía para algunas familias – que no tenían ninguna otra forma de substituir-y, al mismo tiempo, se usan alcohol y drogas para “pasarlo bien”, evitando una realidad que no nos agrada.

A los niños se les exige mayor tiempo de aprendizaje obligatorio – además, del voluntario posterior – con lo cual se retarda el momento en que los jóvenes acceden al mundo profesional, a la asunción de responsabilidades. De alguna manera, el mensaje que se transmite a los chicos es “aprovechad todas las oportunidades que el sistema educativo os da para formaros, disfrutad y sacad provecho. Luego, ya nos devolveréis la inversión siendo unos buenos ciudadanos, contribuyendo y formando vuestra familia”. Sin embargo, esta idea no encaja cuando quienes la reciben son jóvenes difíciles- que acabarán convirtiéndose en hijos tiranos o acosadores de sus compañeros- o padres súper ocupados o súper estresados, que no se darán cuenta de lo que está sucediendo o les tenderán a exculpar, debido al poco tiempo que pasan con ellos, hasta que les afecte muy directamente.

A veces, hay una tendencia a pensar que porque los padres tengan X o Y título universitario, ello les da inmunidad para no sufrir estas problemáticas. Esto no es así. Muchas veces, dichos padres se sienten poco alentados, poco valorados, altamente estresados, muy presionados en sus trabajos. Ya no se sienten igual de seguros que se solían sentir, sino que se hallan en constante hipervigilancia, con una competitividad virulenta y dispuesto a reciclarse, ser creativo, innovador… Esto impide que se den cuenta de lo que está sucediendo en su casa, hasta que no reciben una llamada de queja y otra y otra… ¿qué pasa? Allí empieza a conocer a su hijo.

Otro de los problemas importantes dentro de la pareja de padres es la conciliación de roles, ¿quién se ocupa de los niños?, ¿cómo conciliar el papel de madre y profesional? ¿por qué no conciliamos el papel de padre y profesional? Empiezan las disputas y es donde muchas parejas acaban en divorcio; de hecho, la tasa de divorcio esta aumentando. Los padres se separan y ¿se solucionan los problemas del hijo? Para nada. 

Por eso, si te encuentras en esta situación, no demores más la solución. Sabemos que es una decisión complicada pero no cuesta nada consultar a un profesional y obtener una valoración profesional que nos ayude a ver las cosas con perspectiva.

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