Hablamos con Gustavo Mirón Rivera, vicepresidente de la Asociación pro Bienestar Familiar de Villarobledo, sobre psicología y cómo ayudan desde la Asociación a conseguir una mejor calidad de vida a pacientes  y familiares. ¿Quieres saber más?

¿A quiénes están orientados los servicios de la Asociación?

Principalmente atendemos familias, pero también empresas y entidades sin ánimo de lucro para alcanzar los objetivos sociales de nuestra asociación.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes con los que os encontráis? 

Sobre todo problemas de comunicación y de establecimiento de reglas para la convivencia. Clarificar objetivos, aprender a escuchar y empatizar con los demás son las principales herramientas para establecer una comunicación fluida y unas relaciones satisfactorias.

¿Qué tipo de terapia aplicais? ¿Nos podrías describir cómo es una primera sesión?

La verdad es que somos bastante eclécticos, utilizando la forma terapéutica que más se adapte al paciente y al problema. Podríamos decir que las que más utilizamos son las orientaciones cognitivo conductuales, la terapia familiar sistémica y el constructivismo.

La primera sesión, por lo general está centrada en obtener información acerca del problema que motiva la consulta, y en el establecimiento del vínculo terapéutico y un clima de confianza.

¿Cuáles son  los pasos previos al diagnóstico?

Delimitar las expectativas de los pacientes y los modos de trabajo que van a ser aplicados por los terapeutas.

En ocasiones, son los propios familiares de los pacientes los primeros que se interesan en la búsqueda del profesional para ayudar a su allegado. ¿Cómo se abordan estas situaciones cuando el paciente no es el convencido de acudir a un terapeuta?

Normalmente, esto sucede con los adolescentes y en ese caso lo más importante es no posicionarse ni del lado de los padres ni del lado del adolescente, sino favorecer que cada miembro de la unidad familiar, especialmente los adolescentes, puedan expresar cualquier idea, sentimiento, cualquier cosa que pase por su cabeza sin temor a ser juzgado o a que se vaya a traicionar el secreto profesional con cualquier otro miembro de la familia.

 ¿Qué ventajas consideras que aporta la terapia online al paciente?

Inmediatez, comodidad, evitar desplazamientos y el miedo a que otras personas sepan que está acudiendo a terapia puesto que aún existe el estigma social hacia los usuarios de servicios psicológicos.

¿A través de qué métodos asesoráis a los pacientes que no están físicamente cerca de la sede de la Asociación?

Utilizamos todos los medios tecnológicos al alcance de los usuarios, priorizando aquel con el que se sientan más agusto.

Es fácil que los pacientes encuentren en internet y otros medios anuncios y reclamos de personas que ejercen actividades terapéuticas o de coach pero que no son psicólogos ni profesionales. ¿Qué le recomiendas a estos pacientes que no saben a quién acudir? ¿Cómo diferenciar del profesional válido del que no lo es?

Buscando en esos mismos medios más información de otros usuarios sobre cómo les ha parecido la atención recibida. Por cada “charlatán”, habrá varios comentarios de las personas a las que ha “engañado” con falsos servicios profesionales.

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