En el momento en el que se pasan ciertos límites de apego entramos en el campo de la dependencia emocional. La persona que sufre este tipo de dependencia tiene la necesidad de estar con su pareja el mayor tiempo posible. No hablamos de tener ganas de ver a una persona. Todos hemos sentido que queríamos estar con alguien y todos hemos echado de menos. La clave está en esa palabra: necesidad. El que asume el rol de dependiente en una relación se siente solo y desamparado si no tiene la compañía de esa persona. No es lo mismo necesitar que desear. Cuando realmente necesitamos a alguien, es probable que nos encontremos en una relación tóxica.
Defender esa relación puede suponer la pérdida del vínculo afectivo con familiares y amigos. Aunque en su entorno se aprecie un sufrimiento derivado de una relación más bien tóxica, las personas con dependencia emocional no aceptarán consejos y se enfrentarán a aquellos que intenten interponerse. De hecho, es habitual que se idealice a la pareja, un ser superior que merece respeto y halagos.
Rasgos de una persona dependiente
Es fácil identificar a aquellas personas con dependencia emocional, ya que todas ellas presentan unas características comunes:
- Baja autoestima, inseguridad, falta de confianza y sentimiento de inferioridad.
- Sentimientos de culpabilidad y malestar. Los dependientes creen que son los causantes de todo lo malo que puede ocurrir en la relación.
- No asumen responsabilidades. Aquí entra la dificultad para expresarse y para dar su opinión. Prefieren callarse y agradar a los demás.
- Dificultad a la hora de tomar decisiones. No son capaces de hacer cosas por sí solas. Involucran a su pareja en todas las actividades o piden su opinión antes de tomar cualquier decisión.

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- Miedo a la soledad, a perder a tu pareja y tener un vacío que solo puede llenar esa persona.
- Manipulable.
- Su felicidad depende única y exclusivamente de su pareja. No disfruta de amigos, familiares o aficiones.
- Al final, esto deriva en un acercamiento a un aislamiento social voluntario: el dependiente solo quiere estar en contacto con su pareja. No se adapta a otras personas, lo que le llevará a tener problemas en su entorno (por ejemplo, en el ámbito laboral).
- Al contrario que los dependientes emocionales, sus parejas mostrarán rasgos completamente diferentes en su personalidad:
- Una autoestima muy elevada, que compensa la poca autoestima del dependiente.
- Complejo de líder, dominante.
- Manipulador.
- Proyectan una buena imagen hacia el exterior: son personas encantadoras y con sentido del humor. Todo el mundo les aprecia.

La autoestima como solución a la dependencia emocional
- Para empezar, hay que reconocer que existe un problema. Es el primer paso para seguir adelante: ser honesto y aceptar que algo no va bien. La única solución para dejar de ser dependiente emocional y tener una mayor autonomía o independencia es trabajar la autoestima.
- Es hora de centrarte en ti mismo. Olvídate del resto. Es tu turno: conócete, explora tus deseos y ten aficiones. Esto es fundamental para tu desarrollo personal. Tú eres el responsable de tu felicidad y tú decides qué hacer en tu vida.
- Reactiva tu vida social. Nunca es tarde para relacionarse con otras personas.
- Toma decisiones y exprésate. Recuerda que practicar la asertividad significa que puedes dar tu opinión y eso no significa dejar de respetar a los demás. No tengas miedo a decir «no» y anímate a decir «sí».
- Deja de idealiza el amor. No hay unas pautas que establezcan cómo deben ser las relaciones de pareja.
- No te compares, no busques aprobación ni cumplir las expectativas de otros.
- No olvides que siempre puedes buscar ayuda profesional si lo necesitas.
El cambio nunca es fácil y habrá momentos complicados en ese proceso de adaptación. Pero hay que ser valiente. Lo importante es salir de la zona de confort y afrontar este cambio con una actitud positiva. La vida es bonita con amor, aunque tenemos que aprender a estar solos y a disfrutar de la vida sin pareja. Quererse a sí mismo es lo primero. Una vez hayamos entendido que no necesitamos la compañía de otras personas para ser felices, estaremos preparados para querer de una forma sana y disfrutaremos realmente de las relaciones en pareja.
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