¿Has oído hablar del negaholic o negahólico? ¿Eres de esas personas que no puede librarse del no en la boca? ¿Te pasas el día quejándote? ¿Eres una persona pesimista? Si la respuesta es sí ya sabes lo que es un negahólico: ¡tú!
Este concepto, que no es más que una buena forma de llamar a los pesimistas -según la RAE un pesimista es todo aquel que “que propende a ver y juzgar las cosas por el lado más desfavorable”-, sólo es una estrategia para vender más libros. Pero no por ello deja de ser una realidad.
Así Chérie Carter-Scott, autora del libro Negaholics: How to Overcome Negativity and Turn Your Life Around, define a un negadicto como «la persona que presenta adicción al pensamiento negativo» y entiende como pensamiento negativo «un síndrome que hace que las personas, de manera inconsciente, limiten sus capacidades convenciéndose de que no pueden conseguir lo que desean y saboteando sus deseos y sus sueños».
¿Por qué soy una persona negativa?
Vivimos en un mundo realmente complicado, donde los extremos están más presentes cada día y en el que ni unos ni otros son sanos. El fuerte estrés al que nos somete nuestro ritmo de vida y la sociedad en la que vivimos nos pueden conducir fácilmente a la negatividad.
Esta surge como un mecanismo de supervivencia: prepara al ser humano para defenderse de lo peor. La única forma de huir de la negatividad es luchar contra ella mediante el optimismo, pero sin dejarnos atrapar por él o de igual modo caeremos en un extremo insano.
¿Cómo me afecta la negatividad?
Para Michael S. Hyatt, empresario y autor de referencia en temas de liderazgo empresarial y transformación personal, habla de los numerosos efectos de la negatividad:
- Mata tu creatividad y la de las personas que te rodean.
- Te daña emocionalmente. Diferentes investigaciones han demostrado que el pensamiento negativo se agarra con fuerza a nosotros hipotecando por completo nuestra sensación de bienestar.
- Te rebaja profesionalmente ya que la ausencia de motivación supone una traba a tu desarrollo laboral.
- Perjudica tus relaciones. Una persona pesimista que sólo transmite lo peor acaba por convertirse en tóxica.
¿Se puede dejar de ser negativo?
Aunque creas que no, se pueden reconducir todos esos pensamientos apocalípticos hacía una actitud más positiva y constructiva. Henrik Edberg recoge en su blog The Positivity Blogalgunos consejos para lograr encontrar ese nuevo camino hacia una vida “más ligera y no tan pesada”.
- No dejes espacio a la negatividad. “Lo que dejas entrar en tu mente durante tu día regular tendrá un gran efecto en cómo piensas y sientes”, explica Edberg, que aconseja eliminar cualquier fuente de negatividad de nuestra vida. Ya sean personas, un sitio web o un programa de televisión.
- Busca el lado positivo en las situaciones negativas. Para Edberg “una de las mayores diferencias entre un optimista y alguien que deja que los pensamientos pesimistas nublen su mente es cómo esa persona percibe un revés u obstáculo en la vida”.
Ante una situación negativa el experto recomienda hacerse algunas preguntas: ¿De qué manera mi mejor amigo o padre me apoyaría y me ayudaría en esta situación? ¿Qué hay de bueno en esta situación? ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué puedo hacer diferente la próxima vez para tener un mejor resultado?
- Haz ejercicio de forma regular. A Edberg un pequeño entrenamiento de 20-30 minutos le ayuda a liberar tensiones y estrés, alejarse de preocupaciones y sentirse fuerte.
- No magnifiques los problemas. Tendemos a hacer de un grano de arena una montaña. Antes estas situaciones Henrik vuelve a proponer una pregunta: ¿Esto importará en cinco años? ¿O incluso en cinco semanas?
- Agradece lo que tienes. Es muy fácil que el prisma de la negatividad nos empañe todas las cosas buenas que tenemos en nuestro día a día. “Tómate un minuto mientras se levanta de la cama por la mañana o entra por la noche y preste atención a algunas de esas cosas”.
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