redes sociales psicologia siquiaHoy en día vivimos en un mundo que se desarrolla por y para la tecnología. Trabajar sin ordenador nos evoca al siglo pasado. Realizar compras o gestiones económicas a través de Internet no es inusual. Enviar una carta o incluso llamar por teléfono no está en la orden del día: ahora contactamos mediante WhatsApp o nos citamos vía Facebook. Nuestras relaciones dependen en gran medida de las redes sociales y, en consecuencia, nuestro estado emocional depende del uso que hacemos de ellas.

Desde hace unos años, sociólogos y psicólogos de todo el mundo estudian el efecto de las redes sociales en el desarrollo de las relaciones interpersonales, llegando a conclusiones de toda índole, algunas de ellas incluso alarmantes. Este es el caso de dos recientes estudios de origen anglosajón que, si bien no han revolucionado el sector, sí han generado cierto revuelo, en tanto que han puesto el centro de su diana en las dos grandes redes sociales del momento: Facebook y Twitter.

Las redes sociales al descubierto

El American Journal of Medical Quality publicaba un atrayente artículo cuyo eje de estudio fue el uso de los ‘Me gusta’ de Facebook en el ámbito sanitario. Bajo el título Do PatientsLike” Good Care?: Measuring Hospital Quality via Facebook, el estudio analizó el número de ‘Me Gusta’ que registraban las páginas de Facebook de cuarenta hospitales de Nueva York. El análisis buscó la relación existente entre el número de “likes” con la mortalidad y recomendación de cada hospital, llegando a la conclusión de que aquellos hospitales con mayor tasa de mortalidad eran aquellos que menos “likes” registraban en Facebook, a diferencia de los hospitales que recopilaban un ratio de mayor tratamientos completados con éxito, los cuales sumaban un mayor porcentaje de “me gusta”.

Twitter y los foros de debate son el ojo del huracán del estudio Harnessing the cloud of patient experience: using social media to detect por quality healthcare, publicado en el BMJ Quality and Safety. En este caso, el análisis se centra, de forma más genérica, en la experiencia de los pacientes en el momento de hallar respuestas médicas rápidas a través de Internet. En este caso, los resultados ponen en duda la fiabilidad de las fuentes que reciben más tráfico de visitas – Yahoo Respuestas, Twitter u otros foros abiertos – y se cuestiona si el rápido feedback que se produce entre pacientes – y no con profesionales – puede o no realmente proporcionar información de calidad.

Profesionales frente al mundo 2.0

Los estudios nos revelan una realidad que no podemos obviar pero, más allá de la recopilación de datos, ¿qué opinan los expertos? ¿Aprueban la irrupción de las redes sociales en el sistema relacional de la sociedad?

Para Raquel Caballero, coach en Inteligencia Emocional, las redes sociales tienen un valor incuestionable de transparencia personal. “En las redes sociales es difícil mentir, por no decir imposible”, explica. “Por ejemplo, en Linkedin no puedes mentir sobre tu currículum ya que el resto de usuarios puede valorarte, y en esa valoración puede estar la de aquellas empresas donde apuntas que has trabajado. Con el currículum en papel sí podías darte el lujo de mentir”.

Así pues, nos encontramos con que la idea de que en Internet toda persona puede ser quien quiera ya no es válida. Caballero matiza que “Internet dice muchas cosas de ti sin que te des cuenta ya que desde el inconsciente plasmamos todo nuestro interior, brindando una transparencia enorme en las redes sociales aún sin ser conscientes de ello”. Por esta razón, esta coach afirma que actualmente es posible conocer a una persona a través de las redes sociales antes de conocerla en persona.

¿Es eso positivo? Para Raquel sí, sin duda alguna, en tanto que las redes sociales aproximan a muchas personas que se consideran raras o introvertidas para que se puedan expresar libremente. “Quizás incluso en un grupo de amigos esta persona no se abrirá del todo pero a través de las redes sociales e Internet sí se verá capaz de hacerlo, permitiendo al resto de usuarios poder conocer mejor a esta persona”.

El psicólogo y presidente de la Fundació Congrès Català de Salut Mental, Josep Clusa, también hace un flaco a favor a las redes sociales. Para este especialista del sector, el efecto de las redes sociales ha sido acercar al individuo al interés y a la consciencia de las patologías que pueden envolverle. En este sentido, Clusa apunta que existe una “importante imposición del apoderamiento [toma de consciencia de las dolencias] gracias a las redes sociales e Internet”. No obstante, también matiza que “todo depende del uso que se haga de ellas”, ya que tanto pueden ayudar al citado apoderamiento como pueden terminar aislando al individuo.

Acerca el uso de dichas redes también incide el doctor en Antropología social, Ángel Martín, quien sintetiza el aislamiento o acercamiento social que pueden ejercer las redes sociales con un sencillo ejemplo: “Ir a tomar unas o muchas cervezas con unos amigos después de trabajar es saludable. Lo insano para el interior emocional del individuo es ir a tomar las mismas cervezas después de trabajar pero completamente solo”.

No es oro todo lo que reluce

En el ámbito de las redes sociales, como sucede con todo lo que nos rodea, también hay lugar para críticas. El psicólogo peruano Marco Peña, profesor de la Escuela Profesional de Psicología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima (Perú), ha dedicado gran parte de su trabajo al estudio sociológico del efecto de las redes sociales digitales. ¿Qué causas personales existen para buscar las relaciones sociales virtuales? o ¿qué consecuencias tiene las interacción social en estas redes para el individuo en sí mismo y a su entorno social? son las principales cuestiones que han motivado sus estudios.

Para Marco Peña todo se resume al anonimato. El experto apunta, coincidiendo con las teorías de la coach Raquel Caballero, el doctor Josep Clusa o el doctor Ángel Martínez, que el anonimato incentiva la “facilidad de explorar nuevos aspectos de la personalidad” y “define a las personas en sí mismas”. No obstante, para este psicólogo el anonimato que brinda las redes sociales también motiva la aparición de formas negativas de hacer uso de ellas como “la extracción de información, la expansión de rumores o el control abusivo de la información”. Peña también apunta que el sistema comunicativo cambia por completo estableciendo un modelo “perjudicial” para las relaciones reales.

En este sentido, desaparece la comunicación no verbal que se compensa con la aparición de los famosos emoticonos; ello, no obstante, sigue provocando la mala interpretación de lo escrito. El distanciamiento físico entre las personas es más que evidente y el problema sale a la luz cuando el contacto virtual se sobrepone al contacto real. Además, Peña matiza que el mayor peligro de las redes sociales es que, aunque se logre transparencia, paralelamente el individuo pierde privacidad y, en tanto a ello, seguridad.

La redes sociales pueden ayuda o aislar al individuo. Como suele pasar con todas las cosas que nos rodean, todo depende del uso que hagamos de ellas. Ni blanco, ni negro. Evitemos los extremos y hagamos un uso consciente, responsable y sano.